domingo, 25 de abril de 2021

SER EXTRANJERO

Confieso que me interesa el tema, aunque no he pensado suficientemente en ello. Una cosa es lo que dicen las leyes y otra ese sentimiento, no siempre grato. Creo que avanzamos hacia unas fronteras cada vez más borrosas entre el asunto de la pertenencia y los papeles que indican otra cosa, pese al esfuerzo de todo tipo de nacionalismos y patriotismos más o menos identitarios que, se pongan como se pongan, definen qué es y qué no es, es decir, quién es y quién no es.

Los que trabajamos todos los días con alumnos de diversas procedencias sabemos que hay dificultades idiomáticas enormes. Las culturales también existen, aunque menos de lo que la gente cree. Lo hablaba el otro día en un grupo de la ESO y un alumno proclamó que él era chino, pese a haber nacido aquí. Le respondió otro diciendo que, aunque sus padres eran de Marruecos, él era español y se sentía español. Otra estudiante de un país latinoamericano añadió que era una suerte estar en España porque en su país la educación es muy mala o es para ricos. Recordé también a un antiguo alumno de familia musulmana al que pregunté algo del Corán, que yo ignoraba, y me respondió que no tenía ni idea. Me hice el escandalizado y me respondió que ya se lo dice su abuelo, que es muy mal musulmán. Y añadió: yo en realidad me siento español, todo lo más rifeño.

También estoy recordando a M., el mejor alumno que he tenido nunca, un rumano que apenas hablaba español en septiembre y que bordó ese curso y todos los demás. Ahora es profesor en la universidad. No sigo porque llenaría páginas de nombres extranjeros: muchos, muchísimos, excelentes; otros no tanto. O sea, como los españoles.

Viene todo esto a cuenta de un libro que estoy leyendo de Antonio Muñoz Molina, Un andar solitario entre la gente, en el que aborda la cuestión, aunque en otro contexto, y del que extraigo un fragmento:

“Por entonces yo imaginaba que la extranjería se iría atenuando con el tiempo. Ahora había aprendido que era una condición incurable. (…) Cada extranjería es distinta e la de al lado y no disoluble en ella. Lazos de religión o de identidad patriótica la remedian o la amortiguan en algunos casos; la remedian no porque favorezcan la adaptación de las personas a este mundo de aquí, sino porque les ahorran la necesidad de hacerlo. Viven físicamente aquí pero donde viven de verdad es en el mundo que dejaron atrás y han podido reconstruir hasta cierto punto con la ayuda de sus correligionarios o de sus compatriotas” (p. 388).

 

Por cierto, hoy es 25 de abril, el día de la Revolución de los claveles en Portugal, ese país en el que no puedo sentirme extranjero.

https://www.youtube.com/watch?v=OvjPrAP7RDw


Procedencia de las imágenes:

https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSrwthS1rrSpT1emYLhO49Sx9cBLosbNOdMQg&usqp=CAU

https://miradordeatarfe.es/?p=23678


domingo, 18 de abril de 2021

CASI UN MES SIN ESCRIBIR

Miro el blog y me doy cuenta de que hace casi un mes que no escribo nada. Hay muchas casusas. En primer lugar ese intensísimo y doloroso trabajo que me fuerza más allá de mis pobres energías; sobre todo con una burocracia inútil que me vacía las pilas y llena el hueco con ansiedad. Fui a mi médico y llevo un tiempo tomando esos fármacos que apenas conocía antes y que alivian inútilmente porque van al síntoma y no a la causa. He pedido una reducción horaria y me la han negado.

Después, esta maldita pandemia, que tiene a mucha gente lejos y que me ha alejado de otros. O me he alejado, no sé, es posible.

Pero he leído. Veo que he leído dos libros de Sara Mesa (Un amor y Cuatro por cuatro), tres de Víctor del Árbol (La tristeza del samurái, Respirar por la herida y El peso de los muertos), una excelente novela negra del danés Soren Sveistrup, El caso Hartung, y una novela gráfica que recomiendo, Clara Campoamor, de Rafael Jiménez Meik.

He salido al campo, me gusta y me reconforta. Ahora hace frío, este frío seco castellano que no se acaba de marchar. Tengo ganas de volver, de ir a ciudades que no conozco, de hablar sin prisa en un bar, de conducir hacia lugares en los que alguien me espera, de volver a dormir bien y de tirón.

Y supongo que nada de lo que cuento es más importante de lo que hace o le pasa a la mayoría. Feliz domingo a quienes pasáis por aquí a veces.


https://www.youtube.com/watch?v=lbjZPFBD6JU


Procedencia de la imagen:

https://elpais.com/elpais/2015/01/05/icon/1420443241_637329.html