Vistas de página en total

domingo, 27 de marzo de 2022

TEATRO

Los asiduos saben que en este blog somos cinéfilos y noveleros. He escrito sobre todo de narrativa y de películas. No tanto de teatro. Apenas una entrada y unas cuantas dedicadas a mi dramaturgo (y otras cosas) favorito, Albert Camus.

Hoy es el Día Mundial del Teatro. Y estoy haciendo algo de memoria de mi experiencia con él. Viví toda mi niñez y juventud en un pueblo grande con dos cines, pero sin teatro. Iba a las salas todas las semanas, pero no pisé un teatro hasta que tenía 17 años. Recuerdo que fue Luces de Bohemia, de Valle-Inclán, obra que había leído con 14 en clase, con uno de esos maravillosos profesores que ahora llaman “obsoletos” (¡qué insensatez!), Ximo Cruz, al que tanto debo. Entonces tenía muy poco dinero, así que cogí la entrada más barata y desde allí pude ver -más bien oír- a José María Rodero.

En mi biblioteca solo había por entonces dos obras del género: Luces de Bohemia, claro, y Hamlet. Sin embargo, tenía cierta experiencia en lo de ver teatro… en televisión. Había un programa, Estudio 1, en el que los estupendos actores que tiene este país (entonces vocalizaban bien) interpretaban clásicos. Vi Hamlet, con Enric Majó como el príncipe de Dinamarca, Doce hombres sin piedad, recomendabilísima, El enemigo del pueblo, de Ibsen, y también comedias muy divertidas: La venganza de don Mendo, Eloísa está debajo de un almendro… Todas están disponibles en Youtube.

Empecé la carrera y fui leyendo más. Shakespeare, Becket, Ibsen, Sartre… Todo a salto de mata. Seguía sin dinero y las entradas continuaban caras, pero desde la experiencia juvenil no voy si no puedo asegurarme una buena visión/audición. Por lo tanto, lo frecuenté poco.

Recuerdo en esa época una obra que me impactó: Calígula, de Albert Camus, nuevamente con un Rodero ya bastante mayor pero sobrecogedor. Yo aún no había leído de Camus más que El extranjero y La peste.

Pocos años después trabajé como en un teatro (tareas de montaje y desmontaje), de modo que vi obras desde dentro. Incluso salí de extra en una de Shakespeare, con un traje de romano que me quedaba muy pequeño. Conocí a gente célebre, alguna muy estirada y otra más que llana. Recuerdo a Juan Diego barriendo el escenario porque se hacía tarde y luego a carcajadas porque se le había olvidado un trozo del texto. Nadie lo notó, eso son tablas.

Ahora vivo en una pequeña capital de provincias con un teatro en condiciones y otro más recogido para actividades minoritarias. Voy cuando puedo, más o menos una vez al mes. Me gusta, aunque la falta de civismo de los movilópatas me lo ponen cada vez más difícil.

Curiosamente, hace años fui a Madrid a ver Calígula: me encantó aún más que la primera vez. Seguramente porque mi conocimiento del autor, como mi edad, es mayor. Fui con amigos: división de opiniones, para algunos “muy de pensar, demasiado densa”. Volví a verla cuando vino a mi ciudad, pero esta vez solo, para deleitarme en ella.

Me esperan dos funciones pronto. Tengo especiales ganas de ver Silencio, de Juan Mayorga, del que ya he hablado en una ocasión y cuya obra dramática conozco casi en su totalidad y con la que disfruto y pienso. Porque también es “de mucho pensar”.

Así que, ahora que lo reflexiono, tampoco me es ajeno el género. Pero siempre, y por encima de todos, Albert Camus.



Procedencia de las imágenes:

https://www.nytimes.com/es/2020/10/20/espanol/opinion/teatro-covid.html

https://www.todocoleccion.net/libros-segunda-mano-teatro/albert-camus-teatro-editorial-losada-1957~x46769539

domingo, 20 de marzo de 2022

CANCIONES DEL NO-VERANO 27: 'NO DUDARÍA'

Esta mañana, mientras planchaba, he puesto en la tele una recopilación de música española de los ochenta. Ha salido “No dudaría”, de Antonio Flores. Recuerdo haberla escuchado durante una madrugada de estudio. El presentador del programa medio se burlaba del “hijo de Lola Flores”. A mí me impresionó.

Unos años después, ya trabajando como profesor en un colegio privado, conocí al autor. Yo estaba de guardia un fin de semana en el internado. Llegó un coche y de él se bajaron Lola Flores, Antonio González (El Pescaílla) y su hijo Antonio. Al parecer eran amigos de los dueños del colegio. Los vi de lejos. Yo estaba solo tirando a canasta, por alguna razón no había nadie más. Se acercó Antonio y me dijo que si me importaba que tirase el también. Le pasé el balón. Era malo, aún peor que yo, pero pasamos un rato agradable. Él supuso que yo conocía su identidad, pero no me preguntó mi nombre. Me sorprendió su corta estatura y algo menos su timidez. Quienes le hayan visto en películas de quinquis tendrán otra idea de él, pero yo pensaba en la canción, en decirle que me gustaba mucho. No comenté nada con él, solo jugamos a baloncesto un rato. Después me dijo que se tenía que ir y le vi a través de los cristales con sus padres y los dueños tomando algo.

Unos años después supe de su muerte y recordé la canción de madrugada y esos minutos jugando a baloncesto.

Estoy viendo su biografía y solo era un poco mayor que yo. Pero murió en 1995.

 


 

Versiones:

https://www.youtube.com/watch?v=svvNRwAS8fY

https://www.youtube.com/watch?v=2T-mXRC2P8I

https://www.youtube.com/watch?v=KIMhhfNrwz8

viernes, 11 de marzo de 2022

PELÍCULAS Y 8-M

Hace pocos días fue el 8-M. Ese día tan necesario, todos los días son 8-M; ese día ojalá innecesario en poco tiempo. Busqué la definición de “feminismo” en varios diccionarios. En todos ponía lo mismo: igualdad de derechos entre hombre y mujer. Pues claro, lo elemental. Lo malo es que para algunos, muchos, demasiados, no es tan elemental. Por eso hay que seguir en el frente de la escuela (eso que ciertos políticos llaman adoctrinamiento), de la familia y también el de las leyes y, aunque sea antipático, de la policía y los jueces.

En 4º de la ESO y en Bachillerato les hice un breve especial y les hablé de varias películas al respecto. Son estas:

Sufragistas. Histórica y muy necesaria para saber quienes se han jugado la vida para que hoy tengamos un derecho que no ha salido gratis ni es natural. Excelente. Hablé de ella hace años en otro post.

Colette. Cuenta la historia de esa escritora casi desconocida para mí y su encuentro con la filósofa y madre del feminismo del siglo XX Simone de Beauvoir.

La bicicleta verde. Extraordinaria película árabe en la que una niña empieza a descubrir que no es lo mismo ser mujer que ser hombre, los derechos no son iguales y las obligaciones tampoco. Es la primera película hecha por una mujer en Arabia Saudita, Haifaa al-Mansour.

Mary Shelley. De la misma directora, pero esta vez es una película muy británica en la factura. Sin embargo, el mensaje es similar. Cuenta la historia de la autora de Frankenstein por reivindicar su nombre al frente de la novela.

Las horas. Conmovedora historia de tres mujeres, tres generaciones, que examinan su vida y viven desajustadas en ella, en su tiempo. Basada en la obra de Virginia Wolff, que es la primera mujer de esta historia cruzada. Maravillosas interpretaciones de todas las actrices.

Ágora. Película del español Alejandro Amenábar en la que Hipatia está al frente de la astronomía de la época. La inteligencia no tiene sexo: solo hay que mirar, comprobar, razonar… Acaba mal.

María querida. La única que no he visto (aún). Es un biopic de la filósofa española María Zambrano, cuyo desconocimiento me produce un dolor que deberé paliar pronto.

Seguro que hay muchas más. Ojalá alguna, alguno, se haya animado con ellas. Siempre les digo que la banalidad del mundo que les rodea no está a la altura de su talento y que deben aspirar a más y a mejor.



Procedencia de las imágenes:

https://www.filmaffinity.com/es/film461952.html

https://www.filmaffinity.com/es/film530432.html