Vagalume tiene el tono de otros libros de Llamazares, incluso me atrevería a
decir que me recuerda a su extraordinaria (y breve) obra poética. En realidad,
todos sus textos tienen ese tono lírico, desde las novelas (Luna de lobos,
La lluvia amarilla…) hasta esos libros de viajes que parecen una búsqueda
del sentido y la belleza.
Vagalume se desarrolla en una ciudad interior, provinciana, sin nombre, en la que
un escritor, que acaba de morir, convoca la presencia de un antiguo amigo, casi
un hijo, protegido en el periódico en el que trabajaban los dos. Están la viuda,
las hijas, los amigos comunes, el puente abandonado por el río, los bares… Hay
un secreto, una vida no vivida, un hombre que elige el deber…
No cuento más: también es un libro sobre el oficio de
escribir, es literatura dentro de la literatura. Tiene todos los elementos para
que le guste a alguien como yo y para que la recomiende modestamente, como todo
lo que he leído de Julio Llamazares.
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