Los asiduos saben que en este blog somos cinéfilos y noveleros.
He escrito sobre todo de narrativa y de películas. No tanto de teatro. Apenas
una entrada y unas cuantas dedicadas a mi dramaturgo (y otras cosas) favorito,
Albert Camus.
Hoy es el Día Mundial del Teatro. Y estoy haciendo algo de
memoria de mi experiencia con él. Viví toda mi niñez y juventud en un pueblo
grande con dos cines, pero sin teatro. Iba a las salas todas las semanas, pero
no pisé un teatro hasta que tenía 17 años. Recuerdo que fue Luces de Bohemia,
de Valle-Inclán, obra que había leído con 14 en clase, con uno de esos
maravillosos profesores que ahora llaman “obsoletos” (¡qué insensatez!), Ximo
Cruz, al que tanto debo. Entonces tenía muy poco dinero, así que cogí la
entrada más barata y desde allí pude ver -más bien oír- a José María Rodero.
En mi biblioteca solo había por entonces dos obras del género:
Luces de Bohemia, claro, y Hamlet. Sin embargo, tenía cierta
experiencia en lo de ver teatro… en televisión. Había un programa, Estudio 1,
en el que los estupendos actores que tiene este país (entonces vocalizaban
bien) interpretaban clásicos. Vi Hamlet, con Enric Majó como el príncipe
de Dinamarca, Doce hombres sin piedad, recomendabilísima, El enemigo
del pueblo, de Ibsen, y también comedias muy divertidas: La venganza de
don Mendo, Eloísa está debajo de un almendro… Todas están
disponibles en Youtube.
Empecé la carrera y fui leyendo más. Shakespeare, Becket, Ibsen,
Sartre… Todo a salto de mata. Seguía sin dinero y las entradas continuaban
caras, pero desde la experiencia juvenil no voy si no puedo asegurarme una
buena visión/audición. Por lo tanto, lo frecuenté poco.
Recuerdo en esa época una obra que me impactó: Calígula,
de Albert Camus, nuevamente con un Rodero ya bastante mayor pero sobrecogedor.
Yo aún no había leído de Camus más que El extranjero y La peste.
Pocos años después trabajé como en un teatro (tareas de montaje
y desmontaje), de modo que vi obras desde dentro. Incluso salí de extra en una de
Shakespeare, con un traje de romano que me quedaba muy pequeño. Conocí a gente
célebre, alguna muy estirada y otra más que llana. Recuerdo a Juan Diego barriendo
el escenario porque se hacía tarde y luego a carcajadas porque se le había
olvidado un trozo del texto. Nadie lo notó, eso son tablas.
Ahora vivo en una pequeña capital de provincias con un teatro en condiciones y otro más recogido para actividades minoritarias. Voy cuando puedo, más o menos una vez al mes. Me gusta, aunque la falta de civismo de los movilópatas me lo ponen cada vez más difícil.
Curiosamente, hace años fui a Madrid a ver Calígula: me encantó aún más que la primera vez. Seguramente porque mi conocimiento del autor, como mi edad, es mayor. Fui con amigos: división de opiniones, para algunos “muy de pensar, demasiado densa”. Volví a verla cuando vino a mi ciudad, pero esta vez solo, para deleitarme en ella.
Me esperan dos funciones pronto. Tengo especiales ganas de
ver Silencio, de Juan Mayorga, del que ya he hablado en una ocasión y
cuya obra dramática conozco casi en su totalidad y con la que disfruto y
pienso. Porque también es “de mucho pensar”.
Así que, ahora que lo reflexiono, tampoco me es ajeno el
género. Pero siempre, y por encima de todos, Albert Camus.
Procedencia de las imágenes:
https://www.nytimes.com/es/2020/10/20/espanol/opinion/teatro-covid.html
https://www.todocoleccion.net/libros-segunda-mano-teatro/albert-camus-teatro-editorial-losada-1957~x46769539
Siguiendo tu recomendación, mi libro actual es "La peste". Extraordinario, lo poco que llevo. "El extranjero" no lo he leído, pero le tengo ganas.
ResponderEliminarFuera de la universidad no he leído teatro; así que si te tuviera que recomendar obra, lo harías tú mejor que yo.
Besos.
Camus es extraordinario todo él. Infinitamente mejor que las basurillas habituales que nada aportan. Eso sí, es de pensar. Tiene media docena de obras maestras. Desde luego, muchas de ellas dramáticas.
EliminarYo, más que recomendar, digo que me gusta y por qué. Besos.
Hola!
ResponderEliminarEl teatro es la asignatura pendiente que tenemos con mi marido, siempre decimos de ir pero nunca lo hacemos... son contadas las ocasiones en las que he ido y siempre con el instituto.
Tampoco acostumbro a leer teatro.. no estoy segura del porque.
Un beso!
Pues eso de las asignaturas conviene aprobarlas cuanto antes. O no, tal vez no sea una asignatura para vosotros. Depende, yo no soy quien para decir a nadie lo que debe o no leer o ver. Creo que vale la pena, pero cada uno es cada uno. Besos.
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