Salgo poco y no me apetece. He estado unos días en la playa,
iba pronto, básicamente a andar, mide más de un kilómetro, de modo que hago casi
dos kilómetros y medio a buen ritmo. A veces un baño si el agua está limpia. Y
a casa siempre antes de las once. En la playa casi nadie lleva mascarilla.
Curiosamente, si voy muy pronto hay menos gente y casi todos llevan mascarilla,
la media de edad supera los 50. A veces me encuentro al regresar del paseo que
alguien ha plantado su toalla muy cerca de mis chanchas y toalla. Cuando digo
muy cerca es un metro o menos, en una playa ancha y con muy poca gente. Por la
tarde bajo otro rato, siempre después de las 8. Poca gente ya, otro paseo.
Ya no estoy allí, sino en la España interior de los treinta y
pico grados. Salgo pronto a pasear. Es igual que en la costa, pero con ropa.
Los fumadores van sin mascarilla, algunos que no fuman también. Cuento siempre
una o dos docenas. Si es por la tarde, aun peor: grupos de jóvenes arracimados,
como mucho una mascarilla en la papada o de muñequera. Hablan a voces y muchos
se pasan la botella o el cigarro. Por supuesto, hay mascarillas por toda la ciudad, en la playa también había; hace pocas semanas también muchos guantes. Son los de los derechos sin deberes, los de a mí nadie me dice lo que tengo que hacer.
Y a mí me da miedo. Miedo de no haber
aprendido. Porque en febrero y marzo estaba justificado un cierto desdén, fruto
del desconocimiento y de otras amenazas que al final quedaron en nada. Pero hoy
no. Estoy harto de ver tipos que se abrazan, que te pasan rozando con sus bocas
y narices bien abiertas, de fumadores que echan humo y demás efluvios. Estoy
harto de ver los pelos que asoman de la nariz porque no se tapan las fosas
nasales. En algunos comercios ocurre lo mismo, me he ido de dos de ellos. Por
el contrario, otros se lo toman muy en serio, no solo porque es su pan, sino
por respeto. Pero si no me respetan, elijo otros. Me gusta cuidar como cliente a los comercios que me tratan bien.
He hablado con mi hijo al respecto.
Le decía yo que hay muchos que dicen que eso de las multas es recaudatorio y
que lo que hay que hacer es educar. Pero yo me cisco en esos bienpensantes que
todo lo arreglan mandando a la gente a la escuela (a la que, por cierto, se
empeñan todos los gobiernos que en este país se suceden en condenar a una
situación menesterosa e infrafinanciada). Supongo que una multa no les parecerá
educativa. Por supuesto, creo que lo mejor es la educación como convicción. Ya
me lo decían en la mili: las órdenes hay que explicarlas siempre que sea
posible, pero siempre hay que obedecerlas. Pero nadie paga sus impuestos
gustosamente, aunque sabemos que son necesarios. Desde luego, a los
defraudadores no se les educa precisamente en este sentido. Tal vez, pensándolo
bien, sería bueno una medida bastante eficaz, educativamente hablando: llevar a
todos esos al hospital a ver una UCI. Y a los negacionistas algo más: que estén
unas horas con los enfermos cuyo mal es inventado
y se dicen afectados por un virus inexistente.
Sería muy educativo, sí.
Paseo de hoy: me cruzo con 70 personas; 19 de ellas no llevan mascarilla o llevan fuera la napia. No tiene valor de muestra, pero es algo similar a lo que veo a diario.
Paseo de hoy: me cruzo con 70 personas; 19 de ellas no llevan mascarilla o llevan fuera la napia. No tiene valor de muestra, pero es algo similar a lo que veo a diario.
Procedencia de las imágenes:
https://www.infobae.com/coronavirus/2020/04/21/la-industria-tabacalera-sin-stock-por-la-pandemia-una-oportunidad-para-que-los-fumadores-abandonen-el-habito/
https://www.tiempo.com/noticias/actualidad/calor-y-mascarillas-principales-riesgos-consejos-verano.html
¡Hola! Yo también salgo poco, tampoco es que tal y como están las cosas apetezca demasiado. Alguna que otra cerveza en alguna terracita en la que se pueda, porque suelen estar, como se diría hoy en día, "petadas" y paseos largos por La casa de Campo a última hora de la tarde, porque si no, el calor es insoportable.
ResponderEliminarDe camino, paso por un parque y me pone de los nervios ver lo que veo (lo mismo que ves tú): grupos de jóvenes pasando de todo sin mascarillas, pegados o abrazándose, compartiendo litronas o porros, porque parece que el coronavirus no va con ellos, uffff me crispa tanto egoísmo. Y esa falta absoluta de respeto (además de incosciencia total) de algunos.
Pero bueno, al menos sí hay aspectos que dependen de nosotros, yo ahora voy por la vida cuidando mucho eso y en cuanto alguien se me acerca sin pensarlo doy marcha atrás.
He quedado con amigas, pero solo con las que como yo llevan a rajatabla el tema de las mascarillas y la distancia y también alguna hay que me ha tachado de exagerada y se ha mosqueado. A mi padre por supuesto que no le he abrazado todavía y los dos tenemos mucho cuidadín cuando nos vemos.
La verdad es que las cosas no andan bien, y como a ti, me da mucho miedo, porque muchos no han aprendido nada, por eso no veo mal lo de las multas e incluso la medida de la mascarilla obligatoria en todas partes (te reconozco que cuando salgo a andar o a correr un poco, como hago ejercicio, no me la pongo, pero te aseguro que soy superrespetuosa y voy esquivando a la gente, nadie se me acerca ni yo me acerco a menos de tres metros, jeje)
Aunque no está bien, a veces pienso que a todos esos que pasan de todo no les vendría mal pillarse un coronavirus de los buenos, no de esos asintomáticos, esos de UCI para que les vieran las orejas al lobo. Sé que no debería pensar así, pero a veces no puedo evitarlo
En fin, que me enrollo más que las persianas.
Besotes!
Bueno, a mí sí me apetece, pero hay que ser prudente. He salido algo, a sitios con mucha seguridad, y aún así no se está del todo tranquilo. Intento no vivir con miedo, las primeras semanas del confinamiento fueron muy duras. Sin embargo, lo que veo a mi alrededor y las cifras que leo me asustan. Y, siento ser así de pesimista, no confío en la ciudadanía. Ni hemos salido mejores ni hemos aprendido. Parece que es al contrario.
EliminarMe han puesto alguna multa en mi vida. No muchas, media docena de tráfico, todas -menos una- merecidas. Sin duda, tienen valor disuasorio. También tuve un problema con Hacienda, me hicieron una declaración paralela porque no había incluido algo que sí tenía que incluir. Por lo tanto, a pagar con intereses. Pagué sin rechistar porque, aunque no hubo mala fe por mi parte (ni sabía que debía hacerlo), es lo debido. A nadie le gusta pagar impuestos aunque sepamos que son necesarios. Por eso se llaman impuestos, siempre nos parecen muchos. Lo que no es nada educativo es lo que hacen algunos con el dinero de todo, eso hunde cualquier intento de convicción e interiorización de la cosa colectiva.
Bueno, voy a ver si me pongo a currar un poco, que lo único bueno que ha traído esto para mí es que por fin he terminado mi libro de relatos y ahora estoy con otra cosa de filosofía, muy avanzada ya.
Besos muchos.
Me entristece que se vea venir ...y que venga. Casi desde el principio sabíamos que habría rebrote y en ello estamos.
ResponderEliminarSabemos que habrá rebrote y sabemos, la inmensa mayoría, lo sencillo que sería evitarlo, pero no lo vamos a hacer.
Para mí, más allá de las noticias cotidianas, las novelas o la historia, esto que está sucediendo nos habla muy alta y claramente acerca de cómo es la naturaleza humana.
Con todo lo bueno y con tanto malo.
Nos queda ser granito de arena que intente hacer las cosas bien, aunque no sirva para nada, pero al menos el intento y hasta el final.
Un abrazo y ánimo, Atticus.
Anoche vi un capítulo de la segunda temporada de "El ministerio del tiempo". Se titulaba "Un virus de otro tiempo". Estremecedor. Lo que se vio es un calco de lo que ha llegado. Y es ficción. Efectivamente, nos avisaron de que habría rebrotes, pero la conducta de buena parte de la ciudadanía es lamentable, y seguirá siéndolo. Como dices, seguramente es la naturaleza humana. Y también es educación recibida: el engaño, la trampa, la desobediencia, el estúpido individualismo a toda costa...
EliminarAsí que me voy a pasear ahora que aún se puede, antes de que el grueso del personal inunde la calle. Un abrazo.
No puedo estar más de acuerdo contigo. ¿Y cómo que una multa no es educativa? El problema, creo, res que cuando tratas a la gente como niños que no saben lo que les conviene, de repente, no puedes exigirle la responsabilidad de un adulto. Y si lo haces, ayúdate de herramientas por si acaso. Abrazos.
ResponderEliminarEn esta sociedad se trata a los niños como adultos, diciéndoles que tienen derecho a actos y servicios que no les corresponden por edad. Y también a los adultos como niños, lo que es una consecuencia de lo anterior. Hemos criado generaciones de tiranos, de tener derechos sin obligaciones, de vida en sociedad pero sin solidaridad ni empatía. Soy pesimista. En el paseo de hoy, más de lo mismo. Me recluyo.
EliminarGracias por venir por aquí. Abrazos. Bienvenida.
Hace rato que no pasaba por acá y hoy que por fin saque el tiempo me encuentro en que tanto uds como nosotros así estemos en diferentes partes del mundo estamos viviendo la misma situación, las "personas" no entienden que esto no es un juego. Yo llevo en mi casa casi 150 días y sólo he salido 2 veces por cuestiones médicas y cada que lo hago entro en pánico, por la inconsciencia, por que aunque uno se cuide el otro no lo hace, por lo tanto hay más riesgo de contagio. Pienso igual que Marian cuando dice lo de las UCI, creó que yo he sido más violenta al desear que sean ellos los hospitalizados o alguien cercano para que por fin entiendan. Estoy de acuerdo con las multas, acá también se está haciendo, pero creó que las sanciones deberían ser de tipo social y que si se contagian firmen un documento donde digan que si necesitan un respirador no los conecten "porque como el virus no existe" demás que se pueden salvar sin utilizar recursos médicos.
ResponderEliminarTemo que la situación es parecida a ambos lados del charco por lo que se refiere a la condición humana. Aquí estamos llenos de negacionistas y de irresponsables, de personas que piensan que a ellos no les va a pasar nada y también de los conspiranoicos. Estos comienzan a ser legión y, como toda persona que ha descubierto LA VERDAD, son unos pelmas del apostolado con argumentario, impermeables a cualquier dato que no confirme sus peregrinas creencias.
EliminarYo lo le deseo el mal a nadie, pero estaría dispuesto a llevar a todos estos irresponsables un rato a los hospitales. Ya que ellos no van a contagiarse (porque son especiales o porque el virus no existe), pueden no pagar la multa a cambio de dar de comer, limpiar o dar la manita a estos enfermos. Oye, y así no ponemos en riesgo la salud de los sanitarios, cuya heroicidad se está olvidando muy rápido.
A mí me entristece que el virus nos aisle, aunque acepto que no hay otro camino para evitar la propagación.
ResponderEliminarNo me gusta la imprudencia de no respetar las medidas de seguridad, pero me indigna más que en estos momentos, entre los titulares de número de contagios, haya otros como el aterrizaje de un viaje espacial destinado a turistas millonarios.
Unos países no pueden permitirse comprar respiradores para hospitales, ni siquiera mascarillas para la población otros gastan recursos en viajes absurdos porque ya se aburren yendo a las Fidji en vacaciones.
Y aunque sea dinero privado, ha salido de los demás, de negocios de usura o a saber qué.
Terrible.
Me encantaría saber más de esos relatos que escribes.
Regálanos algún fragmento.
Please...
Lo malo es que la desigualdad en el trato nos va a igualar en la enfermedad y en la muerte. Ojalá que no. Entiendo que la economía de muchos, si se para, significa algo terrible. Es una tesitura dificilísima y no sé dónde está el equilibrio. Sí sé que hay que tener más cuidado y ser menos cuñao cuando esto pasa. Y me aterran los negacionistas.
EliminarAlgunos de los relatos los encontrarás en este blog: La profesora, Malta, Semáforo, Nu som españols, Geografía del deseo, Ajuste de cuentas... Espero que te gusten.
Totalmente de acuerdo con tu reflexión. Es increíble comprobar lo imbéciles que en conjunto estamos demostrando ser los españoles, y al decir españoles me refiero a todos desde los que cobran por dirigir el país desde la cúspide o desde alguna de sus autonomías hasta quienes van o vamos por ahí presumiendo de tener opinión propia. Todos estamos demostrando un grado de imbecilidad grande. Nos comportamos como esos niños que sólo harán lo debido -de hecho lo están deseando hacer- si sus padres, madres o educadores les obligan a ello. ¿Cabe mayor grado de infantilismo? Lo malo es que aquí estamos jugando con la vida `propia y la de los demás. En el apartado 'imbéciles', los negacionistas ocupan uno de los círculos más próximos a las zahúrdas de Plutón, no se merecen menos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Hace tiempo escribí un post en el que hablaba de mi querencia por ser noruego. Noruega como idea, como utopía. Qué poco confío en mi ciudadanía... Y, por cierto, es una de las consecuencias de una clase política que se ha revelado mendaz, desleal, aprovechada y, en algunos casos, que ha inducido sin tapujos a la desobediencia de las leyes. ¿Qué esperábamos entonces?
EliminarLo de los negacionistas es doble: por imbéciles y porque están poniendo en peligro la salud pública.
Espero que podamos seguir mandándonos abrazos... Porque el curso empieza ya.