“…¿por qué evocar ahora un tiempo que no existe, un tiempo que es arena sobre mi corazón?“
Julio Llamazares: La lluvia amarilla
Unas horas. Apenas, tan próximas. La luz del día, muy leve aún, se filtra por los visillos. Lo miro. El hombre que me ha amado, al que he amado y recorrido con mis ojos, aún turbados e imprecisos, con la calidez común de los cuerpos en una mañana de junio. La biología de los hombres es exuberante, incluso cuando duermen; es expansiva. Pero él había conducido su deseo, había inventado palabras para nombrarlo, y había creído en esos sonidos que hablaban de amor, de futuro, de piel que es también metáfora de geografías por conocer, ansiedad por decir, no sólo hacer. Él había guiado su deseo por el laberinto de los encuentros y había encontrado el modo de decírmelo, en susurros, sólo para mí; efímeramente, como todo lo esencial.
Sigo observando: nada ocurre, únicamente el automatismo de la respiración. Mi cuerpo es más pálido, pero las sombras hacen que se confunda con el suyo; también las temperaturas se mezclan. Mis dedos se acercan a él, pero no sé, hasta que lo alcanzan, a qué piel han llegado, hasta que la acarician con extrema lentitud, hipnóticamente, sin dejar de mirar a este hombre, en silencio, casi sin movimiento. Es el placer de lo real en lo posible. Me demoro en el calor y en un tiempo irrelevante. Y tengo que cerrar los ojos, imperceptiblemente para él, y me recorre el universo desde las rodillas al corazón. Él duerme. Es un dulce dejarse llevar, seguir tan cerca de sus párpados cerrados que he descuidado unos segundos.
El deseo es diverso: hay dulzura y hay éxtasis. Mi respiración se acompasa a la suya. Él se mueve y la severidad de sus piernas roza las mías. Qué distintos. Pienso por un instante que va a despertar. Se queda con el cuerpo tendido hacia arriba. ¿Cómo hemos llegado a esto?, ¿quién dijo las primeras frases?, ¿cómo supimos traducir las sonrisas y el brillo en los ojos?, ¿hemos apaciguado ya la sed de amor?, ¿o sólo hay una sutil combinación de hormonas y alguna ficción cómplice?
Necesito saber, que me diga de nuevo algunas palabras que quiero escuchar, que las invente otra vez. Decirle también. Pongo la mano sobre su pecho, sin llegar a tocarlo; espero que abra los ojos para preguntarle por esa pasión súbita de hace unas horas, qué ha sido de ella, si ha germinado, qué es esto y qué espera de mí: ahora, al despertar, para que la reflexión no quiebre la sinceridad. Pero los segundos que van pasando, los minutos ya, no trascienden el simple pensamiento, quimera de unas palabras que entonces pudieron ser pronunciadas. No me atrevo a despertarlo, quiero recrearme en estos escasísimos momentos. Ver dormir a alguien por primera vez es seguramente haber entrado para siempre en su intimidad, más aún que abrir el armario donde guarda su ropa, hasta la más privada, que reposa cuidadosamente doblada en un cajón; más aún que leer furtivamente sus cartas antiguas y lamentar sin rabia los años perdidos. Es el tiempo en que nos fijamos en el tono preciso de su cabello, en el aroma nítido que lo envuelve, en los detalles que tatuaremos en la memoria ya para siempre.
Algunas fantasías son conversaciones, nada más, quebradizos edificios de frases luminosas. Las mujeres lo sabemos: necesitamos hablar, que nos hablen. De amor y banalidades, de vida cotidiana. De mañana y ayer. ¿Es por eso tan difícil? Ellos no siempre saben que la intimidad esta hecha de verbos, que las palabras son los ladrillos con que una pareja construye sus proyectos, son un perfume indeleble en el que poder aislarse del mundo y vivir bajo sus reglas.
Miro sus párpados cerrados, esa piel delgada y blanca que no hay en ninguna otro lugar de un hombre: hay que viajar al cuerpo femenino, donde sí se encuentra, frágil y transparente. Como lo que decimos, el cuerpo puede estar hecho de suavidad o de asperezas. Quisiera besarlo, pero temo despertarlo. Lo rodeo con mis piernas, sin tocarlo. Él podría abrir los ojos en cualquier momento y encontrarme confusamente desnuda sobre él. Qué pensaría. Es equívoco, o tal vez no. Deseo, imagino, me dejo llevar, recreo sus palabras e invento las que no dijo: él hablaba desde el pasado y también desde el futuro, desde las imágenes de sus sueños y desde un porvenir siempre improbable. Tal vez el amor es sólo una creación infrecuente que pasa a veces y habla un idioma que súbitamente reconocemos. No dejo de vigilar la quietud de cerradura de sus pestañas. Disfruto de un instante de eternidad. Y recuerdo el tenso deseo ahora amortiguado. No necesito más. Quiero que él despierte, pero temo al presente y me demoro en erráticos pensamientos.
Su rostro es sereno: la regularidad de su respiración me tranquiliza. Él sigue durmiendo. Me acomodo de nuevo en el hueco que aún conservan las sábanas, tan cerca, y cierro los ojos. Dejaré que despierte, que vigile mis párpados, mi piel tibia y tan distinta, que recuerde y busque palabras. Dejaré que ansíe intimidad y que su deseo me busque y reconoceré las exigencias de mi cuerpo, ahora apaciguado como las aguas de un lago que nadie contempla. Pasarán tal vez horas, es temprano. Mis pulmones y los suyos se acompasan otra vez. Cómo nombrarlo. Dejaré que me despierte.
¿Cómo nombrarlo? Es difícil. Tiro del recuerdo. Cojo un papel. Escribo:
ResponderEliminar"Tu mirada es el verbo cuando el aire
vibra sobre el sudor de nuestros cuerpos."
Siento, me diluyo en lo que fue...
"No está, y siento el oleaje entre mis piernas".
Suspiro.
Recuerdo los versos de una canción:
"Pecho contra pecho
el tiempo que dure el mar".
Abro un libro:
"Mi recién conocida Loba
no nos pidamos groseras garantías
Que dure un día un año un mes
es lateral en el amor
Que se acabe es su precio
Que duela luego es su victoria
Seamos los servidores del amor
y jamás sus contables
Cierto que viene para irse
(Como nosotros
Como nosotros)"
Te releo y leo a CrisC:
"Amar es una liturgia en la que se devora un cuerpo".
¿Cómo nombrarlo? No sé, no encuentro una única palabra que sea capaz de describir el mejor banquete para los sentidos.
Un abrazo Atticus!!
He leido con gran atención tu amable y vitalísimo comentario. Una vez esta mañana, otra ahora. ¿De qué libro extraes esos hermosos versos? Me gustan especialmente estos:
ResponderEliminar"Que se acabe es su precio
Que duela luego es su victoria
Seamos los servidores del amor
y jamás sus contables".
Lo que dices tiene un tono que parece contradictorio sin serlo: tenue y ligero, pero también hondo y complejo. Intenso, pero no dramático. Erótico, sin la menor duda, y también elegante. Mucho.
Tienes razón: es un banquete para los sentidos, pero no solo. Se ama con todo, con todo se desea. No se puede separar: la entrega es de la biología, pero también de las palabras con que se designa ese deseo. A veces amamos esa piel, pero también las palabras con que quisiéramos hablar de ella, el tono de voz con que nos dirá "Buenos días", lo que nos traerá el teléfono, esa huella que ha quedado en la memoria y que vuelve como las mareas...
Los versos por los que me preguntas son del poema " Lo fugitivo permanece y dura", de "Las rubáiyátas de Horacio Martín", por Félix Grande.
ResponderEliminar¡A mí también me encantan! :-)
Y sí,con TODO se ama, con TODO se desea. Ese buenos días es un deleite para quien lo escucha,los sentidos captan la esencia de cada instante haciéndolo inolvidable... Y recuerdas, recuerdas ese buenos días, pero siempre envuelto en un aroma, o bañado por una luminosidad concreta, o acompañado de un suspiro, o abrazado a un tacto que jamás olvidarás, a un timbre, a una mirada, a un gesto... Esas pequeñas cosas lo harán memorable... No es el buenos días del albañil (en mi caso)ni el del estudiante (en el tuyo). Hay matices,hay intensidad que busca un nombre, una frase... Es la magia de un buenos días :-)
Con TODO se ama, con TODO se desea.
Seguí pensando en tu post y recordé este fragmento: (lo he recortado un poco para no extenderme demasiado)
ResponderEliminar"(...)le separa las piernas, cada gesto que no conocía se le graba en el cerebro, está más lúcida que nunca, ve su cuerpo en el RECUERDO, (...)sin haberlo aprendido nunca ya entiende su LENGUAJE, quiere que la devaste por completo. (...)Sí, ojalá él pudiera atravesar su CUERPO y su CABEZA para siempre. DEJAR DE PENSAR. Con el cuerpo extendido, de repente le toca un punto sensible, ahí abajo, dentro, tan lejos, ella no ha dicho nada, sus pupilas se dilatan hasta la locura, tiene la sensación de que algo se vacía, como un alivio, y se abandona...
(...)Entonces él sonríe por primera vez, le acaricia suavemente la cadera.
-La aurora. Mi aurora.
(...)Esta noche contempla un torso vivo, una carne compacta, por la que fluye el oro blanco, Camille, su Camille, su discípula.
Auguste esta ahí, de pie, ante ella, inmóvil, ebrio para siempre de ese instante, de esta hoguera que, casi a los cuarenta y cinco años, acaba de consumir su cuerpo, hasta las entrañas. A partir de ahora, su vida no existe sin ese momento, son inseparables. Es un hombre indefenso, casi en peligro frente a esa muchacha que acaba de darlo todo, así, con una energía triunfal. Siente sus brazos torpes, demasiado ligeros, demasiados débiles, lentos para abarcar ese torrente que caba de INUNDARLE EL CORAZÓN Y LA MENTE.
(Anne Delbée_Biografía de Camille Claudel)
Por cierto CrisC, este momento se inicia con una blusa...;-)
Me siento próximo a este modo de sentir. No conoceía esa biografía, aunque sí la historia entre Camille Claudel y Rodin. Hace muchos años estuve en París, en su museo, y me interesó.
ResponderEliminarMe asombra que estés despierta a las 7:19, trabajando, y con la mente tan despierta y sensitiva.
Y lo de las blusas... Mmmmmm... Noas gustan a todos, que suavidad, por dentro, por fuera, que roces, qué texturas...
Cuando leí este texto, hace ya, escribí a Atticus un email. Lo resumo:
ResponderEliminar“Vaya un cabronazo que estás hecho. Estoy impresionado.
¿Cómo puedes elaborar un discurso así, tan íntimamente femenino? Nadie diría que lo ha escrito un hombre. Yo soy incapaz de esa incursión en la piel de una mujer.
Se ha escrito que en el dormir del hombre las mujeres hallan a la fiera calmada, diluida en lo que tiene de niño, vulnerable y acogedor. Un hombre que duerme concita en ellas dos pulsiones: la de la hembra y la de la madre.
Cuando escribes eso de "preguntarle por esa pasión súbita de hace unas horas, qué ha sido de ella, si ha germinado", estás dibujando una perplejidad femenina que es casi un arquetipo. Porque ellas se sorprenden de ese salto que los hombres damos desde la pasión que ellas interpretan como amor (y no digo que no lo sea muchas veces, lo es) a la relajación que interpretan como abandono (no lo es).
Se lo voy a enviar a algunas amigas, pero creo que les voy a decir que lo he escrito yo. Juas, juas, juas...
Impresionado (cabronazo)”.
Pues eso.
Pues sí, es cierto, a mí también me dejó con la boca abierta!!! Me impresionó mucho la manera de meterse en el pensamiento de ella como si fuera una XX. Me quedé loca, ¡LOCA! :-) Disfruté muchísimo con su lectura. Enhorabuena Atticus, es un texto muy bueno.
ResponderEliminar¡¡¡AtticuXX!!!
ResponderEliminarNo sé si tomármelo a bien, a mal o a peor. Lo de "cabronazo" lo entenderé como envidia malsana (no hay otra). Gracias, pues. Estoy agradecido también a Clothobobardi, alguna mujer me ha dicho lo mismo. No sé. Intenté hacer un relato erótico, pero me salió esto. Por lo que parece, no muy mal. Por cierto, Cloth, si escribiste esto a las 16:05 es que no estabas en la Fundación Mapfre. Ya escribiré al respecto. He llegado hace pronto de Madrid.
ResponderEliminar¿Soy un XX o una XX? ¿Un gay vertical y un hetero horizongal? ¿Un heterogay? Qué complicada es la vida y más aún la literatura...
Jajaja... No, al final no pude pasarme por la Fundación Mapfre, aunque me quedé con las ganas
ResponderEliminar:-) Soy una apasionada de la pintura y puedo ver la misma exposición diez veces que no me aburro. Estuve entregada a un plano topográfico que no podía esperar.
Respecto a lo que eres, tú eres tú. Lo cierto es que en una primera pasada, el narrador parece una mujer (visto desde mi experiencia), pero perfectamente podría ser un hombre (¿Por qué no?). Creo que a veces se tienen muy estereotipadas algunas maneras de sentir. Creo que existen hombres que pueden vivirlo así (mejor dicho, lo afirmo. Ya me he quedado hablando con alguno hasta altas horas de la madrugada después de haber sido vapuleado por una XX o un XY), y creo que hay mujeres que no se verían identificadas con el texto (aunque podrían ver reflejado en él a la otra persona. También conozco a varias. Lo dicho, por supuesto que se puede ser hombre y sentir de esta manera).
No sé si serás una XX,un XX, un gay vertical, un hetero horizontal o un heterogay. A veces no existe un nombre, ¿o sí?
Atticus... Eres Atticus :-)
Mmmmm... Sigo pensando en el lenguaje...
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=lYNWKaarYaM&feature=related
Pues verás, tras dos horas de cola, a mediodía, finalmente pudimos entrar. Menos mal que a la gente no le va el arte y la cultura. Yo lo que quiero es vivir en un país de analfabetos, sólo por evitarme estas colas... Por cierto, al final fuimos cinco o seis compañeras de trabajo y yo. Empiezo a preocuparme; encima, ya sabes, el castigo al macho y la guerra de sexos es un clásico en estos casos. Bueno. A estas alturas de mi vida no me apetece tomarme esto muy en serio. Lo malo es los (y las) que sí se lo toman en serio. Relativizar un poco es necesario; relativizarlo todo es un error muy grande que nos conduce al desequilibrio, el desaliento y la indiferencia.
ResponderEliminarDemasiado estereotipo. En el fondo todo esto ayuda a no pensar: las consignas, los tópicos, el pensamiento único... Todo lo hacen previsible, demasiado fácil. La realidad no es así. Un día de estos aparecerá por estos andurriales mi amiga Green Eyes y lo confirmará.
Comprendo que no vinieras: donde esté un plano topográfico que se quiten Renoir y Manet, que eran unos raritos desaseados.
Miraré cuando pueda su sugerencia de Amèlie. Es que este ordenador no tiene altavoces y quiero saber exactamente lo que quieres decir con esas palabras y esa sugerencia.
Lo del plano topográfico es como lo de la razón que trasciende la legitimidad fenoménica para adentrarse en busca de lo incondicionado. Apasionante.
Pero, por favor, andesté un plano topográfico que se quite todo lo demás: un renoir, un boudoir, un manet y hasta punset con sus cinco mil amigos en el féisbuq.
ResponderEliminarA mí es que la cosa topográfica me pone, sobre todo porque trasciende la legitimidad fenoménica para adentrarse en busca de lo incondicionado. A ver si no.
Jajaja... :-) Si vierais mi cara... Jajaja
ResponderEliminarSí, totalmente de acuerdo,es como lo de la razón que trasciende la legitimidad fenoménica para adentrarse en busca de lo incondicionado. Da para escribir una novela... Jajaja...
Atticus, ante todo te ruego que no te enfades... Que te lo digo con mucho cariño y desde mi poco entendimiento. Así escrito creo pillarlo pero si me lo llegas a decir en persona y de carrerilla... Un besín!!
Me ha gustado esa inseguridad femenina tan bien descrita. Las frases breves le dan intensidad al texto. Me ha gustado, pero me gustaría hablarle al autor sobre algún detallito, si me lo permite, claro.
ResponderEliminarSaludos Atticus.
¿Algún detallito, Rachel? Me das más miedo que la búsqueda de lo incondicionado en feisbuc. Pero gracias.
ResponderEliminarUn día, este verano, me dedicaré a escribir sobre Kant para legos (que no lelos). Ayer les dije a mis alumnos que el fenómeno es lo hormonal, el sexo, lo carece de artificio; por su lado el noúmeno es todo lo que se le añade y no está: las creencias, expectativas, literatura... Naturalmente, suele venir junto pero no es lo mismo. No sé si es un buen ejemplo, si lo entenderán o me denunciarán por corruptor de menores. Lo que sea.
Esto de la filosofía, estoy pensando, da para espantar más que para que te quieran. Al contrario que la literatura: le dices un buen par de versos a un alma cándida y cae, seguro. Pero le largas a alguien lo antedicho y antes de que termine la frase está tomándose una horchata en Oslo. Bueno, mientras te lo tomes con humor, Cloth, lo acepto. Lo malo es que luego va CrisC, apostilla, y entonces sí que has quedado mal, pero very very mal.
ResponderEliminar¿Tú crees que da para espantar más que para que te quieran? Yo creo que no. Está bastante equilibrado. :-) Veo varias posibilidades claras:
ResponderEliminar1) Te acercas a una chica que solo está buscando unas facciones concretas, unos pectorales no sé cómo... Da igual lo que la cuentes. Si cumples, perfecto. Si no cumples, adiós.
2) Te acercas a otra más curiosa y que en principio está abierta a todo. Pueden ocurrir varias cosas pero destacaré dos: que piense que eres una regadera con antenas de otro planeta, ponga cara de póquer y finja una llamada de aviso urgente,o bien que sonría. Si ocurre esto último ya te has ganado 10 puntos :-)Y la posibilidad de la horchata.
3) Que des con una Atticuss girl. Entonces ya está hecho. Se toma la horchata contigo. ¡SEGURO!
4) ¡Pero bueno! ¡Qué pasa con la chica que te mira! Sí, sí,¡la del taburete de atrás! De verdad, pero qué mal bicho estás hecho... ¡Anda que no fijarte en ella!! Jajajjaaja...
Y se pueden dar mil, cientos más de situaciones... Así que es muy posible que no te tomes la horchata solo :-)
Bueno, después de estas observaciones me dan ganas de seguir con la poesía, con la filosofía y con la horchata. Esta misma tarde me voy a Alboraya a tomarme una king size con unos fartons (sin segundas).
ResponderEliminarQué análisis más fino, Cloth, qué cabeza más ordenada...
Verás Atticus, he leído y releído el post varias veces y...
ResponderEliminarDescribes unas sensaciones, no sé si llamarlas, "tradicionalmente demasiado femeninas".
Titulas tu texto, indiscutiblemente hermoso, GEOGRAFÍA DEL DESEO pero con tus palabras embridas el deseo. Lo que tus palabras describen no es el deseo, es la calma sobrevenida tras el deseo satisfecho. Puede ser ternura, gratitud, reposo acompasado, caricias recordadas de enamorado...
La geografía del deseo es volcánica, devastadora, egoísta, precipitada, urgente, maravillosa.
Después, algunas veces, ocurre que disfrutas del sueño del amante, mientras el amante duerme, porque el deseo también descansa.
Es que si no descansara, ¡a ver quién lo sujeta! Vamos que yo al menos, lo despertaba.
Acepto la reprimenda. Tal vez debí titularlo "Geografía tras el deseo". Pretendía cartografía un instante, dos cuerpos y una evocación. Verás que en realidad casi no hay historia. Pretendí escribir un relato erótico más o menos convencional, y lo hice. Pero no me gustó. Y fui recortando en extensión y ahondando en las intensidad.
ResponderEliminarEstá hecho de frases que me han dicho amigas, y de mucho atrevimiento. Ya lo sé: soy un hombre, pero tampoco Julio Verne estuvo en la Luna y escribió sobre ella... (Sí, ya sé, no es lo mismo).
Me gusta la expresión "embridar el deseo": es algo característicamente humano, desear y poder embridar, reconducir, sosegar, disfrazar, enaltecer, transformar, agrandar... Pero no pretendía escribir sobre la represión, sino sobre ese instante en que reflexión y pasión se encuentran.
Qué final más sugerente el de tu comentario...
Pues eso, aunque no sé si entro en la categoría de "amiga virtual" ya tienes otro punto de vista.
ResponderEliminarEn semejantes esfuerzos y placeres no puedo evitar ser un pelín egoísta, por eso no me gusta mucho el pasteleo de los relatos que se entretienen demasiado buceando en lo profundo de dos cuerpos amándose.
Además creo que se suele aceptar que a las mujeres es esa la parte que más nos "convence" y mira, qué quieres que te diga...
Respecto al final del comentario, me lo has puesto a… tiro (no me va lo de embridar).
Punto de vista que agradezco. Siempre son bienvenidos tus comentarios, amiga virtual. Y de otros puntos de vista se nutre el conocimiento no dogmático. De manera que la disensión no sólo es tolerable, sino necesaria.
ResponderEliminarPor lo que dices de las mujeres, yo no me atrevería a decir ese tipo de cosas. Tal vez sea cierto en muchas mujeres; desde luego es falso en todas las mujeres. ¿Qué porcentaje? Lo ignoro y tampoco me preocupa. Conozco un par de ellas que se pondrían incondicionalmente a tu lado.
Creo que la mayor parte de la gente entiende lo de embridar como reprimir. A mí eso tampoco me va. Otra que se asoma por aquí de vez en cuando me dice siempre que se puede vivir sin muchas cosas, pero sin placer no.
"La geografía del deseo es volcánica, devastadora, egoísta, precipitada, urgente, maravillosa (...) por eso no me gusta mucho el pasteleo de los relatos que se entretienen demasiado buceando en lo profundo de dos cuerpos amándose (...) se suele aceptar que a las mujeres es ésa la parte que más nos ‘convence’ y mira, qué quieres que te diga"...
ResponderEliminarMe parece genial lo que dice Aliénor, y acuerdo con ello y con ella. Habrá que espabilar, pues hay mucho discurso pseudofemenino, cuando no espuriamente interesado, que sigue relegando a las mujeres, bajo palio de progresía, a una concepción y práctica del amor sentimentalizadas. A las mujeres, como a los hombres, el deseo puede abrirnos en canal y descuartizarnos como a un incauto el coro de las bacantes. Deseo, peligro. Y así debe ser. Lo demás son moñerías, sea cual sea su coartada ideológica.
Pues sí, de acuedo totalmente con lo del volcán... Jajaja... A muchas nos gusta esa geografía devastadora y urgente... Es más, diría que a todas... Aliénor... Estoy contigo :-)
ResponderEliminarBien, nos vamos poniendo de acuerdo todos (y todas). Me congratulo. Me molestan lo mismo a lo que se refiere CrisC: lo demás son moñerías, y ñoñerías, y bobaditas de niña que quiere quedar a salvo de la vida. Ella se lo pierde. Me avisáis de la próxima excursión al volcán...
ResponderEliminarNo esperaba menos de vosotras. Eso es vivir: Deseo, peligro.
Me encanta el texto Atticus.
ResponderEliminarDe acuerdo CrisC que el deseo es impulsivo, brutal y maravilloso pero existe una parte espiritual que hace saborear más los momentos, paladear las sensaciones, degustar cada punto y cada instante...,no creo que eso sea 'sentimentalizar' el amor, es disfrutarlo.
Hola de nuevo, Green Eyes, ya te tenía casi olvidada... (Imposible). Me alegro de que te guste, aunque tú ya lo conocieras.
ResponderEliminarMe parece que a veces nos empeñamos en separar lo que se presenta junto. No nos damos cuenta de que podemos analizar por separado dos elementos que no suelen presentarse más que unidos. Y se enriquecen, se retroalimentan.
Tengo la impresión de que has entendido "sentimentalizar" en otro sentido, que CrisC no quería decir que no hay que dotar de sentimiento al erotismo, sino que no hay que hacer de ello sólo sentimiento. Os conozco a ambos,no le hagas creer otra cosa, que tú no eres una mujer "al uso", es decir, al tópico más asimétrico y recatado que suele entenderse. Siempre me ha parecido que actuabas como una persona, como una mujer en segundo lugar. ¿Me estoy explicando?
¿Tas de acuedo, Clothbbi? ¿De acuedo? Ja, ja, ja...
ResponderEliminarAsí que a muchas os "gusta esa geografía devastadora y urgente"... Pues a ver esa lista. Te la cambio por unos cromos de bambi. O por un frigopié de sandía. Ea, sé buena.
Por cierto, Atticus y Clothbbi, ya veo que vais de ojitos últimamente en las foticos. Qué ricos, mi chico y mi chica.
¡A ver esos cuerpos gloriosos!
Me parece bien lo que dices, Greeny, y no estoy en desacuerdo contigo. Sólo que siento que esa "espiritualidad" tiene su fuego sagrado en el cuerpo, allá donde el deseo revienta y donde, yo lo sé, la mística aparece oblicua y obscurecida.
Tengo que decirte, CrisC, que no está ni medio bien aprovechar los blogs de otros para tirar los tejos a las que de buena fe desarrollan aquí sus ocurrencias y cosmovisiones. O sea, Cloth, que a ver esa lista, a mí, sin cohechos ni prevaricaciones, que os dejais engatusar por menos que un frigopié de sandía...
ResponderEliminarLo de los ojos, es verdar, pero es que yo estaba hasta el tupé del lector empedrado, así que me he hecho unos retoques y aquí estoy, un poc subido de color, así que como ya me han dicho que parezco un pitufo en Avatar, voy a recolorear el icono, esta vez de fucsia, por lo del frigopié.
Lo dices con palabras inmejorables: "tiene su fuego sagrado en el cuerpo". Claro, el materialismo no tiene alternativa: somos carne, uñas, hormonas, pelo (cada vez menos). Somos espirituales por eso, por eso inventamos el erotismo, la poesía, la mística. "Eros" es la palabra que aglutina lo que no debería separarse.
¡Por supuesto que estoy de acuerdo! Jajaja... ¿Queréis una lista? Tienen cabida todas las mujeres que conozco, TODAS, jajaja... Para el volcán... Pensé que os gustaría más un plano topográfico... Jajaja... Con valles, montes y... Mmmm...Los lugares podrían tener un código de colores en función de la intensidad del sismo provocado al... O al... O... Mmmm... Habrá que buscar otro código para eso...(¿una trama?) Jajaja... Sería un plano curioso... Lo siento, es deformación profesional... Jajaja...
ResponderEliminar¡Pero antes quiero el frigopié de sandía y los cromos de bambi! Jajaja... ¿Aunque podría añadir un huevo kinder? Por la sorpresa...O mejor... Un helado gigante de chocolate... Mmmmm... ¡Qué bueno!
Claro que vamos de ojitos, es que ya enseñé el cuello, un dibujo, un ojo (es verdad, me repito)... Jajajaja... ¿Quieres cuerpo? Venga, va... Cambiaré el perfil pero hoy no... Jajajaja... ;-)
Un abrazo para los dos!! :-)
¿Volcán?, ¿valles?, ¿montes? Creo que me voy a dar una ducha fría.
ResponderEliminar¿Sorpresa?, ¿chocolate?, ¿enseñar? Que sean dos (duchas).
Ah, nada de vaguedades: nombres, teléfonos...
Jajajajja...Atticus... Internet no es un sitio seguro para pasar ese tipo de información... Jajajajja... Además...¡Yo no soy nadie para dar teléfonos! ¡¿Quieres verme colgando de la Puerta de Alcalá?! Sorry, no puedo darte esa información... Jajaja... Y además... ¿Dónde está el frigopié de sandía y la colección de cromos? Jajaja... ¡Qué luego me quedo sin nada! :-(
ResponderEliminarNaturalmente, se trataba de una broma sin malicia. Internet no es un sitio seguro para nada. Por eso usamos estos nicks que nos delatan pero nos esconden. Y por eso teñimos de rosa o azul nuestros ojos.
ResponderEliminarAdemás, lo confieso, no soy un profesor de filosofía, sino un buceador birmano aficionado a la numismática. CrisC es pianista en un burdel (ya lo dijo en su blog: se gana honradamente la vida). Green Eyes tiene los ojos como el carbón y es decoradora de interiores y conductora de vehículos militares (según semanas). Mme Olenska es una lánguida poetisa amante de la sopa interior con lazos y perifollos. Brixia es un camionero suizo reconvertido en pizzero noruego. Rachel es la replicante de Blade Runner, ama la carne cruda y el serbio medieval. La única de la que no conozco su filiación es Aliénor: temo que sea una normanda francesa dispuesta a asaltar todo lo hispano y especialmente las cabelleras de sus habitantes.
Cromos de Bambi no tengo (me causó un trauma en mi infancia), pero sí tengo la penúltima colección incompleta de la Liga de fútbol. ¿Te va? Y en unas semanas mi muchacho me regalará la colección de cartas de Gogos (otro día le dedico un post a estos seres) con cierta gracia. Yo no tengo frigopiés porque mi nevera es "Sí Frost", y luego huele a pinreles.
Jajaja... Por supuesto que ya sabía que era una broma!! ;-) Jajaja :-)
ResponderEliminarPor otro lado... Ya sospechaba yo lo del buceador birmano... Jajaja...Es que me las cuelas todas!! Profesor de filosofía... ¡Tonta de mí! Jajaja... :-)
Gogos... jajaja... Yo juego con mi primín a los gormitis... Pero también tiene gogos... Son bonitos y de mil colores :-)Y duran, y duran...
Un besín para tu muchacho!! MMUUAAAAAAA!!
Eso es trampa, Clothbbi. Eso ni es cuerpo glorioso ni nada. Si quieres frigopié, cromos de bambi y huevo kinder..., queremos: ¡una carita fea!
ResponderEliminarDila algo, Atticus, que la criatura se está viniendo arriba.
Hombre, yo le diría algo más amable que eso de "queremos una carita fea". El dibu está bien (yo sólo sé dibujar palabras y pintar paredes).
ResponderEliminarY "la" digo, pero se viene arriba. Pues qué bien. ¡Gloria a Dios en las alturas y al frigopié en el congelador!
Tenías razón en una cosa pero no en la otra.
ResponderEliminarClothbbi, más que venirse arriba, se está viniendo abajo. Y ya sé. No sabe poner una carita fea.
"La" he prometido que le regalamos lo prometido, ea, sin poner carita fea ni nada, y que, además, le añadimos una samsonite llenita de gominolas y chuches.
"Dila" algo, Atticus, la criatura me tiene preocupado (parece ser que tiene una libreta y en ella está escribiendo poesía). Urge.
Jooo... :-) Pues sí, tienes razón... Quiero las chuches!!:-( Jajaja... Para compensar ayer me comí un helado gigante de chocolate, con trocitos de chocolate y barquillo extra rico... Mmmm... ¡qué bueno! :-)
ResponderEliminar¡Qué atractivas estáis las mujeres con nariz de payaso!
ResponderEliminarLo de la poesía... Abandona. Decía Aleixandre que no da para comer; todo lo más para merendar. Y, además, da una visión no utilitarista de la existencia que no conviene en estos tiempos.
Una última cosa, pareja, a mí me da igual que estéis en mi blog chuche pa'rriba y chuche pa'abajo, pero a lo mejor deberíais quedar, ver "Alicia en el país de las maravillas" y haceros entrega de obsequios y manjares. Vosotros mismos.
Qué linda estás, Clotbbi, con tu nariz payasita.
ResponderEliminarAhora que, según Átticus, somos "pareja" (será por poderes de blog, digo yo), vamos a invitarlo a chuches y a ver una buena peli del tipo ése de Dogma. Le va a gustar: él es un hooligan, un radical, la madre de todos los talibanes del cine escandinavo (subtitulado en alto sajón, favor).
Otra cosa. Me sigue sorprendiendo en tu narración, Átticus, el inexorable, doloroso incluso, terrible hiato abierto entre mujeres y hombres cuando "vivenciamos" el sexo, el erotismo, el amor.
Le partiría las piernas al responsable. Pero no sé quién o qué es.
"Una buena peli del tipo ése del Dogma", oh CrisC, es una contradictio in terminis. Ayer vi "La cinta blanca", de M. Haneke, otro de su cuerda, críptico, bonita fotografía, individuos que sufren y hacen sufrir, la mala conciencia al servicio de la maldad. La culpa. Uf: Bergman forever...
ResponderEliminarMe quedo con la nariz de Clotho.
Segiremos con el tema de las vivencias y las cosmovisiones.
Acuerdo contigo en el juicio de "La cinta blanca", aunque tiene algunas secuencias sobrecogedoras (el tercer grado a que somete el pastor al hijo es una indecencia).
ResponderEliminarLa nariz de Clotho pa ti. Yo "la" pido el gigante ése de chocolate.
Aúpa Aleti. Aúpa los reds.