Hace muchos años yo era un adolescente. Ese día estaba aún en
un apartamento en la playa. Después de cenar di una caminata por el paseo
marítimo. No había prácticamente nadie y casi todos los bares y restaurantes
habían cerrado. Me desasosegó.
Supongo que sucede a menudo: ciclos nuevos, incertidumbre, comienzo de obligaciones…
Hoy he ido a nadar a mi gimnasio. A las 10:30 había una
persona en sus seis calles. Los vestuarios, lo mismo. Al salir siempre me
despido del empleado de recepción, pese a que nunca me responde.
Mi panadero ha vuelto de sus merecidísimas vacaciones y
vuelvo a comer pan de verdad. Mi agradecimiento cada vez que voy no es una
frase hecha.
También veo que mis convecinos siguen circulando con exceso de velocidad, que muchos patinetes son imprudentes con ellos y con los demás, que los móviles al volante son demasiado frecuentes, que las líneas continuas son decorativas y que aparcar bien no es una prioridad si se puede dejar el coche en segunda fila estorbando. Íbamos a salir mejores…
En Doce hombres sin piedad uno de los personajes pregunta a Henry Fonda (Número 8) por qué es tan obsequioso. “Tal vez porque usted no lo es”. Genial: la cortesía, la amabilidad, es una obligación moral de quien vive en sociedad. No una debilidad cursi, sino un imperativo categórico que facilita la convivencia.
Hace un calor tolerable, me esperan varias lavadoras, plancha
y una buena limpieza a la casa. Y septiembre no me da pereza.
Procedencia de las imágenes:
https://www.alamy.es/31-dia-de-agosto-texto-de-escritura-a-mano-ultimo-dia-en-la-fecha-calendario-31-de-agosto-un-recordatorio-del-ultimo-dia-fecha-limite-concepto-de-negocio-mes-de-verano-da-image554757766.html
https://www.mubis.es/noticias/doce-hombres-sin-piedad-de-sidney-lumet-anunciada-en-blu-ray