sábado, 23 de agosto de 2014

IMPUREZAS

No me importó; incluso mejor, era un terreno para el debate. Hasta podría llegar a ser una discusión esencial y fundamental, porque judío también soy yo, y ella no lo es. Yo soy la impureza que hace reaccionar el zinc, soy el grano de sal y de mostaza. La impureza, ¿cómo no? Justamente por aquellos meses se iniciaba la publicación de La Defensa de la Raza, se hablaba muchísimo de pureza, y yo empezaba a sentirme orgulloso de ser impuro. A decir verdad, precisamente hasta aquellos meses me había venido dando igual ser judío. Para mis adentros y en relación con mis amigos cristianos, había considerado siempre mis orígenes como un hecho casi indiferente aunque curioso, una pequeña y divertida anomalía, como tener pecas o la nariz torcida; un judío es una persona que no pone el árbol de Navidad, que no debe comer embutido pero que lo come igual, que ha aprendido un poco de hebreo a los trece años y luego lo ha olvidado. Según decía la revista citada más arriba, un judío es tacaño y astuto; pero yo no era particularmente tacaño ni astuto, y tampoco mi padre lo había sido.

Primo Levi: El sistema periódico, ed. El Aleph, págs. 43-44.





4 comentarios:

  1. aparte de no poner el árbol de Navidad y decurso histórico particular, un judío es un tipo como todo el mundo: come, discute, olvida, recuerda, sangra y hace sangrar

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  2. ...y tantas otras normalidades, banalidades, hechos y acciones tan comunes que su listado es irrelevante. Mejor que ser puro, qué cansancio.

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  3. La imagen me tiene absorbida... En un momento se me han cruzado la "Guerra de las Galaxias" y "Rebelión en la granja"! Lo mismo es la fiebre, pues ando pachuchina estos días...

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    Respuestas
    1. Desde luego,más lo segundo. Precisamente van por ahí los tiros.

      Y cuídate. Y escribe eso, que se acaba el plazo.

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