Además de algunas palabras prestadas
por una marca cualquiera de vino;
además de carreteras, bares y futuro improbable,
sólo hubo un cúmulo de estrofas de humo
escritas con inconsciencia infantil.
Un quiebro a la sensatez, lo sé.
Una presencia que la mirada creaba y sostenía,
un poco de luz. Sólo eso.
Aunque fuera poco, aunque sólo fuese éso que dices, hubo algo. Y es importante, porque existió.
ResponderEliminarMe gusta "estrofas de humo" y "quiebro a la sensatez". Ambas contribuyen a hacer más bella la realidad.
Elena, escribí esto hace unos meses. Y ahí estaba, esperando. Ayer vio la luz por motivos que no puedo revelar (por sospechas más bien).
ResponderEliminarQuebré la sensatez (y no lo hice solo), sabía que aquello era humo, pero un humo musical, algo que valió la pena (fíjate: lo valió, aunque tuvo su penitencia; pero tuvo valor, claro que sí).
Es importante. Lo fue. Debo aprender.
Que bonito poema. No entiendo lo del vino,,, pero bueno.
ResponderEliminarEs largo de explicar. Decía Luis García Montero que la felicidad es un par de copas y una botella de vino. A veces no son necesarios viajes a la otra punta del mundo ni hazañas horizontales: basta un par de sorbos mientras se mira a los ojos.
ResponderEliminarGracias en todo caso.