domingo, 10 de junio de 2018

REFLEXIONES ALGO LLORONAS DE UN PROFESOR DE FILOSOFÍA A FINAL DE CURSO

I

Está terminando el curso y estoy agotado. Todos los cursos es lo mismo, cierto, pero cada año soy mayor, de modo que mi cuerpo lo resiste malamente.

A finales de junio pasado fui a ver a mi médica. Le referí dolor de espalda y cuello persistentes. Me miró y me dijo más o menos esto:

-Te pasas muchas horas corrigiendo, sentado, incluidos los fines de semana, ¿verdad?

-Pueeeees… Sí –respondí; había olvidado que su hermana es profesora de secundaria.

-Te faltan unos días para terminar el curso. El día 1 de julio empezarás a mejorar. Si no es así, pásate de nuevo. De momento, algún ejercicio de cervicales e intenta que las sentadas no sean muy prolongadas.

Mano de santo. El día 1 ya empecé a mejorar, el 2 casi bien, el 3 perfecto.

Me estoy acordando de esto ahora que la situación se repite como el día de la marmota. 

Voy más o menos por la mitad de todo lo que tengo que corregir. Tengo unos 200 exámenes y algunos trabajos pendientes. Luego quedan las recuperaciones, finales y demás.


II

Como ya he dicho a veces, estoy en crisis. No por la materia, sino por las condiciones de la asignatura. Porque sigo estando seguro de que las asignaturas de Filosofía son las únicas que hablan a los estudiantes de conceptos universales, de personas y no de españoles, de seres humanos y no de los pertenecientes a la tribu, de Derechos Humanos Universales y no de derechos de los habitantes del pueblo en el cada cual vive azarosamente. A veces pienso que ésa es la razón de que el destino de estas asignaturas parezca ser el del estercolero del sistema educativo.

Además, está la cosa ésa de los Valores Éticos, tan importantes que tienen una hora a la semana, qué alegría, gran compromiso con el contenido. Qué mierda.

Y luego están las otras asignaturas. Creo que fue Adela Cortina la que dijo que la importancia que una sociedad concede a un saber se refleja en el número de horas que le da en el currículum. Efectivamente.



Procedencia de las imágenes:
https://steemit.com/spanish/@jessfrendcor/en-steemit-corregir-y-ser-corregido
https://www.yorokobu.es/caricaturas-pablo-morales/

8 comentarios:

  1. ¡Ánimo Atticus!, al menos ya lo poco que te queda para disfrutar de vacaciones vas a estar bien fisicamente, que eso es importante
    Porque cuando duele la espalda, el cuello, todo se ve más negro todavía
    Besos

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    1. Ufffff. Poco, pero qué largo. Hoy me ha dicho una compañera que no es que estemos dos meses de vacaciones (por cierto, ella uno, le ha tocado tribunal de oposiciones), es que en julio estamos convalecientes. No sé si tanto, pero desde luego hacemos mucho más que una jornada laboral completa. Al menos este curso no tengo dolores físicos. Por cierto, voy a corregir, que mañana tengo que entregar notas.

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  2. No queda nada Atticus, es la recta final, pero la más dura, es verdad. Piensa en las vacaciones que están a la vuelta de la esquina, venga un último esfuerzo. ¡Ánimo!

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    1. Lo de último espero que no sea porque estoy a punto de palmarla y ya no habrá más esfuerzos...

      Lo de los Valores, que multiplica aulas y alumnos, me mata doblemente, porque muchos alumnos creen que tienen derecho a un 9 porque sí. Van listos.

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  3. A mí me parece un exceso lo que tienes y no me extraña que estés agotado. No creo que tus reflexiones sean nada lloronas. Yo también estoy cansada y solo tengo dos niveles, mi asignatura está de moda (aunque a mis alumnos les importa cero) y no paso de los setenta alumnos ( si no cuento a los absentistas, el número baja considerablemente). No tengo mucho que corregir. Soy una afortunada y tu situación me parece injusta. Me parece injusto esa diferencia entre una asignatura y otra. Aún así yo también estoy cansada. Tengo otras cosas, claro: gritos, insultos, peleas, amenazas, quejas, maldiciones, violencia, enfrentamientos. Agotamiento por intentar lo que no sé si se puede conseguir, agotamiento porque la cuerda siempre está tensa y me paso las horas luchando. En fin, este es tu espacio para desahogarte y resulta que me estoy aprovechando de él. Lo siento. Hoy ha sido un día complejo. Habrá que pensar que no queda mucho y luego llegarán los libros, la piscina, la cerveza y la playa.

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    1. Un exceso que permite la ley, que fomenta la miopía de los que sólo cuentan horas y que apuntalan aquellos que organizan los institutos a partir de tres puntales/asignaturas y montoncitos de asignaturillas.

      Corregir es lo peor, lo más aburrido, tedioso hasta extremos inenarrables.

      Y luego está la burocracia (he escrito sin errata).

      No sé qué te ha ocurrido, pero siendo colegas creo que sería capaz de entenderlo. Afortunadamente, está ahí al lado, cerquita, el descanso anual. Al que le parezca que somos unos vagos no tiene más que trabajar un mesecito en esto. Junio, si es posible.

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  4. Leyendo tu post me ha venido un título de algo, o lo que yo creía un título, éste: "La vida está en otra parte". Como no estaba seguro, lo miro en Google; y sí: es una novela de Milan Kundera.

    Creo que leí en su momento una decena de libros, luego desapareció.

    Lo cierto es que diría que la vida está en otro lugar que no es el instituto, pero no es verdad, ahí también está la vida o debería estar lo mejor de la vida; pero mientras las distintas fuerzas de todos los signos se empeñen en hacer de la enseñanza una explotación inmoral de la salud docente, entonces sí, la vida está en otra parte.

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    1. Leí mucho a Kundera a finales de los ochenta. Me gustó muchísimo. Coincidía con la visión que daban algunos de lo que se vivía en el este de Europa. Por cierto, recuerdo que alguien lo acusó de traidor, agente de la CIA y no sé cuántas cosas más. Lo de siempre.

      Pero, efectivamente, la vida está en otra parte. El próximo curso voy a cambiar de instituto. Sólo por una razón: menos trabajo. Hay otras, pero son menos importantes.

      Recuerdo a una compañera (es un decir) de este año. Cuando expresé mi malestar por el hecho de haber aceptado mi instituto ser bilingüe en bachillerato, ella insistía en sus ventajas: ella, 50 alumnos, cuatro veces menos que yo. Y así muchos casos que enumerar no quiero, ahora no.

      Si tan solo tuviese que corregir un ejercicio semanal a todos mis alumnos, esto supondría más de 30 horas de trabajo en casa. Eso no se ve. Lo malo es que ni tus compañeros, ni tus equipos directivos. Qué decir de los que no pisan aula, esos que padecen el "efecto moqueta" (hablé de eso en este enlace: http://nomadassquare.blogspot.com/2015/09/el-efecto-moqueta.html).

      Porque la vida está en otra parte, otra vida.

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