Se me escapó esta película en su momento, pero la he podido ver en casa hace unos días. La hermosa fotografía en blanco y negro me fascina al principio, apenas unos minutos. Enseguida comienzo a aburrirme. Un déjà-vu permanente que no me aporta nada.
La película de Trueba cuenta la historia de un escultor ya anciano que contrata a una hermosa joven para que pose y de la que se va enamorando casi sin darse cuenta; o tal vez sólo se enamora de la belleza: en esa confusión se edifica en gran parte la trama. Y eso es todo.
La elección de actores es desigual: Jean Rochefort, siempre grande, no necesita más que estar y mirar. Ella, Aida Folch, luce permanentemente un cuerpo estupendo pero no perfecto (ni falta que hace: ¿qué es un cuerpo perfecto?). No actúa bien y el doblaje al castellano ayuda bien poco en su caso. No me transmite nada. Y el resto de los personajes, por llamarlos de alguna manera, son levísimas presencias que ni se integran en la historia ni parecen tener función alguna. El maquis, el oficial alemán amante del arte: ¿para qué?, ¿sólo para contextualizar? Y lo peor: ¿por qué es tan insignificante el personaje de Claudia Cardinale? Es como poner al foie de guarnición en una fuente de patatas fritas.
Únicamente me divierte la irrupción de los niños en la historia, fascinados con el hecho de que en una casa del pueblo alguien pinte a una mujer que posa desnuda. Simpático.
Al contrario que la escena en la que hablan en tono supuestamente trascendente el artista y la modelo. Él le dice que dos son las pruebas de la existencia de Dios: la mujer y el aceite de oliva. Como se ve, profundo, ingenioso.
Leo en la web y me informo de que es una de las grandes obras de Trueba, su cine más personal, etcétera, etcétera. Pero yo me quedo con la fresquísima Ópera prima (1980), con la maravillosa Belle Époque (1992) y con la sensacional Chico y Rita (2010). Ya empiezo a olvidarme de El artista y la modelo. Si no fuera por estas líneas que ahora escribo.
A mí me gusto, y mucho. También le dediqué un post, aunque más breve. Tenemos puntos de vista diferentes, opiniones dispares. Creo que es una película sobre la belleza, donde no hace falta un diálogo profundo porque queda plasmado en la imágenes. Sin embargo no diría yo que roza la maestría, tampoco hay que pasarse.
ResponderEliminarLa frase tiene su punto, aunque yo añadiría también al hombre: no solo la mujer y el aceite de oliva :D
En cambio"Belle epoque" sí que me parece una obra maestra. Y "Opera prima". "Chico y Rita" no la he visto,aunque haré por verla
Tengo claro que, aunque veamos la misma película, no es la misma película. Ni es la primera vez ni será la última que ocurran cosas parecidas. No obstante, me cuesta entender tanto halago porque a mí me parece banal y me cuenta una historia que ya me han contado y, además, de un modo similar. No soy de los que necesita explosiones ni aventuras intergalácticas, pero sí espero algo de originalidad que aquí no encuentro.
EliminarNo he visto esta película pero sí compartiría lo del aceite de oliva. Como he dicho, no la he visto, pero por tus palabras, posiblemente el artista se enamorara de ella únicamente como objeto, sin más, pues se refiere a la mujer como algo genérico, no a Ella. De hecho, cuando habla de lograr "una emanación directa de la naturaleza", bajo mi punto de vista, ya se refiere únicamente a la obra artística, ya ni siquiera a la mujer como algo genérico, pues en ese instante pasa a ser una mera excusa para hacer, ya que no es por sí sola. Necesita, como cualquier otro objeto, ya sea un modelo masculino, una silla, un martillo, etc, del artista. "Es bello lo que procede de una necesidad interna del alma" (W. Kandinsky).
ResponderEliminarA mí se me escapan probablemente muchas de las observaciones que haces. Tampoco soy un místico; todo lo más un místico subjetivo. De manera que mejor la ves, que desagradable no es, yo no digo eso, y nos cuentas tus impresiones, seguramente coincidentes con las de Coe. Que yo estoy en fase "enano gruñón".
EliminarNo estoy seguro que lo que dices sea lo que pasa en la peli. Mejor te haces idea propia, que las mías son muy subjetivas, como es natural.
Pero de verdad, te lo juro, me pareció pretenciosa y hueca.
Coincido, Atticus.
ResponderEliminarUn fotoblanco y negro que está bien, y qué, como bien dices: un déjà-vu manido y requetevisto que nada aporta.
En cuanto a la historia, me enoja. Otro déjà-vu. El efectismo es uno de los peores “pecados” de todo arte, porque es demagógico y vacuo.
Coincido con tu juicio sobre el elenco del film y la irrupción infante.
El poeta Jaroslav Seifert escribe que apenas vio una mujer desnuda empezó a creer en los milagros, y creo que también dice que el cuerpo de una mujer es obra de Dios.
No sé si esa desnudez prueba a Dios, pero si las pones -a ellas- un culotte repretaíto..., oh Dios y Hosannah en los cielos olivares de Jerusalem la Dorada..., porque entonces existen no sólo Dios sino todos los profetas, los lamas, el muftí de Alejandría, Esaú, Jacob, José de Arimatea, el rabí de Praga y todos los apóstoles del Señor.
Amén.
Te agradezco el comentario. Últimamente tiendo a ser un poco chinche. Y en algunos directores o escritores me molesta especialmente porque son talentosos. Es éste el caso.
EliminarOye, y eso que dices de Seifert... ¿dice también el resto o has confundido el colorante de la paella con alguna sustancia espiritiflláutica?