Tengo una modesta biblioteca que rondará
los 1400 volúmenes. Modesta comparada con los 32000 que dice tener Arturo
Pérez-Reverte (y seguramente es así, he visto las imágenes). Yo no soy un
fetichista de los libros. Lo que me gusta es leer más que poseer. Tuve mi época,
como casi todos, pero se me pasó. Entonces solo compraba y leía en mis
libros. Y si tenía que leer en libro ajeno, lo devolvía en cuanto podía y me lo
compraba. Prestaba poco, muy poco. De hecho, aún me duelen algunas pérdidas
irrecuperables. Y, de vez en cuando, descubro que me falta algún volumen y que
ignoro donde puede hallarse. Hace unos años descubrí la ausencia de El amor
y Occidente, de Denis de Rougemont, una maravilla que estudié y anoté. Pues
no lo tenía. Eso sí, compré un ejemplar en francés en las orillas del Sena, que
apenas he leído porque mi dominio de esa lengua está muy lejos de ser un hecho.
Este post lo escribo porque un amigo me mandó
un enlace a un vídeo en el que Andrés Trapiello enseñaba su biblioteca y
hablaba de ella. Muy interesante. De ahí salté a las de Arturo Pérez-Reverte,
Alaska, Manuel Vilas, Lorenzo Silva, Antonio Escohotado, Rosa Montero… Me
interesa mucho lo que dijeron. Frente a la negativa absoluta de Pérez-Reverte a
prestar libros, Vilas y Silva sí son proclives, salvo, claro, esas joyas, esos
textos que tienen un valor especial para ellos.
Yo, como decía antes, cada vez soy más
despegado. Unas cuantas mudanzas me han hecho relativizar mucho. De hecho,
empecé a usas sistemáticamente las bibliotecas cuando llegué a la ciudad en la
que vivo y mis libros permanecieron mucho tiempo en cajas. Creo que habré leído
otros mil y pico de bibliotecas o en el e-book, que compré y uso, sobre todo en
verano y en viajes.
Soy poco romántico y el bloguerío ortotodoxo
del papel me apedreará, qué le voy a hacer. A mí lo que me gusta es que la
historia sea interesante (en las novelas), que me conmueva (poesía) o que me
obligue a pensar e incluso a disentir (el ensayo). La narrativa no tengo ningún
problema en leerla en digital, no así la poesía y, sobre todo, el ensayo, en
que subrayo y anoto. Porque anoto y doblo lomos y páginas si el libro es mío;
de lo contrario, cuidado extremo.
Un día le dije a mi hijo que, cuando yo
muriese, esos libros iban a ser para él. Me respondió que al día siguiente los
vendería en Wallapop. Me hice el enfadado, pero la verdad es que me da igual.
No me importa si hay vida tras la muerte, sino que la haya mientras estoy vivo,
en estos tiempos que son los míos. Leer forma parte de la vida, al menos de mi
vida.
Por cierto, me voy a seguir leyendo un libro
de Pierre Lemaitre que me está sacudiendo. Adiós. Mirad los vídeos.
Trapiello:
https://www.youtube.com/watch?v=mD7RrqU33iY
Pérez-Reverte:
https://www.youtube.com/watch?v=D5TugZjC-KQ
Vilas:
https://www.youtube.com/watch?v=uD2WO53OtAs
Escohotado:
https://www.youtube.com/watch?v=bf46WSju--g
Alaska:
https://www.youtube.com/watch?v=DxoI0fWt5KU
Silva:
https://www.youtube.com/watch?v=iMLXmrWX4Lg
Montero:
https://www.youtube.com/watch?v=ghOiqvcyNF8
Procedencia de la imagen:
https://www.comunidadbaratz.com/blog/10-principios-para-una-biblioteca-abierta-y-hospitalaria-y-5-propuestas-para-hacerla-posible/