Prohibido entrar sin
pantalones es un
libro que se puede hacer largo a más de uno: casi 400 páginas sobre la vida de
un poeta futurista ruso. Juan Bonilla, su autor, se ha documentado bien y es un
estupendo narrador. Hace algo de gran mérito: escribir una biografía como si fuera una novela, sin faltar a
la verdad -hasta donde yo sé-, sin que las lógicas licencias literarias falseen
la Historia. Hay un personaje central (naturalmente, Maiakovski), muchos
secundarios (Lily, Osip, Burliuk, Veronika, Einsenstein…), y otros que mueven
los hilos sin estar directamente presentes en la narración (Stalin, Lenin,
Trotski…).
El libro puede leerse como una historia de la poesía en la
Rusia que va de los zares a Stalin. Por aquí aparecen los futuristas, los
simbolistas y los acmeístas… hasta que llega el realismo oficial y los escritores proletarios. Me quedo con
ganas de saber más. Me parece insuficiente la crónica de la génesis de su
poesía y los puñetazos futuristas con
los que discutía con sus adversarios
literarios.
También hay una lectura biográfica: sus viajes, las
relaciones con sus amantes y con sus amigos. El libro se detiene especialmente
en estas cuestiones. Lily es el personaje que parece dar sentido a la vida y a
la creación de Maiakovski. Supongo que todas las relaciones horizontales que
tiene el poeta están bien documentadas, porque son unas cuantas… Yo pensaba que
con la poesía se ligaba poco. La construcción (¿imposible?) de una relación no
convencional me recuerda los intentos sesentaiochistas por hacer lo mismo.
Algunos personajes casi no aparecen (hermanas, madre, hija). Algunos de los
amigos y poetas que lo rodean dan para un libro entero.
Porque ahí es donde aparece la tercera lectura, a mi juicio
la más atrayente y menos desarrollada: la política. Me interesan dos poetas: el
alcoholizado Esenin y el barrendero
Bulgakov, al que Stalin permitió volver del exilio… para que dedicara su
talento a tareas de limpieza. El libro cuenta la identificación inicial de
Maiakovski del futurismo con la revolución bolchevique y la entrega
incondicional a la causa. Se detiene (no demasiado) en su colaboracionismo
entusiasta, época en la que hace informes sobre sus compañeros, ejerciendo de comisario político/poético. Es especialmente duro el
capítulo en el que la escritora Ajmátova acude a pedirle ayuda para que
interceda por su ex marido, otro poeta escasamente afín al régimen; Maiakovski
la despide con desprecio, burla y reproches: el poeta es ejecutado. El último
cuarto del libro puede leerse en esta clave, aunque Bonilla no profundiza todo
lo que a mí me gustaría en el progresivo distanciamiento de Maiakovski respecto
a un régimen que censura, prohíbe, ningunea, exilia y liquida al disidente. Eso
sí, en nombre del pueblo, como de costumbre.
Recomiendo el último capítulo, especialmente intenso,
emotivo… y político. Incluso algo escueto y parece que deliberadamente carente
de explicaciones o justificaciones moralizantes.
En conclusión, extraordinario libro que no será un
best-seller (ya sabemos que la gente prefiere vampiros amorosos inmersos en
enigmas templarios). Yo no sabía nada de Maiakovski, salvo su existencia. No es
necesario tener conocimientos previos ni está escrito para eruditos. Pero deben
huir de su lectura los abrazadores de la banalidad y los fieles de las
conspiraciones histéricas (¿o históricas?).
He buscado más información en internet. Hay muy poco.
Curiosamente, una gran parte en portugués, ignoro la causa. Adjunto un documental
hecho en la CCCP, una canción a mayor gloria del poeta cantada por Silvio
Rodríguez y una página que contiene mucha información y unos cuantos poemas
traducidos.