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viernes, 21 de junio de 2019

PROMESAS DE VERANO


Comienzo este post, el número 500, cuando es el solsticio de verano, 21 de junio, el día más largo del año. 500 escritos al espacio cibernético, a muchos, a nadie. Tengo la tentación de repetir la letanía de los que no leen, de los que leen pero no comentan, de los aversi… Esta vez no, me he cansado.

Es viernes, promesa de mucho. Aún tengo trabajo. Además, trabajo urgente. Intentaré hacerlo hoy para no ir corriendo el sábado, domingo y lunes (todo debe estar preparado para el martes). Intentaré hacerlo hoy porque huelo a vacaciones, verano, tiempo libre.

Para mí el verano es promesa de lecturas sin tiempo, sin horarios. Tengo tantos libros aplazados que necesitaría dos veranos. Pero cundirá.

El verano es también dejar el reloj en la mesita de noche hasta finales de agosto. Fin de la disciplina, las legañas, los horarios y la sensación -que raya con la ansiedad- de que no llego a todo.

El verano es viaje, como fuera de casa en ninguna parte. Este año iré a Viena, a ver si me empapo de Wittgenstein y de Freud, de ópera y de Sissi, de Danubio (incluso de Danubio azul), de Zweig, de café y de tartas. Me encanta planificar viajes; también hacerlos, pero eso es otra cosa.

Y siempre me viene a la cabeza esta optimista canción de Amaral, que dedico a los menguantes frecuentadores de esta bitácora a los que deseo feliz verano y prósperas vacaciones, viajes, felicidad, libros, playas y piscinas, comidas apetitosas y éxtasis de piel ajena.


https://www.youtube.com/watch?v=G-MH-7BmAhc


Procedencia de la imagen:
https://pixabay.com/es/photos/hipster-sombrero-gafas-de-sol-playa-863370/

martes, 11 de junio de 2019

ALERGIAS (A ALGUNOS)


Algo misantrópico sí que soy.

No full time, no con todo el mundo, pero sí con algunos. Ésos que llaman personas tóxicas. Me desagradan sobremanera, me repelen. Con la de gente maravillosa que hay en el mundo: cultos, chispeantes, proactivos…

Y luego están los prepotentes, los vanidosos, los imbéciles (voluntarios), los orgullosos de su ignorancia, los violentos…

Siento por todos ellos una alergia irrecuperable. Pero muy especialmente por los que poseen (y alardean de ello) soberbia moral. Son los propietarios de la verdad, los que están siempre varios pisos por encima del común de los mortales, los que juzgan pero nunca pueden ser juzgados, los que no escuchan ni contemplan más opción que la suya (la única, la mejor).

No les voy a dedicar más tiempo. Me voy a pasear. Por el Ser.


Prodecencia de la imagen: