32. Un año flojo. Y, lo de siempre: el
**** trabajo, que me ha quitado más horas de lo debido, sin que eso signifique
más provecho. Pero vamos a lo que vamos. 32, aunque seguramente serán 34, tengo
a medias el libro de Petros Márkaris Cuarentena y la colección de
relatos de Lucia Berlin Manual para mujeres de la limpieza, que me recuera
a Alice Munro. Márkaris me gusta mucho, aunque aquí hay narraciones breves y yo
querría más desarrollo. El de Lucia Berlin es excelente, no me extraña que
tenga tantos adeptos, lo raro es que esta autora fuera casi olvidada hasta hace
poco.32.
También me esperan, entre otros Llévame
a casa, de Jesús Carrasco, a lo mejor le toca antes de que acabe el año. Lo
deseo y lo temo, porque he leído del mismo autor Intemperie, que es un
texto magnífico que te deja el cuerpo del revés.
Por supuesto, tengo a medias una docena
más de libros, algunos desde hace tiempo. Paciencia.
Este 2022, como he dicho, no he leído en
exceso, otros años casi he doblado esta cifra. Además, veo la lista y algunos
son totalmente prescindibles, puro entretenimiento que no me ha aportado gran
cosa. Sin embargo, he vuelto sobre Zweig, esos textos breves en los que era un
maestro. Por ejemplo, Amok. Por cierto, Pere Rojo, amigo y autor, me pasó
un libro que ha escrito sobre Zweig, espero que lo publique pronto porque
merece la pena.
Por recomendación de una amiga, leí Arde
este libro, de Fernando Marías, escritor recientemente fallecido. Uno de
esos en los que el autor saca mediante la escritura todo el dolor que lleva
dentro. He leído también otros dos libros de él, que me gustaron sin más; este
es otra cosa, recomendabilísimo, duele.
Muñoz Molina ha tenido hueco con su
último libro, El miedo de los niños, que es una novela corta o un cuento
largo. Áspera e inocente, un tema incómodo, muy bien escrita, aunque en este
autor eso es lo normal.
Los besos, de Manuel Vilas, me ha encantado. No puedo evitar
sentir proximidad biográfica con su protagonista. Los que me conocen saben por
qué. Vilas es un autor, lo dije en otro post, que escribe con trascendencia naif.
Esa ingenuidad aparente me gusta, es un acercarse a la vida desde la vida,
escribir como si se pudiese contar lo que es tan difícil explicar.
Igualmente entronca con mi biografía A
corazón abierto, de Elvira Lindo, me reconozco en muchas vivencias.
También leo ensayo. Este año me ha sorprendido
Filosofía entre líneas, de Nerea Blanco, un modo de escribir y de explicar
que es académico, pero también fresco, atrevido, callejero, colorista, rockero,
desinhibido… Sí, conviene leerlo. Porque, además, su autora tiene una magnífica
formación y eso se nota.
Otro ensayo recomendable es el de Javier
Ocaña: De Blancanieves a Kurosava. Los que tenemos hijos y, además, nos
gusta el cine, hemos encontrado una maravilla. Los que no tengan hijos también.
Por qué creemos en mierdas es un libro de divulgación a la vez divertido y
riguroso. Su autor, Ramón Nogueras, explica todos los engaños que nos hacemos a
nosotros mismos, eso que se llama el sesgo de confirmación ante la disonancia
cognitiva. Muy recomendable.
También leo novela gráfica, poca este
año. Y poesía, claro. Erráticamente: Prado, Vilas, Sastre, García Montero… Y
hasta una sorprendente colección de haikus de Fernando Barbero.
El próximo año serán más. Me cuesta
elegir uno entre todos los que he leído. Estoy por citar la novela terrible de
Pierre Lemaitre Tres días y una vida, pero no estoy seguro y tampoco
importa.
Aún tengo diez días para completar la
lista.
Procedencia de las imágenes:
https://www.casadellibro.com/libro-manual-para-mujeres-de-la-limpieza/9788466342810/11391071?gclid=Cj0KCQiA14WdBhD8ARIsANao07jy82IT3tJM8SKgSXNGgjDc5YMr8dIZBVRyWRpvScJ3jG0D14b4tmEaAu8pEALw_wcB
https://www.zendalibros.com/arde-este-libro-de-fernando-marias/
https://www.planetadelibros.com/libro-los-besos/334389