No me importó; incluso mejor, era un terreno para el debate. Hasta podría llegar a ser una discusión esencial y fundamental, porque judío también soy yo, y ella no lo es. Yo soy la impureza que hace reaccionar el zinc, soy el grano de sal y de mostaza. La impureza, ¿cómo no? Justamente por aquellos meses se iniciaba la publicación de La Defensa de la Raza, se hablaba muchísimo de pureza, y yo empezaba a sentirme orgulloso de ser impuro. A decir verdad, precisamente hasta aquellos meses me había venido dando igual ser judío. Para mis adentros y en relación con mis amigos cristianos, había considerado siempre mis orígenes como un hecho casi indiferente aunque curioso, una pequeña y divertida anomalía, como tener pecas o la nariz torcida; un judío es una persona que no pone el árbol de Navidad, que no debe comer embutido pero que lo come igual, que ha aprendido un poco de hebreo a los trece años y luego lo ha olvidado. Según decía la revista citada más arriba, un judío es tacaño y astuto; pero yo no era particularmente tacaño ni astuto, y tampoco mi padre lo había sido.
sábado, 23 de agosto de 2014
martes, 19 de agosto de 2014
MIS ESCENAS FAVORITAS: EL COMIENZO DE ‘DRÁCULA DE BRAM STOKER’
En el post anterior hablaba de lo innecesario, especialmente en el cine. Pensé lo mismo, otro remake que no aporta nada, cuando supe que Coppola estaba rodando una nueva versión de Drácula, el clásico del británico Bram Stoker, que se estrenó en 1992.
Me equivoqué. Aunque es enormemente fiel al libro y la idea sustancial es la misma, aporta una estética, un tratamiento, y un comienzo que las otras no tienen. Ni la primera (Tod Browning y Karl Freund, 1931), en blanco y negro y con Bela Lugosi, ni la segunda (Terence Fisher, 1958), que protagonizó Christopher Lee.
Me gusta especialmente el inicio, que no aparece en el libro, pero que toma de la Historia, pues Vlad Tepes/Drácula fue un defensor de la cristiandad frente al avance del infiel. Esos primeros minutos son desgarradores. Naturalmente, la película también lo es, pues trata de la imposible búsqueda del amor (transida de muerte y soledad) a lo largo de la eternidad.
Me impresiona el desafío a Dios, a dios, contra cuyo hijo arroja la espada.
En absoluto es una película innecesaria.
miércoles, 13 de agosto de 2014
LO INNECESARIO
Conozco unos cuantos tipos y tipas que van de
minimalistas rollito zen por la vida a lomos de un BMW, tras haber meditado en el
club social de la exclusiva urbanización a las afueras de la plebe. Pero este
post no va de eso ni es un canto a la vida sin lujos. Siempre habría quien me diese
un capón por mi coche (teniendo bici) o por mi docena de pares de zapatos
(invierno y verano).
No, la cosa va de la creación innecesaria. Estoy
escribiendo de manera más o menos sistemática sobre cine y filosofía. Por lo
tanto, estoy revisando y leyendo sobre las pelis. Una mañana de julio llegué a Psicosis y a su remake de 1998. Por la tarde fui al cine a ver Begin Again: agradable, simpática… Innecesaria.
Por partes. Hitchcock rodó en 1960 la magnífica Psicosis. Grandes novedades en el
tratamiento de la historia y en el montaje, atrevidísima en su mensaje. Y de
mucho miedo. Con memorables escenas que nos siguen estremeciendo (la ducha, el
asesinato del detective, el descubrimiento de la madre…). Casi 40 años después,
Gus van Sant hizo un remake en
colorines. Más que una revisión o actualización es una fotocopia coloreada.
Incluso se atrevió a cambiar el color de la ropa interior de la protagonista,
que el original alterna simbólicamente entre el blanco y el negro y aquí se
vuelve… naranja. Existe en internet un interesante montaje con una comparativa
entre ambas:
Begin Again es la nueva película del
director John Carney. Se trata de un musical que se deja ver, que no ofrece
nada nuevo, que tiene unos actores que
lo hacen bien, que posee una música estupenda, una fotografía maravillosa… y
que es absolutamente prescindible si uno ha visto Once, del mismo director y estrenada en 2006: ésta transpira
frescura, honradez y una capacidad de agrandar el corazón que la primera no
tiene. Algunas escenas de Begin Again
remiten directamente a Once, pero
para añorarla, al contrario que en la actual, que siempre vemos desde fuera y mirando muchas veces el
reloj. El director tiene talento y han puesto a su disposición enormes medios.
Esto da a la película un envoltorio magnífico, pero bajo el papel de regalo y
los fuegos artificiales el producto
es peor. De hecho, hace unos días que fui y ya la recuerdo menos que Once, que vi hace años. De modo que lo
que pensé a la salida del cine se confirma: no es mala, sino innecesaria. Sin
embargo, vuelve a mí la voz embriagadora y sensual de Markéta Iglová…
viernes, 8 de agosto de 2014
LA INNOMBRABLE
Es mejor no decir su nombre, porque sabe que se la
teme y acudirá. Siempre está al acecho, pero se enseñorea cuando los vigilantes
creen vanamente que desapareció en el tiempo.
Los largos días de verano le son propicios. Las largas
noches más aún.
Cuando los amantes planifican sus viajes y conquistan
sus ojos. Cuando el futuro existe en las palabras que se pronuncian.
Siento su risa y su abandono. Su desprecio, que es una
de las categorías de lo Absoluto. Por la mañana la noto en la piel.
Ahora que doy la vuelta a los números sé que ha
cambiado poco. Si acaso el ropaje de escepticismo con que me visto, que a
fuerza de cinismo llamamos experiencia. Sólo eso.