Tengo que investigar en internet de qué están hechas las
moquetas. No se da gran importancia al tema, pero es la causa seguramente de
graves desajustes sociales.
Es el conocido efecto
moqueta.
Lo padecen personas corrientes que, por su causa, creen no
serlo ya. Puede verse afectado cualquiera de nosotros: profesionales, padres y
madres de familia, futboleros, gente que compra a tu lado en el super,
taxistas, jardineros... Pero es llegar la moqueta y todo cambia.
El efecto moqueta tiene consecuencias inmediatas sobe el
orden social. Ese compañero de trabajo (vecino, amigo…), se transforma en
cuanto siente la moqueta bajo sus pies. Crece en tamaño y apostura, precisa
vestuario ad hoc, ahueca las
palabras, aumentan sus conocimientos
y se siente legitimado para el liderazgo (que sus liderados no opinen lo mismo es otra cuestión).
Debe ser, insisto, alguna hebra o corpúsculo que se introduce
por ruta aérea en las vías respiratorias, y de ahí al resto del cuerpo hasta
constituirse en precursor de media docena de neurotransmisores aún por
descubrir.
Porque mira que es difícil que esos tipos (y tipas, no hay
distinción de género) sigan tendiendo puentes con la realidad de la que hace
tan poco han salido, a la que deberían seguir perteneciendo. Qué complicado
resulta que sigan escuchando, que pregunten a los que saben, que entiendan de
dónde vienen, cuál es su función y sus limitaciones. Pues no.
El efecto moqueta (sin duda son las fibras textiles que inadvertidamente
se adentran en sangre y cerebro) provoca distancia, arrogancia y soberbia. Y
aún más, disgusto por el hecho de que los mandados, plebeyos de loseta y
sintasol, no agradezcan debidamente los desvelos del líder.
Si algo nos ha enseñado estos años es que el poder se ejerce
sin contemplaciones. Sin piedad. Será eso que digo: el efecto moqueta.
Con el deseo de que S.
y R., a las que tengo en estima personal y profesional, no sucumban
a él, ahora que han ascendido a zonas de poder y decisión.
Pues sí, medio mundo está infectado con alguna hebra o corpúsculo y se convierten en "enmoquetados", porque al final el poder se les suele subir a la cabeza y se creen más que los demás, te miran por encima del hombro.
ResponderEliminarTambién alguno hay (haberlos haylos...) que ejerce el poder desde el respeto, la humildad y mantienen su esencia personal.
Besos
Esa es la idea. A ver si Timonera, que es de ciencias, nos da la clave. Porque tiene que ser algo bioquímico.
EliminarPuede que haya alguno. Qué pocos. Y no me ha sido dado el placer de conocerlos. (Exagero, claro: alguno sí).
La verdad es que no había oído hablar del efecto moqueta. Es más, al principio estaba totalmente despistada.
ResponderEliminarConozco muy pocas personas íntegras a las que no se les haya subido el poder, sea de la clase que sea. No sé por qué, y esto es una opinión, el poder corrompe, nos hace creernos por encima... Nunca he ostentado ningún cargo de relevancia, y espero no hacerlo; por respeto a los demás, temiendo que se me pueda subir la " cosa" a la cabeza.
No sé quiénes serán S. Y R., pero espero que sean personas íntegras y sepan estar a la altura. Besos.
Qué raro que no hayas oído hablar de ello. Fue titular en los telediarios de hace unos años a partir de un estudio de la Universidad de Columbia, que se publicó en la revista "Power & Mind". Lo coordinó Julius Finch. ¿De verdad que no habías oído nunca nada de ese efecto?
EliminarYo fui presidente de mi escalera un año. Este curso he dejado de ser Jefe de Departamento. Ahora soy infantería, soldado raso, un gusto.
Yo deseo de corazón a S. y a R. que su dieta durante los próximos años no esté compuesta de sapos. Y, si es ésa, que sepan renunciar. Pero prefiero que lo hagan bien, todo lo bien que se pueda, con los oídos abiertos y los zapatos tocando tierra. Es gracia que espero merecer.
Así que la erótica del poder era el efecto moqueta, joer, qué strong.
ResponderEliminarNo sé si la erótica del poder. Puede que la erótica sado. Una moqueta alivia lo suyo. Desde luego de la parte del sado no de la del masoc.
EliminarPues... ¡No es ninguna tontería! Te recomiendo "Cradel to cradel", un libro en el que, tras leerlo, te dan ganas de tirar toda la casa al contenedor e irte a vivir a una de paja porque todo, o casi todo, irradia sustancias y componentes nocivos. Es una obra no apta para hipocondríacos. Así que sí, me temo que esto del efecto moqueta está a la orden del día. Creo que siempre que quiera hacerme con alguna volveré a este post. ¡Timonera! Where are you?
ResponderEliminarEse titulo me suena a idioma en el que soy incompetente, nivel quinto sótano. Y no sé si es muy recomendable porque no me apetece irme a vivir a una casa de paja. De momento voy a ver si lleno de víveres mi nevera, que falta le hace.
EliminarMejor llamarlo "El efecto mofeta". Casa más con la realidad.
EliminarNo sé por qué dices eso de que caca más con la realidad.
EliminarPorque la altivez es una reacción de defensa ante el miedo y no a la inversa ¿no crees? Su sentimiento primigenio es el miedo y reaccionan con altivez y distanciamiento, amén de otras lindezas para defenderse de ese miedo. ¿Miedo a qué? a nosotros, al pueblo soberano.
ResponderEliminarCreo. Quien sabe no se muestra altivo, es un mecanismo de defensa, una coraza. En lo que no estoy tan de acuerdo es en lo del pueblo soberano. Temo que Soberano sólo es el brandy y que el pueblo ha abdicado de lo que tenía (si es que tenía algo, porque tal vez era vana ilusión).
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