lunes, 30 de julio de 2012

BOLUCECES XII: EAU NON POTABLE



En la ciudad de Saissac, con un castillo de la ruta cátara como atracción, se encuentra esta fuente.

Advierto a los que no saben francés que el cartel dice que el agua no es potable. Porque claro, imagino que habrá cientos de personas a punto de abalanzarse sobre el incesante manantial...

sábado, 21 de julio de 2012

CRÓNICAS NEOYORKINAS 3

“Yo no podré quejarme
si no encontré lo que buscaba:
pero me iré al primer paisaje de humedades y latidos
para entender que lo que busco tendrá su blanco de alegría
cuando yo vuele mezclado con el amor y las arenas”.

Federico García Lorca: ”Poema doble del Lago Edem”, incluido en el libro Poeta en Nueva York


Algo que hay que ver, sin la menor duda, es una misa gospel. Mi amiga cordobesa, que es chica lista y había estado hace un año, nos recomendó ésta: The Abyssinian Baptist Church (132 Odell Clark Place, W 138th St, NY). En  Harlem, of course.

Un taxi te pone rápidamente allí. Conviene estar a las 9 de la mañana, aunque la misa empieza a las 11 porque el espacio para visitantes es limitado, aunque conté casi 300. Una vez en la cola no paran de aparecer negros elegantemente vestidos, diciendo a los que esperamos que no se puede entrar en pantalón corto, ni con tirantes, ni enseñando los talones. A mí el tono me pareció un tanto imperativo, pero de lo demás… al fin y al cabo es su casa. A una de las chicas le dijo en voz más suave que iba muy adecuada para la casa de Dios, no como las demás, que parece que van a la playa.

En el rato que estuvimos esperando me di una vuelta por los alrededores: la población es de raza negra con algún que otro latino; los blancos (wasp), brillan por su ausencia, excepto en las inmediaciones de la iglesia. Nos hacen ponernos en fila de a dos. Mientras esperamos vemos pasar a los vecinos, absolutamente endomingados, camino de la iglesia. Entran ellos; después nosotros. Ellos van a la planta baja, nosotros en  la parte alta. Me recuerda, pero al revés, esa escena de Matar a un ruiseñor de la que ya he hablado. La misa es algo rara para un católico: se ofrecen un par de recién nacidos a la comunidad (lo más parecido es lo que se hace en El rey león, que tal vez tomó de aquí su ejemplo). Los que entienden inglés dicen que el sermón está muy bien, conciliador, dialogante, todas las personas tiene algo bueno, todos somos hermanos… A mí lo que me interesa es el coro que, tras los oficiantes, canta divinamente (nunca mejor dicho).

Prohibido hacer fotos, prohibido filmar. Si alguien es sorprendido será expulsado. Por eso no tengo ninguna imagen propia del evento, así que pongo algo de gospel que no corresponde al coro de esa iglesia. Pero es mejor verlo y escucharlo en directo, con unas maravillosas voces solistas masculina y femenina y un nutrido grupo de todas las edades. La gente baila en la misa, da palmas. Poco católico, de obligada visita. Y gratis, apenas el óbolo que hay que dar cuando pasan la bandeja, que aquí es una gran fuente dorada. Vamos, un regalo.



Al terminar, corriendo a Silvia’s, restaurante de comida sureña, estupendo, en el que los turistas nos dejamos conducir por los dueños (negros, claro). Sigo teniendo la impresión de que aquí mandan ellos, que los blancos somos la rareza, que ellos están orgullosos de su música, de su comida, de su barrio de casas bajas y amplias avenidas. Y que nos dejan venir.

Así que acudid en cuanto podáis.

martes, 17 de julio de 2012

CRÓNICAS NEOYORKINAS 2

“Es por el azul sin historia,
azul de una noche sin temor de día,
azul donde el desnudo del viento va quebrando
los camellos sonámbulos de las nubes vacías”.

Federico García Lorca: ”Norma y paraíso de los negros”, incluido en el libro Poeta en Nueva York


Si yo fuera un romántico cultural (que no lo soy) diría que todo es maravilloso, una especie de paraíso en la tierra. Pero no. NY tiene aspectos muy mejorables que van incluidos en el lote.

En primer lugar, el metro. Necesita una renovación urgente. Está sucio, entre las vías se acumulan todo tipo de restos y a veces huele mal. Dicen que es frecuente ver ratas como gatos, aunque no tuve el placer. Los andenes no poseen aire acondicionado, de modo que el golpe de calor en verano es más que importante. Eso sí, en el vagón hace un frío que pela. Además, es muy confuso en su trazado (debería explicarse en las escuelas). Algunas líneas se detienen en todas las paradas y otras no. Incluso algunas no circulan los sábados (deben ser las líneas judías).

En segundo lugar, las basuras. Va a tener razón Ana Botella: no se recogen todos los días en muchas ciudades del mundo. Pero, además, en NY no hay contenedores, así que se apilan en las aceras grandes pirámides de bolsones negros, especialmente a las puertas de los negocios y restaurantes. Muy agradable a la vista no es. Tampoco muy higiénico.

En tercer lugar, lo de pagar en bares y restaurantes. Lees los precios en la carta, pero a la hora de la cuenta (the check, creo) te añaden las tasas (casi un 9%) y… la propina. Que debe ser entre un 15 y un 20% (menos es considerado casi un insulto). En muchos comprobantes ya viene calculado lo que es cada uno de los márgenes que te ofrecen: 15-18-20. Incluso te lo dicen: debes dejar al menos un 15%. Como los sueldos con bajos hay que ganárselo en propinas, de modo que en cuanto llevas la cerveza (carísima: 5-10 $) por el tercio final se acercan a ver si quieres otra. Y cuando pagas te preguntan si quieres que te devuelvan el cambio. Vamos, que te sale por un 25% más caro de lo que has pensado, así que más o menos puedes calcular que pagas en euros el precio de la carta.

Ayer estuve con una neoyorkina que coincidía conmigo en algunas de esas cosas. Pero no en lo del pago. Según muchos de ellos, eso estimula el trabajo bien hecho y la competencia, pero a mí me parece que fomenta la inestabilidad, el trabajo basura y la competencia entre compañeros. En Macys (léase Meisis) se peleaban por atenderte y apuntarse las comisiones, y estaban dispuestos a ofrecerte hasta un 15% más de descuento sobre el precio ya rebajado, incluso sobre productos no rebajados. Vamos, como en el Gran Bazar. En GAP me preguntaron al pagar si había tenido una buena experiencia de compra… Aún no me he recuperado de la pregunta: la próxima vez que vaya tendré preparada la respuesta.

Pero lo demás sí me gustó, que no se me enfade nadie. Otro día cuento lo que me encantó. Que fue casi todo.

sábado, 14 de julio de 2012

CRÓNICAS NEOYORKINAS 1


“Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros”.

Federico García Lorca:
“Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)”,
incluido en el libro Poeta en Nueva York


No sé cómo se viaja a la capital del mundo. Yo preparé una maleta, una guía, unos amigos, unos dólares, y allá que me fui una semana. En ese tiempo uno tiene impresiones, sonidos y recuerdos. Recuerdos, sí, porque hay ciudades en las que has estado, aunque no hayas ido nunca. Algunos de esos recuerdos son traiciones; otros, un dulcísimo déjà vu.

Qué extraña ciudad, qué próxima.

Apenas ha pasado un día, aún estoy afectado por el cambio de hora, no sé si tengo hambre, sueño o melancolía. Tengo que dejar que repose todo esto. Escribir despacio.


http://www.youtube.com/watch?v=-Tf30XOjGtE

miércoles, 4 de julio de 2012

MÚSICAS COMO UN CHUTE DE ADRENALINA


Me voy unos días. Este cuerpo lo necesita. Estoy cansado de este curso de mierda, de tanto desgaste para nada, de tanta mentira, de tanto colaboracionismo, de tanto mirar para otro lado. Quiero distanciarme para acorchar la mirada. No pensar más que en belleza. Caminar, entrar a un local en el toque un grupo de jazz y beber morosamente una cerveza, escuchar los sonidos de la ciudad.

Necesito energía y tal vez algunas dosis de olvido.

Cuando ando bajo de baterías me pongo ciertas músicas. Como dice el título de este post, son un chute de adrenalina. Seguro que cuando ande por ahí las recordaré. Os las regalo.

Vuelvo pronto. Que la fuerza nos acompañe.