Son pocos los que vienen a esta bitácora. Así que deben
entender quienes se pasan por aquí que va por ellos y ellas, sobre todo son
ellas. Hay quien, además, deja un comentario. Aquí mi agradecimiento roza el
infinito universal.
A los que se han ido perdiendo por el paso de los años, les
digo que les echo de menos, en el improbable caso de que vuelvan a leer estas
líneas que abandonaron. Sé que alguno se fue por las bravas, incluso con
portazo. Bueno, sus razones tendrá: no juzguéis y no seréis juzgados.
También hay gente que se ha ido de mi vida y la echo de
menos. A otros no, su salida tiene motivos y cada cual en su casa y Dios en la
de todos. Lo de la fraternidad universal está bien para las grandes
declaraciones, pero en el mundo tenemos diferencias e indiferencias. En
cualquier caso, los alejamientos no dejan en mí poso de odio ni resentimiento.
No sé lo que es eso, como mucho alguna herida que cicatriza con el tiempo. Y no
escribo al calor de la Navidad. El 7 de enero diré lo mismo.
Fuera de este blog hay vida, en realidad está la vida, casi
toda la vida. Están las personas que quiero, los libros, los viajes, las
películas, la escritura… Hay personas importantes.
Luego están todos esos a los que me resulta difícil desear
algo bueno: los genocidas, los terroristas, los de las matanzas, los
abusadores, los pederastas, los asesinos de mujeres, los maltratadores… Lo
mejor que puedo desearles es que su felicidad no pase por hacer daño a los
demás y que la ley actúe contra ellos porque los que merecen lo mejor son sus víctimas.
Menos terribles son esos cuñaos, esos soberbios (morales y/o
intelectuales), esos prepotentes, esos fanáticos de cualquier causa, incluso de
causas nobilísimas que manchan con su actitud. Me resultan cada día más
insoportables, los evito. Ojalá su
felicidad y la mía se crucen poco el próximo año.
En fin, que los deseos universales están bien, aunque no
todos los merecen y no todos por igual. Llegan estas fechas más o menos
entrañables y a mí seguramente solo me queda un post por escribir hasta que
acabe diciembre. Pero como los que leen esto son gente de bien y personas de
inteligencia y tolerancia sobradas, va por ellos, sobre todo por ellos: mis
mejores deseos y que sigamos por aquí mucho tiempo.
Procedencia de la imagen:
https://es.wiktionary.org/wiki/brindar
Va por ti también, ¡querido Atticus! me encanta tu mensaje de "deseos navideños". Ayy los distanciamientos..., ese ir perdiendo gente por el camino y no me refiero a fallecidos, pues duelen, pero claramente no se puede obligar a nadie a permanecer a tu lado. Respecto a los que se van por las bravas dando portazos..., pues bueno ellos sabrán. Mas vale pocos y buenos que muchos y malos, jeje.
ResponderEliminarTe diré que a mi las navidades no es que me emocionen, la verdad, siempre estoy deseando que pasen. No soy de encuentros obligados ni de reuniones que no apetecen con gente que no apetece, pero es lo que hay, imposible escaquearse de algunos.
Mis mejores deseos para ti y que pases y disfrutes de unas muy felices fiestas navideñas.
Nos seguimos viendo y leyendo por aquí
Un beso
Será esto la vida, encuentros y desencuentros, alegrías, marejadas...
ResponderEliminarAlgún encuentro de esos es imposible evitar, pero tampoco los propicio. Intento estar en paz conmigo mismo. Disfrutaré. Un abrazo, un beso y para ti mis mejorísimos deseos.