Si no
fuera porque igual me expedientan por adoctrinador, les pondría a mis alumnos
de Educación para la Ciudadanía el partido del miércoles entre el Atlético de
Madrid y el Athletic de Bilbao. Muy especialmente los últimos minutos, lo que
ahora se llama el postpartido. Me conmovió que el Mono Burgos y Simeone fueran
a saludar al entrenador del Bilbao, su maestro, según dicen ellos: Marcelo
Bielsa. Me conmovió que Antonio López, en su despedida, consolase a Muniain y a
tantos otros jugadores, sin mostrar la vacua arrogancia de otros que no saben
ganar y no sabrán perder. Me tocó el alma que el ganador le hiciese el pasillo
al perdedor, con su presidente a la
cabeza. Me pareció una lección de respeto que esos jugadores a los que un
marcador ha derrotado permanecieran en el campo, con su afición, aplaudiéndose
unos a otros.
Porque
se nos vende a menudo que el fútbol es una guerra. Y no lo es. Aunque lo que
ocurrió luego en Madrid, que empañó tan magnífico espectáculo, pueda parecerlo.
Estoy seguro de que los bilbainos hubieran hecho lo mismo si hubieran ganado:
ese equipo tiene alegría, ganas, nobleza. Les vi en otros partidos de la
competición y no hubieran sido injustos vencedores del torneo. Hay que
agradecer su actitud, su honradez y su entrega.
No sé
qué se dice en esos momentos a alguien que ha perdido una final. Tal vez nada,
tal vez baste con el reconocimiento de un abrazo. Pero Muniain, muchacho, como futbolista te
queda toda la vida por delante y espero verte ganar muchos torneos.
Ojalá la final de la copa sea para vosotros. Porque quien pierde así, con entereza,
dignidad y sentimiento, merece ganar.
Post redondo, necesario, veraz e incluso tocado de lírica. Sin aditivos.
ResponderEliminar¡Me ha encantado este post, Atticus!!!!. Y, sobre todo, la frase final.
ResponderEliminarUn abrazo
Estupenda entrada y extraordinaria visión didáctica. No se si te expedientarían por adoctrinamiento, pero solo pensar que alguien pudiera hacerlo, muestra hasta el punto en que es necesaria la eduación para la ciudadanía. Suerte que aun hay gente de una humanidad férrea capaz de gestos tan nobles como el que mostró el partido. Un abrazo!
ResponderEliminarRedondo no, CrisC, pero sí un poco lírico. Como ese final. Estuve pensando en escribirlo mientras lo veía.
ResponderEliminarBueno, Coe, algún día diré de qué página de internet copio esas frases. A ver si alguien cree que se me ocurren a mí...
Mi admirado Camus concedió una entrevista a la revista "France Football" en la que decía que todo lo que sabía de moral y de la vida lo había aprendido en el fútbol. Vi muchos gestos que me gustaron, algo que no suele verse, pero que te reconcilia con la especie humana, aunque sea en gallumbos y persiguiendo un balón.
Sólo faltó en ese escaparate de gestos la elegancia humana y futbolística de Iniesta. Este partido le iba que ni pintado.
Me ha gustado mucho el post Atticus. Silvia, totalmente de acuerdo; alguien que expexdientara a un maestro así, necesitaría educación para la ciudadanía.
ResponderEliminarNo ví el partido porque no me gusta el fútbol y creo que se le da demasiada importancia a este deporte. Pero si es verdad que se comportaron así: ole, ole y ole.
No sé a que jugador español le han sancionado con unos cuantos partidos por darle un botellazo al árbitro. En fin...
Yo creo que el que no sabe perder o ganar en el campo, tampoco sabe hacerlo en la vida.
En realidad, Rachel, no hablaba de fútbol, que en el fondo me interesa poco. Y menos aún esos descerebrados que confunden a su equipo con el sentido de la existencia, con lo sagrado, con el Bien.
EliminarEntiendo que os puedan los colores, es una especia de amor de madre ciego, y tonto a veces. De ahi, a que un comportamiento normal (¿o esperabas que se abrieran la crisma?) te reconcilie con la especie humana, pues qué quieres que te diga, se me hace mucho. Como norma, yo estoy "reconciliada" permanentemente con la especie humana, entre otras cosas porque es a la que pertenezco (sin remedio, eso sí). Excepciones a la norma: cuatro casos, o alguno más, objetivamente meritorios de ello, y unos cuantos más, subjetivos en este caso, porque quiero y me da la gana.
ResponderEliminarOtra cosa, se pierde a la fuerza. Después viene la entereza, la dignidad, si se es capaz, y el sentimiento, sobre todo el sentimiento de frustración, pena, rabia o lo que toque, por perder. Pero no te quepa duda, A LA FUERZA.
El partido, bien. Falcao, bien. Y "el cholo", como no estaba cerca Caminero, bien también.
Perder los colores, amor de madre, ciego y tonto... vale.
ResponderEliminarYa nos estamos subiendo a la parra y el culejo se nos va a ver.
ResponderEliminarLa "educación para la ciudadanía" es un gran bluff la decrete quien la decrete, pero desde luego si hay alguien que no es competente para tal son los filósofos: lo suyo no es la educación ni la ciudadanía, lo suyo es el saqueo de la propiedad, el acogimiento desinteresado de jóvenes walkirias perdiditas en lo fosco de los bosques, pobres mías, la tortura, el crimen, el ansia de poder..., jiiiiiihaaaaaaaaaaa... Qué ciudadanía ni qué.
Y yo debo de ser uno de esos esos "descerebrados" que dices, Atticus, porque ¿acaso no es mi Atleti el secreto de la existencia, lo sagrado, el Bien mismo y una unidad de destino en lo sobrenatural? Jiiiiiihhhhhaaaaaa, cabaaaaallooo, al ataaaaqueeeeeel...
Bien, Ali, lo de Falcao y el Cholo, pero no me racionalice, güey, el tema, como lírica le meten Rachel y Atticus a la cosa, porque entonces estamos jodidos y nos quedamos sin pasiones (de eso ando mu malito, enfermo, grave, casi pachuchibundo; en las últimas, vamos).
¡Atleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee... ti!
Tú sí que me has lapidado con 10 palabras.
ResponderEliminarQue no era esa mi intención, hombre.
Supongo que lo que quería decir es que cuando se compite en el juego, en el amor, en la vida en general, si es que se compite repito, se hace con la idea de ganar. La actitud que una tenga después, pues depende de cómo se haya desarrollado el asunto, pero en principio cabrear, me cabrea mucho perder.
Pues... yo en el amor no compito, en la vida casi nunca y en juego... ahí sí. Pero no todo vale, creo que las formas mejoran los actos. Tampoco mr gusta perder: forma parte del respeto al otro.
EliminarVamos a matizar. Por la plaza del aparcamiento no me tiro a la yugular de nadie (dicho sea de paso, eso se hace de otra forma y en otras circunstancias), por perder al parchís, tampoco.
EliminarPero tente quieto si me retan, en lo que sea, y el reto vale la pena.
Y no mentemos a Maquiavelo, que a menudo se le malinterpreta.
Los puntos suspensivos, ¿es que te faltaba fuelle?
ResponderEliminarHoy he visto celebraciones, histerias varias, ofrendas a vírgenes que deben ser más o menos propicias según a quién y cómo.
ResponderEliminarLa nada. O los puntos suspensivos. Me falta patología, no tengo suficientes síntomas.