Una de las mayores pesadillas que le pueden ocurrir a alguien
es una mudanza. Llevo tres en siete años. Hace varias semanas que un montón de
cajas se amontonan en casa. Unos días
atrás descubrí dónde estaban los manteles y dejé de comer en una bandeja y con
servilletas de papel. Las cajas contienen de todo, pero sobre todo libros. Hoy
les ha tocado el turno a ellos. No sé cómo me cupieron en la casa anterior: en ésta
no parece que haya sitio, y eso que es más grande. Comienzo a ponerlos en riguroso orden alfabético:
Alders, Aldecoa… ¿Por qué está Aldecoa
después de Alders? Errores de párvulo. Llego a Chandler. Antes estaba en la
“Ch”; pienso si debo respetar esa letra derogada o someterme y ponerlo tras
Cela y Cervantes. Cedo al dictamen de los expertos.
Tengo en el salón un libro de Zweig que llevo al estudio: lo pongo al final y
me da pena, tan sólo en la última balda, casi a ras de suelo, el último. Abro
otra caja, sale Camus. ¿Dónde lo catalogo? No quiero separar sus ensayos del
teatro y las novelas; finalmente opto por ubicarlo en “Historia de la
Filosofía”, junto a Sartre, pero no estoy muy satisfecho. La tele está sobre
dos grandes cajas que, a juzgar por el peso, contienen libros. No me apetece
moverla y las dejo ahí: confío en que sean tomos de gran tamaño, de los que uno
pone orgullosamente en el salón, como si fueran más exhibibles que una
colección de novela negra o los principales textos de Kant. Veo otras dos cajas
que hacen las veces de mesita de noche; en éstas he escrito “libros de salón”,
bien, lo dejo de momento, hasta que compre muebles hacen servicio. ¿Por qué no
rotulé todas las cajas? Encuentro otra más pequeña: “DVDs y CDs”. Creí que ya
habían salido, pero hay más, claro, toda la música clásica. ¿La mezclo con el
resto o la ordeno aparte? Por cierto, ¿por orden alfabético o por géneros? Y si
es orden alfabético, ¿Wim Mertens en la W o en la M? Al fondo de la caja estaba
la Biblia, no sé por qué. No tengo
apenas libros de religión: ¿la pongo en Ética, en Historia, o es inapropiado,
tal vez blasfemo? Sale la caja con la B: Borges, Benet... ¿Pongo a Borges todo
junto o separo cuentos y poesía? Y Benet… tengo tres libros que no he leído
nunca, pese a haberlos empezado en múltiples ocasiones. ¿Los tiro? Entre las
hojas hay papeles antiguos: entradas de cine (siempre dos), rastros
amarillentos de lo que fue un proyecto de poema, notas con una letra de alguien
a quien habíamos olvidado. Tiro casi todo; me sorprendo sin sentir lástima ni
nostalgia. Aparece una felicitación de cumpleaños de una hermosa mujer; la dejo
caer en la papelera, pero la recupero de inmediato: su sonrisa está demasiado
próxima. Intento ser disciplinado y sólo pensar en criterios de clasificación;
repito mentalmente el alfabeto. Llevo casi tres horas; apenas una cuarta parte
de los libros están en su sitio, tengo los dedos sucios, me molesta lo que se
pueden llegar a deteriorar. Abro uno al azar, leo lo que subrayé, con el
entusiasmo y la ingenuidad de un hombre demasiado joven.
Mejor dejarlo por hoy: no siempre es agradable sentir el
viento del pasado. Tengo que pintar, comprar cortinas, matricularme en
inglés...
¿Michael Nyman en la M o en la N?
Mi experiencia como bibliotecaria durante varios años me llevó otros tantos a seguir también en casa el riguroso orden de los expertos (primero apellido,luego nombre;primero la "c",luego la "ch").Me cansé.
ResponderEliminarAhora aparecen según preferencias:los que más me gustan y no me canso de releer, en las baldas altas.Junto al suelo,los que no me atraparon y los que leí por obligación filológica (ufff...)
Antes,jamás empezaba uno sin acabármelo y,por supuesto,no tiraba.Sigo sin tirar (me provoca culpa cristiana),pero regalo y no leo si no me enganchan.Y compro atraída fatalmente por el título,descubriendo así maravillas y horrores.
De las mudanzas me gusta la sensación de pasar página y empezar una nueva etapa.Pero no el que siempre desaparezcan algunos de los
libros que amo .Aunque,claro, ahora creo en duendes y hadas...
voto a tal, y acuerdo en ello
ResponderEliminaruna mudanza es algo terrible, ya querría yo ver en estos trabajos a hércules y no haciendo un turoperátor por las hespérides
hay, ay, que ver cómo pesan los libros…, luego dicen que el saber no ocupa lugar…, será ahora que hay pendrives de muchos megas
cela fue un capullo, en la c está bien; camus era un tipo sólido, poético y valiente, ponlo en la v de vida; sartre, no sé, en cualquier sitio pero lejos de la simoneta
quema alguna cosa, recuerda a hume, más aún, quémalo todo, porque siempre habrá alguna ladrona jesuitona y beata que se quede tus libros, me ca en sus muertos pisoteaos
zweig fue un hombre bueno…, ponlo el primero en la b…, y sal a comprar unas cortinas, hombre, cómo es que no tienes todavía un mal estor que llevarte a la boca
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ResponderEliminarEmpezaré por Aliénor. Que sí, que uno es un teutón con vocación de italiano, pero no me sale.
ResponderEliminarAyer estuvo GreenEyes en casa, riéndose de mí, claro, abrió el armario de las especias, que NO estaban ordenadas alfabéticamente. ¿Lo ves, niña?: no estoy tan enfermo.
Lo del tetris es buena metáfora. No me cabe una mesita por un centímetro. Y no me agobia, es que la geometría es poética. Galileo lo sabía.
CrisC, el criterio que propones está bien: por filias y fobias. A Sartre yo lo dejaría en la S (de sapo). Concuerdo con lo de Cela, no obstante lo cual escribia muy bien.
ResponderEliminarEs curioso lo poco que importa perder algunos libros y lo que se echa de menos otros. Más aún que alguien te prive de ellos, los sustraiga, sabedor o no del mal que hace, pues no a todos les importa lo mismo. Llama a los GEOS.
¿Quién dijo aquello de que el saber no ocupa lugar? Una pared entera de estanterías Billy, de Ikea, y me falta sitio. Y lo peor no es eso, sino lo que pesan, la de lumbalgias que causan. No sé si compensa.
Últimamente me deshago de alguno, en los mercadillos de Manos Unidas, todos los años llevo ocho o diez. Con alegría. Pepe Carvalho era un visionario. Es por lo único que me compraría una casa con chimenea.
En las mudanzas desaparecen cosas. Otras se rompen. Y hay también algunos objetos que de repente encuentras y recobras tras años en el fondo del armario.
ResponderEliminarLo de pasar página... Algunas se pasan con gusto; de otras te echan. Por eso las mudanzas son una estupenda metáfora de la vida: son el devenir de Heráclito, el camino que se hace al andar de Machado. En todo caso, muy fatigosas. Dolorosas a veces. Casi siempre han merecido la pena, pero eso lo sabes al cabo del tiempo.
Yo, Elena, ordeno alfabéticamente la literarura y por ámbitos de pensamiento el ensayo. Pero algunos libros los pongo aparte: los que me gustan especialmente. Y también, alguna vez, "castigo" a uno y lo pongo del revés. Me pasó con un libro de Alfonso Sastre: al final me deshice de él.
Cada vez les tengo menos respeto, les doy menos páginas de cortesía para que me "enganchen". Pero también me pasa con las personas: me entrego absolutamente cuando me gustan (personas, libros), pero no soporto la estupidez, el diletantismo, la banalidad full time, la pedantería. Tenemos un tiempo demasidado escaso como para cargar sobre nuestras espaldas lastre y chorradas.
A menudo compro un libro por el título. Pero algunos sólo tienen bueno eso: el lomo. O sea, como las personas.
A lo largo de mi vida me he mudado... Mmmm... Espera que cuento... Creo que 7 veces... ¡Y las que me quedan!:-)
ResponderEliminarUn abrazoOO!! MMMUUUAAA!!!
Y yo que ordenaba los libros por colores y formas...es broma no soy tan frívola(no poco dice mi alter ego), aunque bien pensado tiene sus ventajas por que cada vez que buscas un libro das un vistazo a todos los que tienes, el inconveniente es que utilizas más tiempo del necesario para buscar un libro o no lo encuentras y, a veces, desistes o piensas que lo has dejado, perdido o que nunca lo tuviste y después también los encuentras por duplicado y cosas así.
ResponderEliminarComo aún no he terminado la mudanza que empecé hace un año creo que voy a seguir vuestro criterio: en los estantes que están más a mano los que más me gustan ordenados alfabeticamente, los que menos me gustan en los estantes de abajo también ordenados alfabeticamente y los que no me gustan amontonados en una caja.
Siempre y cuando no me pille una nueva mudanza...
Te gano, Clotho, yo he perdido la cuenta, pero así, a bote pronto, he vivido en una docena de casas. No sé si cuentan las que viviste de pequeño, porque entonces no pintas, ordenas, das de alta... Ánimo, que la vida es una mudanza (como dijo el tango).
ResponderEliminarLo de los tamaños está bien, Terrae, porque luego caben bien en las cajas cuando te mudas, y no pierdes tiempo. Lo de los colores también es un buen criterio: los que hacen juego con el aparador, con la tapicería, con las paredes... Porque aquí hablamos de "tener" los libros, nada de leerlos.
ResponderEliminarEl criterio es necesario y, aún así, tengo dos ejemplares del "Discurso sobre la desigualdad entre los hombres" de Rousseau, de "Pedro Páramo", y algún otro. Me voy deshaciendo de ellos. Para qué.
¿Os dais cuenta de lo fácil que es todo siendo analfabeto? O, al menos, un tipo de esos que leen el "Marca" de vez en cuando y el "Innterviú" en la peluquería.
Estoy recordando que hace años pasaba a diario por una tienda de muebles. En esto slugares suelen poner en las estantería moldes de libros, que hacen las veces. Así: Calderón de la Barca en 12 tomos, una Historia del Arte en 10, etc. Un día comencé a reírme a carcajadas en plena calle: 15 tomos, ¡15! de las "Obras completas"... de Sócrates. Y luego dicen que la filosofía no sirve para nada...
ResponderEliminarEn la próxima limpieza de estantes,aplicaré el método CrisC en alternancia con el de colores y formas.Ya os contaré los resultados...
ResponderEliminarEstoy deseando que llegue el invierno para quemar a lo Carvalho un par de tochos.En el entretanto,pediré hora con un psicoanalista argentino para trabajarme la culpa...
Seré también más cuidadosa al elegir libros y personas que leer...
¡Suerte con la mudanza!!!!
La verdad es que me imagino la situación. A mi este verano también me dió por orednar los libros por orden alfabético; lo que ocurre es que me estoy quedando sin espacio porque mis estanterías son pequeñas. Si te sirve, yo pongo todos los libros juntos, no me importa que sean teatro o poesía( de los que apenas tengo; sólo los que me mandaban leer en el insti y en la carrera) ¡ que pena de filóloga! jaja.
ResponderEliminarAtticus, cuando acabes " Unknown city" me lo dejas.
Psicoanalista argentino: pleonasmo. Ojo con la culpa, se cuela por las rendijas de la conciencia. Responsabilidad es lo mismo, pero sin ese abatimiento moral, sin la carcoma que corroe el alma. Freud habló mucho de eso, pero copiaba a Nietzsche.
ResponderEliminarLos libros van encontrando acomodo. No sin dificultades.
Rachel, no tienes perdón de Dios. Cómprate unos cuantos, aunque sea de oferta. Mejor: hay algunos hombres, pocos, que saben decirlo al oído. Busca a esos, que siempre os atrae lo canalla y poligonero, esos de verbo fácil... ¿He dicho verbo?
ResponderEliminarEstoy con "Unknown city", gran obra. No sé si te la devuelvo. ¿Dónde la clasifico?
Las Mudanzas, como indica su nombre te ayudan a mudar, a cambiar.
ResponderEliminarYo llevo 15 mudanzas más o menos, en diversas ciudades y 5 países y hoy por hoy lo importante me cabe en dos cajas el resto lo guardo en la mente.
Lo superficial a lo que nos apegamos aprendí a que lo embalaran y desempaquetaran sin supervisarlo siquiera.
Pero lo que aprendí de veras es a organizarme.
Me encantan las bibliotecas, los libros, leer...me apasiona pasar las páginas y todavía no he entrado en la moda "ebooks" no tardaré y encontraremos mil ventajas aún siendo un nostálgico del papel mi vida hoy es Internet.
Una de las cosas que aprendí es que cuando realizas una mudanza con una biblioteca importante, las cajas se multiplican ya que por el peso no puedes utilizar cajas grandes (se rompen).
Como bien te lamentas vale la pena empezar con tiempo a organizarte y rotular todas las cajas y numerarlas y realizar un buen inventario, después lo agradecerás.
Pues sí, Jorge, tienes razón. No sé si te conozco, creo que no, cinco países... Por un lado me das envidia. Por otro... uf, qué cansancio. Bienvenido en todo caso a esta mudanza, digo a este blog.
ResponderEliminarAl sacar los libros de las cajas he pasado algún rato divertido, porque las cogí de la puerta de una cadena de droguerías. Por lo tanto, ahí estaba Cervantes, en una caja de compresas, y Platón, en una de lejía, y así hasta el infinito. Todo muy higiénico, eso sí. Y eran muchas, por lo que decías (se rompen: la cultura abulta y pesa), y porque yo no soy un cachas, de modo que no puedo levantar kilos y kilos sino más bien gramos y gramos...
Lo mejor de ti no va en las cajas, por supuesto.
Hay un verso de Garcilaso que me gusta mucho. Dice: "Todo lo mudará la edad ligera / por no hacer mudanza en su costumbre".
ResponderEliminarBueno. Es otra manera de ver la "mudanza".
Y sí, tira los libros de Juan Benet. Puedes conservar, si acaso, "Nunca llegarás a nada". Para regalárselo a algún enemigo, naturalmente.
Viniendo de ti, es un alivio. Además, el título... ¿No irá con segundas? Mira que yo ya estoy preparado para eso. ¿Y "Saúl ante Samuel"?
ResponderEliminarYo sí que tengo las especias por orden alfabético. ¿Es muy grave?
ResponderEliminarMuy grave. Ve al médico. O al psicólogo argentino. ¿Te doy el teléfono del mío? ¿O nos vemos allí? Yo voy dos veces por semana: una para lo del orden alfabético; la otra por mis dudas con Benet. Aunque, tras la sugerencia de Signos, voy a dejar esta hora.
ResponderEliminarPero es grave.
¡Cómo me gusta cuando escribes sobre lo cotidiano y haces que acabe siendo profundo!
ResponderEliminarQuizá ahora no seas un hombre demasiado joven pero entusiasmo te sigue sobrando y creo que ahora eres más interesante, así que no está mal el cambio, no?
Un abrazo, Montse
Pues me alegro de que te guste. Lo cierto es que me gustaría saber hacerlo mejor, porque el estilo me motiva, tratar de entrar en lo cotidiano, encontrar las palabras para describir una mirada, una desazón, unas compras o una mancha en la camisa. Qué bien. No estoy nunca seguro de lo que escribo, pero si a algunos os parece bien, será que no es muy malo.
ResponderEliminarEso sí, ¿cómo que no soy demasiado joven? ¿Demasiado joven para qué, para decirles cuatro cosillas a las "jóvenas" con las que vengo de tomarme una cerveza? ¿Demasiado joven para escribir poesía, para hacer el camino de Santiago, para ejercer de semental romántico...?
Entusiasmo me sobra porque la vida siempre me parece poca y escasa, porque entre los memos, soplagaitas y fundamentalistas hay gente maravillosa y vale la pena vivir con ellos y entre ellos. Que sí, Montse. Y que ya me gustaría tener la mitad de entusiasmo que tú.
Parece que estoy enfadado contigo. Al contrario. Me gusta el piropo. Lo agradezo. Un abrazo para ti.
Me ha gustado pasar por aquí. Te felicito por el blog.
ResponderEliminarSaludos.
Y a mí que hayas pasado. Bienvenido y gracias. He visto que tienes algunas cosas escritas. En cuanto pueda, me paso por tu "casa". Saludos.
ResponderEliminarSi os cuento que yo tengo las novelas ordenadas alfabéticamente, pero al revés, de derecha a izquierda, ¿me haréis un sitio en la sala de espera del siquiatra(argentino)? Y encima no os podéis imaginar lo difícil que es guardar un orden alfabético inverso.
ResponderEliminarYa he hablado de ti al doctor Alfabetti. Te da hora para el mes que viene, pero contando al revés, el cuarto día, concretamente a segunda hora, pero empezando desde el final. Ten cuidado porque martes y jueves no tiene consulta por la tarde, o sea, que has de contar desde las 14, pero hacia atrás, si son esos días; si no, termina a las 19, así que tú misma.
ResponderEliminarOye, Teresa, ahora que lo pienso, ¿no estará ahí agazapado el alemán, ese idioma que dice los números de derecha a izquierda en vez de al modo usual en otras lenguas? Se trata, ya oigo al psicoanalista, de un caso evidente de transmisión de la libido de los números a las letras, es decir, un yo matemático reprimido que deja de ser latente cuando deviene palabra. Lo veo crudo, Tesesa. Se va a forrar contigo.
Las mudanzas son ocasiones muy intensas. Yo llevo 4 en 10 años y la verdad, es agotador. Ordenar los libros es una odisea si no tienes buena memoria -como es mi caso. A veces se me olvida el nombre/apellido de un autor (o recuerdas al autor pero no el título)y te lleva demasiado tiempo -y un intenso dolor de cuello- intentar encontrar el dichoso libro (esto lo descubrí en la segunda mudanza). Así que desde entonces clasifico en dos "pasos": primero por géneros: Balda de Novela, balda de Poesía, de Teatro, balda de los que menos estimo, de los no leídos.., y dentro de los géneros, por autor (hispoaamericano/extranjero). De todas formas, la primera balda es la primera balda y siempre acaba yendo a su bola, reuniendo mis libros fetiche y aquellos que más releo.
ResponderEliminarMelancolía artificial suena mejor, sí, pero ya ni eso.
saludos
Me gusta esa categoría: "la primera balda". ¿Pero empezando desde arriba o desde abajo? Porque mis estantes tienen dos metros, y no me parece un "honor" poner los libros preferidos más allá de la línea de los ojos. En esto, como saben los hipermercados, vamos a piñón fijo: se vende más lo que está a la altura de los ojos (segunda o tercera balda, según estaturas). No obstante, como concepto, me gusta. Yo, en la casa de la que vengo, tenía un grupo de autores en el salón, en la "vitrina", a salvo del polvo. Ya que tengo poca cristalería, mejor poner allí a Muñoz Molina, a Kundera, a Vázquez Montalbán...Pero no estaba del todo contento, así que en la casa nueva están todos juntos porque en el salón sólo hay dos sillas de playa, unas cajas, y los equipos de ver y oír.
ResponderEliminar¿Cómo que "ni eso"? No mires al cielo, que hoy no acompaña. Mejor escucha esto:
http://www.youtube.com/watch?v=U9JPix6Ms5s&feature=related
Empezando por donde quieras, Atticus. Para mí la primera balda casi siempre es la segunda o tercera empezando por arriba -una, que además de bajita, tiene sus manías. También apunto que las estanterías nunca me han parecido el mueble ideal para guardar-ordenar libros. Me gusta distribuirlos por varios lugares de la casa. Hace poco me compré para la habitación dos caballetes y un tablero enorme a modo de escritorio. He colocado encima prácticamente todos mis libros de poesía para tenerlos a mano en caso de emergencia. Las noches empiezan a ser muy largas y frías en octubre y nunca se sabe cuándo puedes necesitar unos versos.
ResponderEliminarHe de buscarme un nick definitivo, lo sé.
No deja de ser curioso este post. Creo haber dicho que ya tenía colocados los libros. Pues no, faltan los de poesía, que antes estaban aparte, y ahora ni siquiera tienen un triste tablero: al triste suelo. Y ahí siguen desde hace una semana, en cuatro montones coronados por Guillén, Neruda, Pessoa y Borges.
ResponderEliminarCojo (tomo: Borges es argentino) este último. Leo al azar: "Cómo puede morir una mujer o un hombre o un niño, que han sido tantas primaveras y tantas hojas, tantos libros y tantos pájaros y tantas mañanas y noches" ("Los conjurados, p. 35).
La poesía no es literatura de emergencia: es el pan.
Veo que lo del pleonasmo del psicoanalista argentino está dando mucho juego...jajaja.Por cierto,la culpa la tiré por la ventana ayer,aprovechando que también mudaba ,pero de
ResponderEliminarpiel...Y ahora bailo tangos con él.
¿Con el pleonasmo o con el psicoanalista?
ResponderEliminarBien tirada. Nada de al punto limpio. El punto limpio es nuestro espíritu.
jajajaja...lo sabía:¡con los dos!!!!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho eso de que la poesía es el pan, Atticus, te citaré..., aunque ya sabes que hay quien no pasa de comerse algún colín, rosquilletas y bimbomoldes.
ResponderEliminar"... nuestra prisión está construida de libros queridos"
Breton & Soupault en "Los campos magnéticos".
Me vale lo que sea: colines, pan de molde de Hacendaño (perdón: Hacendado), pan de leche, integral, de picos, sin sal y de pita. Todo menos los bollos preñaos (by if the flies).
ResponderEliminarQuería decir que no es una actividad elitista y exquisita, sino lo cotidiano, un modo de mirar, algo básico y elemental. Necesario. No siempre se pueden hacer versos, pero siempre se puede mirar poéticamente.
Así que eso: el pan. Con mucho relleno ("entrepá" lo llaman estupendamente en la zona levantina). Y despues a baliar tangos sin culpa con Elena.
Y que se vaya la mudanza a hacer puñetas. Hoy he pintado el pasillo. De amarillo, que rima.
tenerlos es indispensable para leerlos, siempre previo, no es necesaria la propiedad pero sí la posesión, el formato pronto será lo de menos, aún así no hay que olvidar la máxima esa que reza más o menos: la lectura es buena pero la práctica hace maestros...
ResponderEliminarLa lectura es un placer, y qué duda cabe que hace falta un formato. Pero las historias que se cuentan no necesariamente son indisolubles del papel. ¿En qué libro se hablaba de personas que aprendían de memoria los libros para poder contar las historias, porque esos libros estaban prohibidos? ¿Era en "Farenhenheit 451"?
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