domingo, 1 de mayo de 2011

TERROR(ISMO)

“El que mata o tortura sólo conoce una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Necesita, pues, crear la culpabilidad en la víctima misma para que, en un mundo sin dirección, la culpabilidad general no legitime más que el ejercicio de la fuerza”.

Albert Camus: El hombre rebelde

A las pocas horas del atentado de Marrakech una amiga me manda un correo electrónico, apenas una línea, y un enlace con la noticia. Había estado en ese mismo lugar hace pocas semanas.

No sé qué decir, qué contestar. Cuando hay un atentado, la habitual letanía de palabras de condena y condolencia nos suena de otras muchas veces, y por ello parece que esas palabras han perdido fuerza y contundencia.

He recordado los atentados del 11 de Marzo. He recordado que compré los periódicos al día siguiente y que aún no he sido capaz de leerlos. Un muerto vale lo mismo que otro desde el punto de vista moral, pero psicológicamente no nos tocan igual unos que otros: el hecho de haber estado allí, de haber tomado un café en un lugar que ahora es sólo escombros… eso nos golpea más. No porque los asesinados de un lugar remoto sean menos personas, por supuesto que no. Repito que no se trata de una cuestión moral, sino psicológica: esta sacudida se debe a que de repente somos especialmente conscientes de la fragilidad de la vida y de lo azaroso que es todo lo que acontece en ella, lo expuestos que estamos.

Leí que tras el 11-S el mundo se había vuelto inseguro. No es que antes lo fuera, es que súbitamente abrimos los ojos: no hay países invulnerables ni ciudades seguras: todo lugar es incierto. Nadie está a salvo.

Por aquí creímos que las bombas eran algo que sucedía a los vascos y, de vez en cuando, a madrileños, a policías y militares, luego a los concejales más batalladores. Pero nosotros, como en el poema falsamente atribuído a Brecht, tranquilos, porque no éramos vascos, ni madrileños, ni fuerzas armadas, ni concejales. Y un día descubrimos que también se puede matar a profesores y cocineros, a trabajadores camino del trabajo, a curas y a niños a punto de entrar al colegio.

Alguno, empapado de ese narcótico letal que puede ser el progresismo romántico, pronunciaba no hace mucho (hay quien aún lo hace) insensateces como ésta: ah, que sí, que matan, pero si no les oprimieran, si les dejasen decidir, si hubiese diálogo… En España sabemos mucho de esto; ojalá que no fuera así, pero conocemos el paño. Demasiado.

La versión islámica (que no islamista) tiene alguna similitud: como los etarras, matan en nombre de un absoluto, es decir, de una idea, inconcreta y vaporosa: el pueblo vasco, Dios, Alá… Al igual que ellos, estos iluminados (mal iluminados: cegados más bien) distinguen entre buenos y malos musulmanes, como los etarras distinguen entre buenos vascos (o sea, vascos) y malos vascos (o sea, españolistas).

Un atentado como el de Marrakech tiene dos tipos de víctimas: las primeras, las más importantes, los muertos: indiscutible e injustificable crimen. En segundo lugar, esos otros marroquíes o musulmanes del mundo, a los que se advierte de que no se tolerarán tibiezas: hay unos enemigos, y el que no es un radical bombardero es un traidor o un colaboracionista. Esto es, se tensa la cuerda y el miedo se instala: el magrebí, el árabe, pasa a ser sospechoso y, como consecuencia, él mira con recelo al occidental que lo rechaza por su radicalidad que no tenía, pero que empieza a tener. La espiral es perversa y genera un venenoso efecto dominó.

Y produce miedo, ese aliado tan natural del terrorista: sólo con producir miedo, ya ha triunfado. No han conseguido nunca sus objetivos políticos, pero sí han conseguido que vivamos con la sospecha y el terror en el cuerpo. También, en algunos casos, que crezca el odio donde nunca antes había germinado.

Debemos pensar con claridad. Ellos no, no pueden: el fundamentalismo, la doctrina de la verdad única es incompatible con el pensamiento.


25 comentarios:

  1. :::

    “Matar a un hombre no es defender una doctrina, sino matar a un hombre”.

    Santiago Castellio.

    Tu cita de Camus es luminosísima. La víctima debe ser culpable para que su verdugo no lo sea. Explica tantas cosas, tantas bellaquerías y cobardías; pero también maniqueísmos, esos tropismos de bajo perfil intelectual en los que, muy especialmente las supuestas izquierdas ilustradas, o los descorticados que se dicen de tales, caen de continuo.

    Hay tantos ejemplos de ello que aburren más que indignan.

    Yo estuve, hace años, en Xemaa El Fna, juraría que en ese mismo sitio. Y me pregunto a quién interesa ese atentado, y pienso en una hipótesis que no puedo decir aquí.

    Muy ajustado, Atticus, lo que refieres de Brecht. También lo que dices del islamismo.

    “Pensar con claridad”…, eso es tan difícil (pensamos con las tripas).

    Bin Laden ha sido hecho incompatible con la vida. Este post está en el lugar oportuno en el momento oportuno.

    :::

    ResponderEliminar
  2. Es curioso que entre mi post,tu comentario y la última entrada de tu blog aparezcan casi todos los hombres de pensamiento independiente del siglo pasado: Camus, Zweig, Sabato. Echo de menos a Orwell, y a pocos más. (Por cierto, echad un vistazo al blog de Lorenzo Silva, se pincha al lado, que dedica también s Sabato).

    A quien no lo conozca, recomiendo el libro de Camus: tiene 50 años y lo que dice del terrorismo parede recién salido de la imprenta. Es lo que tiene pensar con claridad: lo que dices no es coyuntural, sino eterno.

    Te aseguro que sólo el azar ha hecho coincidir la actualidad con lo que yo había escrito. La persona que lo inspiró me ha escrito un larguísimo e-mail con una historia personal al respecto que no puedo reproducir, claro. Pero esta mañana me ha enviado otro haciéndome ver la coindicencia. Sí. Pero, lamentablemente, siempre hay algún hecho relacionado con estos individuos con los que coincidir.

    No sé si soy tan radical como tú, CrisC, pero en vez de alegrarme la despedida de este mundo del Bin Laden, me da miedo. Alá lo tenga en lo peorcito de su infierno (si existen ambos, el infierno y Alá), y que no nos lo devuelva. Pero tranquilo no estoy.

    Pensar con claridad es una obligación. Y que me disculpe Pascal.

    ResponderEliminar
  3. Suscribo lo que decís los dos. Pero me cuesta pensar, porque efectivamente,estos actos consiguen que me quede en blanco, llena de miedo y terror ante la sinrazón.

    ResponderEliminar
  4. Sin duda alguna este post llega en el momento exacto.

    "La víctima debe ser culpable para que su verdugo no lo sea", la cita de Camus... creo que ahí está todo dicho... no se podría decir mejor...

    Por otro lado, gracias por acordarte de todos los que han pasado instantes tan horribles, duros... el 11M... por circunstancias... ese día no fui... aún recuerdo los llantos de mi madre... angustiada... con miedo... y mi hermano... y amigos... y otros familiares... por la incertidumbre de no saber si a mi padre o a mí nos había ocurrido algo... los teléfonos no daban tono... (ambos estamos bien)

    los días siguientes fueron horribles... el tren iba más vacío de lo habitual... la gente tenía miedo... en más de una ocasión abracé a la persona que tenía al lado para calmarla... y hoy... sigue estando presente... muy presente... aún hay personas que tienen pánico a subirse... aún hoy hay señoras mayores que te ruegan que abras tu mochila para subir tranquilas y que miran bien todo el vagón antes de sentarse... aún hoy hay gente que se sobresalta al escuchar el sonido seco que genera una persona al levantarse y cerrar el asiento que ocupa...

    ¡¡BesOOOs grandes a todOOOOs!! ¡¡MMMUUUAAAAA!!

    ResponderEliminar
  5. A veces ocurre, Elena: las palabras no bastan, son actos que nos parecen tan fuera de la razón que ésta no alcanza a encontrar las palabras. Y queremos quebrar el silencio, pero cómo.

    Decir, Clotho, que te entiendo, no sería justo. Porque no soy usuario habitual del tren, menos a esas horas. Pero sí percibí después ese temor, ese silencio, esa tristeza. También la percibí en las calles de Madrid, es como si todo fuera más despacio, más desconfiado, más desorientado.

    Eso es lo que quería decir, esos son los efectos psicológicos del terrorismo. Repito que no había intención de coincidencia, puro azar.

    ResponderEliminar
  6. Lo que es intolerable es el terrorismo y que encima, en algunos países, sobre todo los musulmanes, se vanaglorien de lo que han hecho. Se inmolan por Alá, o ppor quien ellos quieran, pero parece que siempre son los ofendidos y nunca los ofensofres. Lo mismo pasa en ESpaña. Resulta que el gtribunal constitucional se ha saltado todo a la torera y ha permitido que Bildu se presente a las elleciones; cuaando elr etso de tribunales y personas lo hemos rechazado.
    REcuerdo perfectamente qué hice el 11- M porque yo tenía que coger un gtren para ir a la Facultad. REcuerdo estar desayunando y ver lo que estaba pasando por la tele. Al principio creí que era algo de menos importancia y , yo decididda, quizá por los pocos años,decidí ir a la universidad. Mi madre me llamaba asustada y me decía que no fuera, que habían explotyado varios trenes en la misma línea que yo cogía el mio. Bueno, pues me voy en Continetal-pensé. Casi subida en el autobús, me vuelve a llamar mi madre y me dice que han suspendido als clases, que no vaya, que está la cosa muy mal.
    ME ASUSTÉ Y NO SUBÍ AL AUTOBÚS.
    Decidí llamar a una amiga para pasar la mañana juntas y cuando llego a su casa me dice que un primo suyo iba en el tren y que no le habían encontrado.
    Al día siguiente me llama diciéndome que estaba en el tanatorio y que al día siguiente le enterraban.
    Durante mucho tiempo oyes testimonios de un montón de gente que conoces que ha perdido a alguien en ese horrible atentado.
    Yo seguí cogiendo el tren para ir a la universidad, pero el primer mes es horrible. Nunca había visto tantas medidas de seguridad en un tren: militares armados con metralletas que no dejan de mirar para todas partes, perros policia rastreanado no sabes qué... en fin una psicossis que no termina de acabar porque siempre tendremos esas imágenes clavadas en la retina y esasw personas conocidas o amigas que han perdido a un familiar. Todas esas personas tienen o tenían una historia, todas igual de interesantes.
    En fin, se me ponen los pelos de punta cuando escribo estas palabras, y ya han pasado unos cuantos años.
    El terrorismo es algo horrible y algo que tendría que desaparecer. Si las personas que cometen estos actos, no están de acuerdo con lo qjue pasa en el mundo, que tom en otra determinación, pero que dejen en paz a la gente.¿ por qué porque ellos no estén a gusto tenemos que penar los demás?
    Hay otras maneras de solucionar las cosas, epro quizá matando a inocentes sea la más rápida, fácil y cobarde.

    ResponderEliminar
  7. Sí... recuerdo la semana siguiente...
    trenes llenos de legionarios barbudos de metro noventa (por lo menos) con fusil en mano... estaciones llenas de nacionales... perros con vozal olfateando cada paso... registros de mochilas... pánico... hablaba con diferentes personas... sensaciones encontradas... muchos se sentían más seguros... otros en un estado de sitio...

    al bajar... violines... Bach... llanto...

    ResponderEliminar
  8. Me han contado muchas veces la historia que cuentas, Rachel. Quiero decir con esto que nuestra vivencia del fenómeno es muy similar: incredulidad, desorientación, sensación de vulnerabilidad, miedo, furia y rabia que no sabemos a quién dirigir...

    Esto es lo que quería reflejar con mi post. El triunfo del terrorismo es total porque una mochila abandonada ya no es inocente, porque viajar es algo peligroso que no se arregla con vacunas. Somos absolutamente vulnerables, y lo sabemos, y lo sentimos así.

    Algunos, como dice Clotho, prefieren que un montón de tipos musculosos patrullen a nuestro alrededor con el fusil en posición y el perro a punto de saltarnos al cuello si huelen en nosotros la más mínima sospecha.

    Vaya plan, entre los asesinos y el Gran Hermano.

    ResponderEliminar
  9. Tengo que pensar en lo de Bildu. A mí no me basta con que no me guste como motivo para ilegalizarlo. Todo el nacionalismo (el español también, desde luego, recuérdese mi noruegofilia) me repugna, así como los partidos repletos de inútiles, chupatintas y profesionales del mangoneo y la manipulación. Pero me basta con no votarles.

    Obviamente, que Bildu este próximo a las tesis independentistas batasunas me repugna especialmente, pero no estoy aún seguro de que la ilegalización sea lo mejor. Tengo que pensar. Ello no quiere decir que me gusten. Ojalá se los traguen las urnas y los votantes les den con la democracia en los hocicos.

    Pues la primera revuelta que necesitamos es la de la racionalidad. Basta de estulticia, basta de tomarnos por idiotas. Ya lo dijo Kant: "Sapere aude!", atrévete a pensar.

    ResponderEliminar
  10. No entendemos su lenguaje, pero habrá que buscar fórmulas para evitar las muertes: independentismo (¿ por qué no, si a cambio se pueden salvar vidas?), estados federales, un occidente sin supremacía sobre oriente, reparto de la riqueza...No sé.

    ResponderEliminar
  11. No, no lo entendemos, pero la independencia es una excusa, un motivo, nunca una justificación. Por lo tanto, podrán obtenerla o no. A mi me parece que en el actual mundo de la interdependencia esto de la independencia es más absurdo que la cuadratura del círculo, pero ésta no es la cuestión.

    Nada garantiza que esto vaya a salvar vidas. Por otro lado, si pidieran que las mujeres se quedasen en casa, analfabetas y sumisas, ¿lo aceptaríamos por evitar muertes?

    Desde luego, la idea de la desaparición de la supremacia de Occidente sobre Oriente es más que una necesidad. No obstante, no caigamos en la ingenuidad de creer que todas las culturas o sus elementos son iguales: los números árabes son mejores que los latinos, la democracia es mejor que la teocracia, los derechos son mejor que el vasallaje...

    ResponderEliminar
  12. Tienes razón. Pero el terror(ismo) es como un cáncer. ¿Cómo convivir con él?

    ResponderEliminar
  13. Eso es lo malo, convivir. Ojalá tuviera yo (o tuviera alguien) esa receta casi mágica. De todos modos, creo que hay dos cosas que sí se pueden hacer:

    1. Eliminar todas las causas que puedan utilizarse como excusa (que no es lo mismo que justificación): explotación, opresión, persecución, analfabetismo, desigualdad intolerable, miseria...

    2. Uso eficaz y decidido de las leyes y de los cuerpos de seguridad del estado. Olvidamos que las leyes y la policía están al servicio de la democracia, por lo que no son fuerzas de represión, sino de orden, entendido éste en su mejor sentido. Mandar a la policía contra los que intentan descomponer la convivencia es algo elemental, pero que no siempre se hace. Nuevamente esos prejuicios pseudo-progres.

    Reconozco, desde luego, que es muy complicado y difícil de entender. Y desconfío de esos que acabarían con el terrorismo en cuanto les dejaran. Acabarían con todo.

    ResponderEliminar
  14. me pregunto, sin arrogancia alguna y sí con dudas:

    si la ejecución de bin laden no es un capítulo de ese clásico dilema moral, problematizado desde la ética, acerca de si es lícito matar al tirano

    esto es, si hubiera sido legítima la ejecución de franco por los anarquistas, de mussolini por los partisanos, de stalin, polpot o el chivo

    si el secuestro de eichmann por el mossad fue legítimo o si le hubiésemos puesto pegas al atentado fallido contra hitler en el que estuvo implicado rommel y cuyo fracaso lo "suicidó"

    ¿es no es legítimo recetarle una manta zamorana de hostias repujadas, con una fresadora picá, al monstruo: recordemos que mengele se fue de rositas y que de rositas anda por ahí aún ratko mladic y tanta alimaña

    igual no tengo convicciones democráticas sólidas, eso será, pero no me la cojo con papel de fumar en algunos casos

    delenda est tiranus

    (quisera ser tan alta como la luná, ay, ay, como la luná...)

    ResponderEliminar
  15. Efectivamente, es el clásico dilema moral. Solo que aquí no es exactamente el tirano, sino el líder de los terroristas. No es exactamente lo mismo. Y, si no parece un exceso de "democratismo", me parece que la diferencia no está en si el individuo merece o no vivir, sino en el compromiso con la legalidad. ¿Por qué, si no, se empeñan todos en decir que no sólo es legítimo, sino legal?

    A mí no me parece tan claro. Ya sabemos que los Estados Unidos son una democracia hacia dentro, pero no hacia fuera, pero hay demasiados puntos oscuros. Y no me vale el hecho de que digan que se han desecho del cadáver por respeto a la ley islámica (¿ah, sí?, ¿de veras?) y que no enseñan fotos por su crudeza (ya, ellos siempre tan delicados) o que lo han matado para evitar nuevos atentados en los que se exigiera su liberación (esto vale para todos sus presos talibanes).

    No me gusta el modo. Y no sólo es por convicciones democráticas (que esto es lo de menos aquí), sino porque deja tantas zonas de sombra y tanta sospecha, que se abren grietas por las que se colará todo tipo de justificaciones para los carniceros que llegarán.

    O sea, que no es por cogérsela con papel de fumar, sino por puro utilitarismo. Recuérdese lo que pasó con los GAL y el uso legitimador que hicieron de ello los etarras.

    Es necesario (y esto sí suena a utopía) dotar de sentido y pleno funcionamiento al Tribunal Penal Internacional, que todos los países se sometan a él y que haya una policía internacional que no esté al servicio de los intereses de uno u otro país.

    No está mal para empezar la mañana.

    ResponderEliminar
  16. La cabeza pide el tribunal de La Haya , pero el corazón quizás no. Recuerdo lo de Sadam Hussein,lo de Radovan Karazic ,con cierta sensación ambivalente...

    ResponderEliminar
  17. Es la diferencia entre lo sentimental y lo racional. Recuerdo que a Savater le preguntaron qué haría si tuviese delante a alguien que había caudado daño a su hijo. Contentó que lo estrangularía sin dudarlo (más o menos), pero que eso no le hacía perder su fe en la justicia, supongo que como concepto ético y como institución jurídica.

    Radovan Karazic, creo, era psiquiatra además de poeta. Hace poco he leído a mucho salir en defensa del batasuno Santi Brouard por su condición de pediatra. Me asombra que seres tan cercanos a lo más íntimo del ser humano sean capaces de simpatizar con lo más inhumano. O será que empleamos mal el lenguaje, y que son tan humanos el mal como el bien. No son lo mismo, claro, pero los humanos somos capaces de todo ello.

    El TPI, como la ONU, como UNICEF, son ideales de la razón que la realidad ha laminado. No obstante, siguen siendo necesarios, pese a la oposición de los poderosos, que no tienen el menor interés en ellos. Hobbes tenía razón: homo homini lupus. Pero algo habrá que hacer.

    ResponderEliminar
  18. respeto lo que decís: acabo de ver "invictus"

    en estos momentos de hagiográfica emoción no sólo no le cortaría los huevos con la cuerda prima de una fender a ninguna de las alimañas que he citado, sino que me siento incapaz hasta de espantar una mosca

    pero se me pasará

    ResponderEliminar
  19. Pelín buenista. A mí es la que menos me ha gustado del Eastwood. Pero Mandela no podía ser otro que ese Morgan Freeman (qué curioso apellido: hombre libre, le va al papel al pelo).

    Cuando se te pase el efecto, avisa, y pongo un post nuevo, de Gualdisney o similar.

    Sin insultar a las alimañas, por favor. Un respeto. Y también a las putas, a las perras, a las malas madres...

    ResponderEliminar
  20. Según y cómo puedo ser feroz defensora del Habeas corpus, la presunción de inocencia, la igualdad ante la Ley, y lo que haga falta. Luego, pondré en mi balanza particular lo uno y lo otro y, debidamente balanceado el asunto, que Alá, o el tontolaesquina de turno, lo tenga en su gloria, rodeado de huríes o de borrachos pelmas contando miserias. Me da igual, pero mejor muerto.

    Tengo una conocida que después de ver La Pasión de Cristo, salió del cine jurando que empezaría a ir la misa. El efecto postpeli no me da para tanto, y a veces me gustaría.

    Lo de putas, perras y malas madres metidas en el mismo saco, no lo entiendo.

    ResponderEliminar
  21. Mejor muerto, sí. Lo que pongo en cuestión (por lo misterioso, por lo raro, porque no me parece tan claro lo de su legalidad) son las maneras. Lo demás, de acuerdo.

    Pero lo de tu amiga... very fuerte. A mí me dieron ganas de lo contrario. Bueno, tampoco es que tuviera muchas ganas de ir a misa.

    Lo de las putas y demás es porque a veces se insulta a esta gente llamaándoles hijos de puta, de perra, de mala madre, etc. Y no. Las metetrices tienen un trabajo más o menos dignos y una función social; no hacen daño a nadie, aunque a menudo se lo hagan a ella. Que no se les asigne a ellas semejantes seres como hijos.

    ResponderEliminar
  22. Acabo de leer todos los interesantísimos comentarios sobre el terrorismo, aunque vaya un poco retrasada en el tiempo.
    ¿Hablamos de casualidad otra vez? Topar con este post justamente después de la peli que vi ayer me parece más que sospechoso. Por otro lado, el terrorismo está demasiado extendido como para no coincidir nunca con él, como para verlo como algo tan lejano como nos parecía antaño y que no iba en absoluto con nosotros. Era el problema de otros.

    Hablando de cine y de sus efectos postpeli: "Incendies". Obligada de ver. Francesa, desgarradora, durísima, buenísima. Ambientada en Palestina y en los campos de refugiados. Tema: terrorismo y otras cosas. Temo que el efecto postpeli me dure toda la vida en esta ocasión. Muy lejos del que me dejó "Invictus" e incluso "La pasión de Cristo". Esta última tampoco me dejó indiferente. Recuerdo que fui con una amiga chilena cuando ejercíamos de auxiliares de conversasión en el norte de Francia. Ella salió con una percepción muy diferente a la mía. Hablaba ofuscada de una violencia gratuita. Yo, sin embargo, le saqué un sentido. Me había servido para tomar más conciencia del verdadero sufrimiento de Jesús y del precio que había pagado para evitarme ser juzgada y condenada. El hecho de que su causa fuera verdad o fuera fruto de una esquizofrenia es lo de menos. Percibí el amor en estado puro en medio de un sufrimiento aterrador. A lo mejor es que soy fácilmente impresionable. Reconozco que tengo especial debilidad por este personaje. A mí no me dieron ganas de ir a misa pero si de arrojarme al suelo y besarle los pies perforados y ensangrentados. Me pierden los dramas, no puedo evitarlo.

    Pero volviendo al tema tratado, que me he dispersado un poquito. Quería hacer un breve comentario sobre alguna de las reflexiones que he leído.
    "La víctima debe ser culpable para que su verdugo no lo sea." ¿De verdad el terrorista va a por el verdugo y se cree la víctima? ¿En serio creía que, en el restaurante de Marrakech, todos eran culpables? Allí habría gente de diversas nacionalidades, cristianos, paganos e incluso hermanos en ideas y religión. Entonces, ¿cuál es la excusa para matar a víctimas como ellos y no sentirse víctimas y verdugos a la vez? ¿Asustar a los verdugos verdaderos llevándose por delante lo que Dios Alá quiera? Ah, esa debe ser la excusa, que como las que ellos consideran las víctimas irán al cielo y estarán mejor que aquí hasta les hacen un favor. Pongo el ejemplo de Marrakech como podría poner el 11M o la mayoría de los atentados e inmolaciones. En el caso de ETA me pillo los dedos. ¿Qué excusa tienen ellos para justificar niños asesinados? ¿Es justificable matar a un niño, me da igual la excusa o la idea? ¿El niño también se convierte en su verdugo? ¿Acaso es víctima de víctima? Y, ¿dónde termina el victimismo?

    "Bin Laden ha sido hecho incompatible con la vida". ¿Por qué nunca metemos en el mismo saco a Bush? Sus bombardeos a civiles en nombre de la paz y del exterminio del terrorismo (en vez de en nombre del petróleo), ¿son menos terroristas? ¿Por qué todavía sigue vivo? Lo más que se ha llevado ha sido un zapatazo que creo recordar que esquivó. ¿Nos han convencido más sus excusas? ¿Las hemos convertido en justificaciones? Armas de destrucción masiva, torres gemelas, fin del terrorismo, liberar a Iraq...¿De verdad todavía sólo vemos el terrorismo en los Talibanes y en su líder? ¿Y si los supuestos "héroes" del antiterrorismo lo facilitaron a los "enemigos" para enmascarar su propio terrorismo y oportunismo y, además, hacerlo popular. Perdón, mi intención era ser breve.

    ResponderEliminar
  23. Por partes. En primer lugar, bienvenida a Nomadas Square, que se hace más ancho y más profundo ahora que estás aquí. En segundo, tu comentario es breve, porque el tema es hondo y conviene no ser muy de consigna, sino de análisis. Las consignas quedan muy bien en según que medios de comunicación, pero no son otra cosa que bofetadas a la inteligencia.

    Estoy de acuerdo contigo en que ciertas formas de terrorismo sólo se diferencian de otras por el cargo político que ocupa el que da las órdenes. Algunas hasta son legales, legítimas nunca.

    Lo de la culpabilización de la víctima me parece un universal del terrorismo. Algunos de ellos, cuando matan, dicen que no es nada personal. O sea, que matan en nombre de elevadísimos ideales del tipo Dios, El Pueblo, La Verdad o La Revolución. Y, naturalmente, para no considerarse asesinos, necesitan que el asesinado forme parte del colectivo supuestamente opresor. De ese modo se justifica la atrocidad: no se mata un niño, sino que se convierte en una víctima colateral, un daño irreparable pero necesario, etc. En todo caso, no se trata -dicen- de matar a un inocente, sino de combatir por una causa. Tortuoso, perverso, alambicado. Malvado.

    Y, en otro orden de cosas, a mí la peli que dices me dejó frío. Me pareció un alarde de sangre. Naturalmente, la pasión y muerte de Jesucristo fue eso. Pero más allá del alarde y abuso del rojo no vi ninguna pasión en esa película.

    Te espero en otros posts, Elena.

    ResponderEliminar
  24. Una definición de "pasión" en la RAE es: "Acción de padecer". ¿De verdad no viste ninguna pasión en la peli? Otra de las definiciones de la RAE es: "Inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona". Con el hecho de que te dejó frío quizás quieres decir que no te produjo ningún tipo de inclinación o compasión por él. Lo mismo querías decir algo completamente distinto. En cualquier caso me voy a arriesgarme a seguir escribiendo, lo que diré sólo sirve para explicar el porqué a mí no me dejó indiferente. Yo creo que Jesucristo (y no hablo desde un punto de vista religioso ni confesional, sino cinéfilo) vivió dos tipos de pasiones: la primera tiene relación con la segunda definición, en su caso una preferncia, un amor incondicional por el hombre pecador. La segunda pasión, la del padecimiento, fue consecuencia de la primera. Claro, si ignoramos o desconocemos la primera, la segunda no es nada más que sangre gratuita. Pero si lo vemos como el precio a pagar para que, por un lado, yo no tuviera ninguna duda de que sus palabras no eran pura verborrea, y por otro lado, ocupar mi lugar en la cruz evitándome así el sufrimiento a mí, la cosa cambia. No hablamos de un mártir más, ni un crucificado de los muchos de hubo. Él tomó la decisión de ser humillado hasta la muerte, no la tomaros los hombres. Yo siempre vivo las dos pasiones con esta historia y con este personaje, haya sido histórico o sólo de película.

    Creo que nos hemos desviado un poco del tema del terrorismo. Bueno, tienen cosas en común: sangre, muerte, injusticia...

    ResponderEliminar
  25. Es cierto lo que dices. Pasión viene de "pathos", que significa lo lo que hace sufrir y lo que hace gozar. Cuando digo que no veo pasión en la película no quiero decir que no cuente una historia apasionante ni que no sea de un sufrimiento extraordinario. No, quiero decir que a mí no me llega. Quiero decir que la historia la conozco de sobra, y que el único añadido que le veo es la excesiva exposición de la sangre: es la misma historia con más sangre, no aporta nada más.

    Mis escasas creencias no me permiten entender eso de que Jesucristo se ofreció por amor a los hombres. De verdad que no lo entiendo. Me interesa, sin embargo, esa figura dual que se muestra en el huerto de los olivos en la que el Jesucristo-hombre pide al padre que lo libere del sufrimiento, aunque sabe que el Jesucristo-hijo de Dios obedecerá al padre.

    Me parece mucho mejor película, por ejemplo, "Espartaco". En la escena final, su mujer huye de la persecución y ha de pasar por la vía romana flanqueada de crucificados (no olvidemos que era la condena a muerte para los que se consideraba peores criminales). Lleva a su hijo en brazos, y entonces se encuentra con Espartaco. Está crucificaco, inconsciente, a punto de morir. Y le enseña a su hijo y le dice algo así: "Muere, Espartaco, muere". Porque cuando amas tanto a alguien el dolor de éste es insoportable y la muerte es el alivio final. En esa escena, creo, hay más pasión que en toda la película de Mel Gibson.

    No creo que nos hayamos ido demasiado. Estas torturas injustificables que se practicaban, y se siguen practicando en algunos lugares con el soporte legal pertinente, son formas de terrorismo de estado. Sólo cambian las formas: son más sutiles, tienen base legal y cuerpos de seguridad y jueces que las hacen cumplir. No son mejores.

    ResponderEliminar

Puedes escribir tu comentario. Agradezco la inteligencia, la educación y el sentido del humor. Por favor, no enlacéis páginas con contenido comercial, religioso o político. Tampoco las que claramente constituyen una estafa.