No me gusta el género. No lo frecuento. La peor variante
(ejemplo de tautología sin parangón) es el discurso institucional: el Rey en
Navidad, por ejemplo. También valen las presentaciones de alguien que no necesita presentación, las
vaciedades genéricas repletas de lugares comunes...
Hago una excepción con algunos, aquéllos que huyen de esas
frases manoseadas que no sorprenden porque ya son como cantos rodados por el
tiempo (déjá-vu). Estos discursos exponen
algo combativo, sustancial, o expresan
belleza, cuentan una historia o desarrollan una tesis original. Esto es lo
difícil. O dan sinceramente las gracias y desarrollan una emoción sincera y no
impostada.
Por distintas razones, he escuchado alguno de ellos
últimamente. Ahí van. Son discursos de algunos de mis padres. Por supuesto hay muchos más; como el que pronunció mi
amigo y excompañero QQ, improvisado, punzante, prudente y de gran elegancia.
Pero éste no lo pongo aquí, ustedes me perdonarán (by the way, QQ, podías haber consultado el enlace del que saco la fotografía...).
Procedencia de la imagen:
https://www.plusesmas.com/jubilacion/discursos-de-jubilacion/