Los habituales conocen mis filias literarias y algunas
fobias. Entre las primeras se encuentra la novela detectivesca. Y entre todos
los autores y variedades, Henning Mankell ocupa puesto preeminente en mi
particular Olimpo.
Acabo de terminar de leer Arenas
movedizas. Todo el mundo sabe que su autor murió el último otoño. En este
libro no hay unidad, se suceden una serie de capítulos (casi posts) en los que
Mankell habla de muchas cosas sin aparente conexión. O sí hay un hilo invisible que lo recorre: Mankell
habla de su vida, pero -por ese extraño milagro- habla de la vida. Desfilan por sus páginas personajes y acontecimientos que
reconocemos, con los que nos emocionamos. Al final, los temas son universales.
Esta mañana de domingo me he despertado temprano. Anoche me
dormí tarde, atrapado por las páginas. Lo he terminado cuando la madrugada
dejaba de serlo.
Yo sabía que el inspector Wallander era un arquetipo. También
sé que su autor es una persona grande, que me hubiera gustado escuchar. Que el
libro no se terminara.
Pese a que la sombra de su enfermedad -ésa que le llevó a
escribirlo, que le amenazó y que finalmente se lo llevó- lo vertebra, no es un texto triste.
En absoluto.
(Henning Mankell: Arenas movedizas, ed. Tusquets, p. 308)
La muerte es quizás la única experiencia irreversible.
ResponderEliminarDesaparece aquel ser al que amábamos o, más modestamente, aquéllos que acompañaban nuestros días en modos tan diversos como necesarios. Y es para siempre.
Quedan los recuerdos y, en este caso, las relecturas.
No sé si la única. Desde luego la que más.
EliminarHace casi un año, oí al cura en un funeral citar a Gabriel Marcel: sólo morimos de verdad cuando nadie nos recuerda ya. Tan cierto...
Con los escritores me pasa algo curioso. Ea verdad que puedo releerlos, pero es como los recuerdos de las personas que ya no están: no me basta.
No he leído a Mankell pero esa última frase me parece certera y llena de poder. En cuanto a la forma, qué interesante sería ver esos posts y esa manera indirecta de hablar de la vida, esa sopa gigante en la que estamos inmersos y que se agota día tras día.
ResponderEliminarDeberías leerlo. Este, de cualquier manera, es un libro raro. Mankell es autor de novela policíaca de gran calidad. Además, tiene algún libro de tema africano, pues dirigió el teatro de Maputo durante muchos años y algún otro libro que no encaja allí y que es igualmente sensacional. Pienso especialmente en "El chino". Te gustará, palabra.
EliminarAunque sólo he leído dos libros de Mankell que por cierto me encantaron, "El chino" y "La quinta mujer" (también adoro la novela detectivesca), me apenó mucho su fallecimiento. Es curioso cómo, cuando muere un escritor famoso, de repente en la biblioteca se empiezan a mover mucho más que nunca sus libros, incluso los de menor porcentaje de préstamo. Es algo que me llama mucho la atención...
ResponderEliminarSiempre he pensado que una obra escrita, es uno de los mejores testimonios y recuerdos de un escritor que se nos ha ido. Es un lujo poder seguir disfrutando de un poquito de ellos mismos.
Besos
De lo mejor que has leído, aunque yo recomiendo leer la serie Wallander por orden. No es imprescindible, pero hay referencias en las últimas a las primeras.
EliminarEn la Biblioteca que frecuento pasa lo mismo: sacan al expositor los libros del finado que son rápidamente prestados. Me gusta y al tiempo me asombra.
Estoy de acuerdo con lo que dices, pero en mi caso me quedan pocos por leer...