I
Debía ser mi
cumpleaños, hace tanto... Recuerdo que llovía sin disipar el calor pegajoso. T. me
regaló un doble vinilo de Stan Getz y Astrud Gilberto. Lo escuchamos juntos
muchas veces. Y un día comencé a escucharlo sólo. La llegada del CD lo desterró
al fondo de un altillo. Ella estaba desterrada varios años antes.
II
Invité a
cenar a L. y ella aceptó. Era una noche clara de final de primavera. Mientras
iba a recogerla a su casa observaba el cielo y en el equipo de música de mi
coche sonaba un CD de Carla Bruni. Cuatro horas y muchas palabras después seguí
escuchándolo, en singular. Di un rodeo para llegar a casa hasta que el sueño
convirtió en peligrosa la conducción.
III
Ella me
pidió una copia, pero nunca llegué a hacerla. Escuchábamos las canciones de Amaral
una y otra vez, recogía a M. para ir al cine, o para salir a cenar y luego
volver a mi casa o a la suya. Siempre Amaral. Camino del aeropuerto puse
el CD por última vez. Lo tuve en la
guantera unos meses hasta que lo regalé con la inútil esperanza de olvidarla.
IV
Hoy es
domingo, último día de julio. Mañana comienza un mes en el que recuerdo
frecuentemente a Y. Compré un CD de grandes éxitos de Claudio Baglioni porque ella tarareaba Questo piccolo grande amore a menudo, pero la recuerdo
especialmente en agosto porque ese mes de aquel año pasé muchas
tardes solo, confundiendo un amor pequeño con un grande amore. Éramos jóvenes, demasiado.