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miércoles, 24 de enero de 2018

HONESTIDAD

Honesto: 3. adj. Razonable, justo. 4. adj. Probo, recto, honrado.
Honradez:  Rectitud de ánimo, integridad en el obrar.

Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua



Estos días ha escrito CrisC un hermoso post hablando de las personas que son amables, virtuosas en silencio, de la dedicación a los demás. También he oído/leído el caso del restaurante veneciano que ha estafado a los turistas incautos. Está en las antípodas de la bonhomía de la que hablaba CrisC.

El tema de fondo en todo esto es esa palabra tan hermosa y casi en desuso: honestidad.

Honesto es quien ofrece precios razonables en un restaurante, los indicados. Tiene ánimo de lucro, por supuesto, pero no de engaño. Ganar dinero es lo normal en un negocio. Todos hemos tenido experiencias poco agradables al respecto. No hablo de un error, sino de un abuso. Pagué hace un par de años una abultada factura en un restaurante (lo que decía la carta), pero me sentí estafado porque los platos no valían lo que costaban. También he tenido experiencias contrarias, una delicia, y lugares en los que se han portado conmigo como cliente más allá de lo que es debido. Son lugares a los que vuelvo. Por cierto, en Italia… y en España, en ambos países he tenido experiencias honestas y deshonestas.

Me sorprende la honestidad  (cada vez menos frecuente) de algunos alumnos, que me dicen que me he equivocado al sumar la nota… a su favor. Me sorprende que algunos no niegan que han  hecho algo mal ni se indignan cuando les llega la sanción. Me sorprende porque no es lo habitual. Hemos hecho de la deshonestidad guía de vida, de la hijoputez norma de conducta, del abuso normalidad.

Uno es un antiguo, qué le vamos a hacer, un kantiano irredento, incluso un poco judeocristiano en estas cosas. No estoy libre de pecado, de tal manera que no tiraré la primera piedra, pero ahí es justamente donde me meto (bajo una piedra) cuando alguien me pilla en un renuncio. Lo aprendí de pequeño, son esos tatuajes morales que no se borran.  No veo la razón.




Procedencia de la imagen: http://pruebadehonestidad.com/pruebas-de-honestidad-armstrong/

miércoles, 17 de enero de 2018

DE DOLORES O’RIORDAN A MARTIN LUTHER KING

Hace apenas un par de días que murió la cantante Dolores O’Riordan. Ese mismo día hubiera cumplido 89 años Martin Luther King.

Dolores O’Riordan era la cantante del grupo The Cranberries. En 1994 publicaron su disco No need to argue, en el que destaca “Zombie”, probablemente su canción más conocida. La escribió en 1994, impactada por un atentado del IRA en el que tres niños fueron asesinados.

Martin Luther King fue un luchador por los derechos civiles de las personas de raza negra. Es muy célebre su discurso “I have a dream”, de 1963. Lo mataron cinco años después.

Todos los proyectos de paz y entendimiento son un sueño. Los pesimistas y los catastrofistas casi siempre tienen razón. Son realistas. El mundo lo quieren cambiar los otros; a veces consiguen algo.


Post que dediqué a la canción:

Dos versiones que me gustan de “Zombie”:

Discurso de Martin Luther King:
https://www.youtube.com/watch?v=5z-t_A9jsm4


Procedencia de las imágenes:
http://alexverveboy.blogspot.com.es/2012/10/
http://www.nydailynews.com/news/crime/martin-luther-king-jr-assassinated-1968-article-1.2587811

domingo, 7 de enero de 2018

LIBROS POR LEER

Decía Borges (aquel bibliotecario) en un poema titulado “Límites”: “…del alto de libros que una trunca / sombra dilata por la vaga mesa, / alguno habrá que no leeremos nunca”.

He recordado estos versos ahora que estamos en la resaca de Reyes, esa mixtura en la que se combinan (no siempre bien), la orgía consumista y el deseo de obsequiar a las personas que queremos.

Yo he regalado libros, desde luego. Y para mí elegí Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal, de Nuccio Ordine. Tras un buen rato trasteando por la mejor librería de mi ciudad, éste se me impuso. Primero por una muy bella portada -no me suelo dejar seducir por eso-. Pero, sobre todo, por el índice. Es un libro sobre libros. Algunos los he leído, otros no. Confieso de que de algunos autores y textos no sabía nada, eso es bueno.

Esta mañana lo he tenido largamente entre las manos, lo he olisqueado, acariciado con delectación, le he quitado la faja y me he metido en el índice con más detalle. Me va a gustar, creo. Lo que quiere decir que me gusta pensar que me va a gustar.

No siempre ocurre. Pero entre las cosas maravillosas de los libros destacan las promesas que nos hacen. Nos esperan en la estantería, en la mesita de noche, en cualquier lado. Nos llaman en silencio, sin arrogancia. Y sabemos que algunos de esos libros por leer son para nosotros, han sido escritos para nuestra felicidad, unas horas y la memoria infinita que dejan.

Dicen que lo mejor de la fiesta es la víspera. Es posible que con los libros sea igual: los libros por leer preparan la fiesta, la anuncian. Me gusta esta sensación.

Estoy revisando mi fichero de libros de 2017: 23. Desde que llevo el registro, allá por 2000, la cifra más baja, menos de la mitad de lo habitual. Y es el trabajo, sobre todo el trabajo. De modo que sólo voy a hacer este propósito para el nuevo año: tiempo. Pero no voy a pedir más tiempo sino más consciencia de que el tiempo es mío -¡y libre!- y de que si le añado horas al trabajo, se lo quito a mi vida. Y a los libros por leer, que a veces parecen impacientarse.

Aprovecho (con un poco de retraso) para desear a los fieles y a los mediopensionistas de este humilde blog un estupendo 2018. De corazón nómada. Y especialmente a Silvia, ella sabe por qué.