Todos los
días se producen crímenes horrendos en el mundo. Todos los días hay guerras,
abusos, atrocidades, terrorismo. Pero algunos de estos acontecimientos nos llegan más que otros,
lo que no quiere decir que sean más importantes; simplemente somos seres
sentimentales y no todo nos afecta igual.
Estuve con
un amigo de Cuenca a comienzos de agosto. Me contó que había dos chicas
desaparecidas además del ex-novio de una de ellas. “Ojalá me equivoque, pero tiene muy mala
pinta”, le dije. Todos sabíamos en qué estábamos pensando.
Lo que
fatalmente había sucedido ya entonces y supimos unos días después.
Veo en
televisión imágenes del Tanatorio y de los Juzgados de Cuenca, a los que separa
la calle en la que vive mi amigo. He estado allí muchas veces.
II.
Leo la
prensa y los comentarios del personal. Además de las insensateces habituales y
las indignaciones ad infinitum, me
llama la atención que mucha gente culpe a Marina (y a otras como ella) por
haberse ennoviado con un tipo con antecedentes sin ser más precavida. Alguno
llega a decir que las mujeres deberían pedir certificado de penales antes de
establecer una relación.
Nos
olvidamos, creo, de la diferencia entre la causa y las circunstancias. El
culpable de un crimen es siempre el criminal. Y sólo él. Todo lo que lo rodea
es una circunstancia, pero Marina no es en absoluto culpable de su muerte por
haber elegido mal (un error, por grave que sea, no es un crimen). Tampoco lo
es, desde luego, Laura, que la acompañó de buena fe y mejor amistad. Puede ser
cierto que su asesino se envalentonase machistamente y que no hubiera hecho lo
mismo con hombres, pero eso agrava su delito y no indica nada en contra de esas
chicas/mujeres.
Debemos
tener cuidado con lo que decimos, incluso con lo que pensamos. Como indicaba
antes, somos seres sentimentales. Por eso hay que tener precaución.
III.
Marina era
ucraniana. La veo en las fotos que se publican, tan pálida, tan rubia. No puedo
evitar recordar esa media docena de ucranianos que conozco, todos jóvenes, muy
jóvenes, casi todos de piel muy clara, hijos de padres que han atravesado
Europa, políglotas. Me pregunto si en Ucrania será noticia lo que ha ocurrido.
Y pienso también en lo que dirían aquí si un ciudadano ucraniano hubiera matado
a una española en alguna población de aquel país. ¿Se hubiera desatado la
bestia xenófoba?
Qué fácil,
qué peligroso, es dejarse llevar por esos sentimientos sin el freno prudente de
la razón.
IV.
He estado en
Cuenca. Muchas veces. También en Palomera, he comido allí. He podido coincidir
por la calle con Marina y con Laura; pudieron estar en la mesa del al lado en
cualquier establecimiento (hay muchos y muy buenos). También he podido cruzarme
con su asesino.
Me produce
escalofríos pensar lo cerca que está siempre el mal, a nuestro lado, sin
explicación, sin justificación. Pero siempre presente.
Porque el
mal existe. No todo lo explica la patología. Mucho menos puede justificarlo.
https://www.youtube.com/watch?v=hl5zOoHZ7TE
https://www.youtube.com/watch?v=hl5zOoHZ7TE
Por supuesto que las chicas no son culpables, a lo mejor poco precavidas y confiadas. Pero el único culpable es el que las ha matado de forma tan cruel y, hasta dicen que premeditada. No hay más que ver la foto del susodicho para darse cuenta de que nunca hubiera hecho lo mismo con un hombre.
ResponderEliminarHe estado en Cuenca hace poco, y también he podido cruzarme con cualquiera de ellos. Me da escalofríos pensarlo. Lo malo es que nadie estamos a salvo. Lo único que se puede hacer es ser precavido y no fiarse ni de tu propia sombra.
Ufff, a mí también me produce escalofríos pensar en todo esto, en ese horrible final de la noticia que todos presentíamos desde el principio. Imaginate, un hombre y una mujer comienzan una relación y la mujer le pide al hombre certificados, de penales de salud, incluso test psicológicos habría que pedir... ¡Madre mía!!! Hay que ir con cuidadín, porque cómo tú dices, el mal acecha por todas partes (parece el anuncio de una peli de terror, pero es bastante real)
ResponderEliminarBesos
¿Quién no confía? Eso es parte de la tragedia. Desde luego, confianza no es disolución: una pareja no es Dios, no es alguien en quien desaparecer. No me parece la mejor manera de iniciar una relación pedir certificado de penales, médicos, etc. Aunque, por supuesto, hay que permanecer atento a las señales y no permitir que se confunda amor con pertenencia.
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