Leo espantosas noticias sobre parejas que se llevan mal y
acaban en lo peor y pienso que en una relación afectiva 1+1 deben sumar siempre
3. El uno, la otra (o los otros, las unas) y lo que han creado entre ambos. En
muchas ocasiones la suma da 1,5 o 1 un cachito minúsculo del otro. Lo difícil
es conservar y crear a la vez. Lo otro es un repugnante acontecimiento impropio
de personas.
Veo que algunas de esas personas conservan la entereza pese a
los reveses de la vida. Siempre me ha llamado la atención que haya números enteros. Pero claro, es que también hay
fracciones, igual que esas personas que no lo son del todo (por culpa casi
siempre de congéneres). Si tiramos de imaginarios
tenemos todo el arte, la fantasía y el escaso asiento en la realidad.
Los irracionales
son los peores. No los números, claro, los hombres. Los números siempre son
amigables, aunque su amistad sea exigente. Por culpa de los (seres)
irracionales muchos humanos están quebrados, son ceros a la izquierda, se les
divide infinitamente, tienden a cero, limitan con ese número.
Me gustan ciertos números más que otros. Me gusta el 13, que
coincide con fechas gozosas para mí. Sí, ya conozco la superstición, pero es
eso: superstición; sólo es malo sentarse 13 a la mesa si únicamente hay comida
o sitio para 12.
Me gustan los impares,
el 7 sobre todo. Sin razón aparente, a no ser que el freudiano numerológico
venga a hacer un análisis de urgencia. De entre los pares me gusta el 6; el
compañía del 9 tiene su morbo, matemático y de lo otro.
Me maravillan los números primos,
cuyo nombre me hacía gracia en edad escolar: esas rarezas infinitas que sólo
son divisibles por sí mismos y por la unidad. Creo que sufren bullying por los números gregarios, que
son los pares, sus pares, que llaman nones a los que no son de los suyos (si eso
no es acoso que venga Euclides y lo vea). De hecho sólo hay un número par primo: el 2.
El 10 tiene prestigio. Pitagórico y futbolístico, académico,
admirativo. Pero es par y eso es un agravante.
El 1 posee atrevimiento, cierto egoísmo, representa la moral
del señor y el vértigo de la soledad. Por eso pasamos al 2, hace frío ahí
fuera, el 2 tiene hombros para reclinar la cabeza y palabras que prolongan las
nuestras. A veces es también el 3, como decía al principio, siempre 3, impar,
añade algo, crea; el 3 es crecimiento, voluntad de ser, poder, hacer.
Nunca restar, nunca menos. Las operaciones estimulantes son
la potencia, la suma, la multiplicación. No los límites, nunca irse por la
tangente. Mejor buscar la perfección zen de la esfera.
O buscar la raíz, no la raíz cuadrada: la otra. Pero eso ya
es filosofía, otra historia.
Procedencia de las imágenes:
https://www.wengo.es/tarot-videncia/blog/numerologia/568-los-numeros-y-la-numerologia
https://yucatancultura.com/comics/una-busqueda-epica-de-la-verdad-bertrand-russell-en-logicomix/
(Por cierto, recomiendo pinchar en el segundo link, interesantísimo).