Uno piensa que no tiene manías y ritos. Pero entonces medita
más despacio y ve que se equivoca.
Esta noche ponen en televisión Cinema Paradiso. Estoy dando vueltas a la cantidad de películas que
he visto en mi vida y todos los recuerdos que tengo asociados a ellas.
Voy desde muy pequeño. Muy cerca de mi casa había un cine y
casi todos los domingos veía una sesión doble. Muchas veces solo. Un niño solo
en el cine. Pues sí. La primera vez que vi una película que no me gustó fue del
oeste; sigo sin tenerle querencia al género, será un trauma de infancia.
De adolescente intenté entrar en alguna de mayores (destape y
eso). No me dejaron. Recuerdo una, Solo
ante el streaking, lamentable aunque saliese Alfredo Landa. Y recuerdo
también con desasosiego La corea.
Recuerdo que perdí la cazadora en el cine y me cayó una buena en casa.
Ya de joven no tan joven comencé a aficionarme a un cine
mejor. Me trasladé a una gran ciudad y mi educación cinematográfica subió enteros.
Comencé a alejarme de mis amigos de entonces, cuyos gustos no eran los míos. No
logré convencerles para ver En busca del
fuego, de modo que fui a verla solo. Supongo que el raro era yo y poco a
poco dejamos de frecuentarnos.
Pronto llegaron las sesiones subtituladas de raras
cinematografías en unas minisalas en las que estaba prohibida la comida y la
bebida. Me parecía lo normal. Yo nunca he comido ni bebido en el cine (salvo
agua). Vi muchas películas allí.
Después me emparejé. La llevé a esas salas y a otras. Me
miraba con cara de desconcierto. Ella me llevó a ver pastelitos insoportables,
era un acuerdo razonable. Acabé yendo solo otra vez. Debí entender lo que
significaba eso.
Ahora voy alguna vez solo. Otras me acompaña una pobre
incauta a la que engaño. Dice que, de vez en cuando, le gustan las películas a
las que vamos. Eso sí, me resisto a ver Capitana
Marvel. Tendré que capitular, supongo.
En todo caso, sin comer ni beber, últimas filas, móvil
apagado y entrega absoluta a lo que sucede en la pantalla. Si tiene subtítulos,
mejor.
Por cierto, y recuperando el inicio, ved Cinema Paradiso. Es algo moña y está rodada para gustar a todos.
Pero tiene un final maravilloso. Si no os gusta -al menos esa secuencia final-,
abandonad este blog para siempre y marchad al cine del centro comercial más
próximo con palomitas y un refresco de cola de litro. No sois de los míos.
Procedencia de las imágenes:
https://madrid.lecool.com/event/fiesta-del-cine-2018/
https://www.mexicoescultura.com/actividad/211108/cinema-paradiso.html