Algo misantrópico sí que soy.
No full time, no con todo el mundo, pero sí con algunos. Ésos
que llaman personas tóxicas. Me desagradan sobremanera, me repelen. Con la de
gente maravillosa que hay en el mundo: cultos, chispeantes, proactivos…
Y luego están los prepotentes, los vanidosos, los imbéciles (voluntarios),
los orgullosos de su ignorancia, los violentos…
Siento por todos ellos una alergia irrecuperable. Pero muy
especialmente por los que poseen (y alardean de ello) soberbia moral. Son los
propietarios de la verdad, los que están siempre varios pisos por encima del
común de los mortales, los que juzgan pero nunca pueden ser juzgados, los que
no escuchan ni contemplan más opción que la suya (la única, la mejor).
No les voy a dedicar más tiempo. Me voy a pasear. Por el Ser.
Prodecencia de la imagen:
Estoy de acuerdo con todo lo que dices. Esas personas llamadas "tóxicas", como dice su palabra solo pueden traerte maldades y malestar, cuanto más lejos mejor.
ResponderEliminarPero lejos del tó (que diría José Mota). Y mejor empleamos nuestro tiempo con personas saludables, divertidas, inteligentes... Lo otro es masoquismo. O afán redentor. No sé qué es peor...
EliminarTambién estoy de acuerdo, la toxicidad, en todas sus variantes, no vale la pena. Y dedicar tiempo a ello tampoco.
ResponderEliminarEstos cuatro días de vida tenemos que utilizarlos, movernos, hacer cosas. Si uno se queda contemplando lo negativo está muerto...así que hoy que tenemos por delante un bonito sábado voy a ver qué hago...
¡Un abrazo!
Huir, huir, huir...
EliminarLos tóxicos lo son hasta en las rupturas, las discusiones, ¡qué digo!, en el simple intercambio de frases. Así que huir, huir, huir...
Que, como dices, son cuatro días.