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domingo, 9 de junio de 2013

91/11 (RELATO)

He vuelto. He venido con mi familia. Mi hijo mayor se ha soltado de la mano y busca a su madre. Ella acaricia la cabeza del bulto de pocos meses que duerme en una mochila al calor de su cuerpo. No miro la ciudad que se extiende a mis pies. Busco unas palabras en las paredes, aquí están, aquí sigue aquello que escribí rápidamente mientras Muriel ya bajaba por las escaleras. Era el 28 de enero de 1991 y nos propusimos volver todos los años.

Llevabas una bufanda de colores y un abrigo oscuro de lana, y tantas capas de ropa que casi era imposible imaginar que bajo ellas latía una mujer.

Muriel.

¿Habrás recordado alguna vez aquel día? Nos escapamos de nuestras familias con la excusa de un encuentro de estudiantes, pero lo que buscamos era un espacio y un tiempo nuevos para los que tuvimos que ahorrar franco a franco durante muchos meses.

Vivo en Bruselas, me casé con Julie, creo que la quiero. Vengo a veces por negocios y nunca me da tiempo a visitar la ciudad, tampoco tengo deseos de hacerlo. Pero Julie quería pasar un fin de semana aquí después del ajetreo de las Navidades, sólo nosotros cuatro.

Han pasado veinte años, casi la mitad de nuestras vidas.

Tal vez alguna de las infinitas ventanas que veo ahora sea la tuya y, tras ella, probablemente sigas alimentando la voluntad de vivir aquí que compartimos entonces. Me siento un desertor.

Un compañero de trabajo me dijo que a través de internet podía saber de personas con las que había perdido contacto, simplemente tecleando un nombre en Google. Tu nombre, Muriel. Pero ¿qué haría entonces? Si has alcanzado tus sueños, yo me he quedado fuera; sólo soy un hastiado creativo de una agencia de publicidad. Tengo un coche caro, una mujer muy bella y un horizonte vital que se reduce a las próximas vacaciones y al siguiente hijo. Y si no te ha ido bien, y si has tenido que malvivir, si no has encontrado acomodo y calor, quién soy yo para imponerte una presencia, un sucedáneo de triunfo social hecho de trajes elegantes y palabras vacías.

Hace tiempo que renuncié a buscarte. Destruí la agenda en la que anoté el número de teléfono de tu casa, quise eliminar las posibilidades de acercarme de nuevo a ti. Porque un día fui consciente de que habíamos cambiado, de que habíamos dejado de caminar a la vez o por el mismo camino; el desamor no siempre necesita razones.

Hace tanto que la eternidad que escribí en esta pared se desvaneció... Sin embargo, ahí permanece, esperando que yo la lea veinte años después, escondiéndome de Julie.

Ese día comimos cuscús en un restaurante marroquí de la calle Dancourt. El camarero te sonrió mientras me devolvía el cambio. Apreté con fuerza tu mano al salir. Te dije que todos los años subiríamos juntos al Sacre-Coeur, el 28 de enero, y escribiríamos el dos sobre el uno, luego el tres, el cuatro…

Querías ver un museo cercano, pero buscamos el metro porque sentí un deseo violento cuando el camarero te sonrió: un deseo hecho de provisionalidad, también de temor.

Recuerda, Muriel, 28 de enero. Volveremos todos los años.

Me acerco mucho a la pared; pasa ingenuamente por mi cabeza la posibilidad de que hayas vuelto y hayas anotado algo. Pero sólo están mis palabras, aquéllas.

A mi alrededor no hay nadie. Saco un rotulador negro y escribo rápidamente: He venido. 28 de enero de 2011. Benoît.

Julie está bajando ya las escaleras.


16 comentarios:

  1. ¡Qué bonito!!!. No sabría por cuál de los dos decidirme. Un placer releerlo. Gracias.

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  2. ¿Superchulo, megachulo, hiperchulo, chachiguay o fetén de todos los santos?

    ¿O comedia romántica con violines?

    ¿O simplemente pálido?

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  3. Muriel, Julie...

    Nuestras vidas están hechas de nombres de mujer que pronunciamos en voz baja mientras la manos se nos van al pan, genio y figura, y de la suya, su voz, que declama el nuestro.

    Escribe Félix Grande que "sin mujer en las manos lo mejor es morir". Sin mujer en la boca, digo yo y plagio, lo mejor es no haber nacido.

    Bonita y melancólica narración, Atticus. Y pálida.

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  4. A mí me pone mucho lo de la voz, declame o no mi nombre. Hay voces antieróticas; otras... mejor me callo.

    Te veo hoy con hambre. Poética, claro. Y un tanto pálida, cómo no.

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  5. Hola, te comento que he nominado tu blog para el premio One Lovely Blog Awars para blogs nuevos y con pocos seguidores. En mi blog encontrarás las pautas que debes seguir a continuación:
    http://books-and-libros.blogspot.com.es/2013/06/nominada-para-el-premio-one-lovely-blog.html
    Un beso :D

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    1. Pues muchas gracias, Miranda. Bienvenida a esto. No tengo idea de quién eres ni de cómo has llegado hasta aquí, pero en todo caso gracias. En cuanto pueda me pongo.

      Eso sí, debo decir que muy nuevo no soy (casi 4 años, más de 200 posts), y que el número de seguidores me trae al pairo. No así el de comentaristas, que agradezco enormemente. "Pocos" y "Nuevos" son adjetivos que pertenecen a la lógica borrosa.

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  6. Miranda, a la que no tengo el gusto de conocer, y que tiene un blog juvenil en el que habla de libros que no sólo no he leído, sino que no conozco en su mayoría, me ha nominado para un premio que le agradezco. No sé la razón por la cual hay tal cosa, ni sé en qué consiste. No tengo intención de participar en cadenas piramidales por muy blogueramente bienintencionadas que sean, así que perdona, Miranda, si no nomino a nadie. Es que los blogs que frecuento tienen dueños de piel fina, y se ofenden si no los cito; así que, como no quiero que me manden los perros, agradezco, contesto las preguntas que me plantea y cierro.

    1. ¿Qué te llevó a crear un blog?
    El CrisC, que es una mala influencia. Y el single malt. Y que soy logopático verborreico. Y que una mujer muy hermosa me prometió 10 minutos de su nuca y una eternidad en sus ojos si escribía sobre ella.

    2. ¿Has hecho amigos a través del blog?
    No entiendo la pregunta. Algunos de los que escriben son amigos de pata negra. Otros se acercan, leen, escriben, no sé si esto es amistad; proximidad sentimental o afinidad de gusto desde luego. Si el modelo es Facebook he hecho muchos amigos. Si es Aristóteles, más bien no. Soy un clásico, naturalmente.

    3. ¿Qué tipo de películas te gustan?
    Las buenas. Excepto el western, el amigo Lars von Trier cuando se pone psiquiátrico, el déjà-vu y los cortos transmutados en largos.

    4. ¿Qué tipo de música te gusta?
    Mertens, Vitale, Nyman, Rodrigo Leao, Mahler, Bach, casi todo el jazz… El silencio es la música que prefiero sobre todas las demás.

    5. ¿Te gusta leer? Y si es así, ¿cuál es tu lugar favorito para leer?
    Primera parte: ¿es broma? Desde luego que no. ¿Por quién me tomas?
    Sólo me gusta leer el ABC: Aleixandre, Borges, Camus. Cuando estoy enfermo me gusta leer de la A a la Z, de los Anónimos a Zweig. Me gusta también el punto G: García Márquez, García Montero. Pero el día que hagan la película de todos los libros dejo de leer: me dice mi consejero espiritual que es un vicio solitario que produce ceguera, reblandecimiento cerebral y granos purulentos en la cara.
    Segunda parte: la silla, el sillón, la cama, la taza del wáter, el autobús, la sala de espera del dentista, las gradas del estadio, la playa, la piscina, mientras se hace la cena…

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  7. 6. ¿Tienes mascota? Y si no tuvieras, ¿qué mascota te gustaría tener?
    En verano tengo algún mosquito y moscas erráticas. En el garaje hay una cucaracha de vez en cuando. ¿Eso cuenta como mascota?

    7. Mientras escribes una entrada en tu blog ¿sueles picar o beber algo?
    Pues depende. No escribo entradas de manera directa, como hace mucha gente (y se nota, están fatalmente redactadas, sin cuidado, con mala puntuación). De manera que tras algunas de ellas hay unas cuantas paellas, diez o doce filetes, berenjenas a la parmesana, croquetas caseras, patatas fritas con sabor a barbacoa, panchitos, tiramusú, zumos, horchata, unas pocas cervezas y hasta unos chupitos de escocés.

    8. Si tuvieras que ir a una isla desierta, ¿qué cinco cosas te llevarías?
    Me llevaría personas. No sé si tantas. Charlize Theron la primera; las otras las voy pensando. Claro que, una vez allí, ya no sería desierta, con lo que la pregunta se destruye a sí misma. Es la paradoja “Desert Island”, descrita por los empiristas lógicos en su congreso de Oxford, allá por 1935. A ellos no los llevaría, desde luego.

    9. ¿Playa o montaña?
    ¿Para hacer qué cosa? Ambas son democráticas y variopintas, gratuitas (por ahora) y cada vez más sucias. Depende. Cuando estoy más sociable, la playa, que tiene mucha gente, es como una manifestación pero con mujeres en top-less. En general, en la montaña hay más tranquilidad, hasta que aparece el primer cretino metiendo ruido en su cosa motorizada.

    10. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
    Restaurar automóviles de los años 50, escribir novela romántica con sexo explícito y palabras zumbonas, bucear en el Tajo, podar nubes, sacar brillo a la plata, releer la colección completa de los Siete Secretos, hacer macramé, preparar pizza de chocolate, seducir estatuas (preferiblemente bustos), cortar el césped a medianoche, poner moqueta en la cocina, volar con capa de Supermán, toser, poner el árbol de Navidad en Agosto, leer el Código Penal de Andorra…

    11. ¿Seguirás los pasos del premio cuando acabes de responder estas preguntas?
    No. Sorry. Como he dicho antes, demasiadas cosas pendientes. Las únicas pirámides que me gustan son las de Egipto.

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  8. A veces nos sentimos caminantes solitarios. Llevamos en nuestra maleta aquellos recuerdos arrugados que un día nos hicieron sentirnos vivos. No importa si fueron buenos o malos, lo que importa es que los vivimos y que permanecen en nuestra memoria maquillados por la pátina del tiempo que generalmente es benévola. Yo también volveré, también estaré rodeada de las personas que más quiero, pero el recuerdo y el sentimiento sólo serán míos pues, aunque quisiera, nunca sería capaz de comunicarles verdaderamente lo que siento ni la nostalgia agridulce que el tiempo se ha encargado de crear.
    Me gusta mucho, mucho, aunque hay un párrafo que no entiendo bien: "probablemente sigas alimentando la voluntad de vivir aquí que compartimos entonces. Me siento un desertor. "

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  9. Bienvenida, Victoria. Y que no sea la última, que la inteligencia nunca está de más.

    Me alegro de que te guste; no estaba seguro, porque tu "parisinidad" me daba un poco de miedo, pero abro ahora mismo el champán (en este caso el cava es un sucedáneo).

    Con el último párrafo quería decir que a Benoit le ha ido bien en la vida... hasta cierto punto. Benoit mira hacia atrás, recuerda los momentos que vivió con Muriel, sus proyectos comunes, pero no sabe como le ha ido a ella. Y siente que ha abandonado algo que pudo ser y que no sabe si fue. Y le asalta la culpa nostálgica. ¿Se ha equivocado? Dijo adiós a todo aquello (desertó) y no está seguro de haber acertado. Benoit tiene que vivir sin saber: por eso escribe al final.

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  10. Me ha gustado mucho. Creo que hizo bien en no saber más de ella. Pues de no haber sido así, creo que es posible que esa pared y esa tiza hubieran perdido toda la magia y significación que tienen para él. Al usar el rotulador negro supongo que necesita saber si ella piensa en él de igual modo. Supongo que teme haber sido olvidado, no ser correspondido con el mismo sentimiento.

    Por otro lado, el mecanismo del que surge la historia (un mensaje de alguien desconocido), me recuerda a este proyecto de Web Art que nace a partir de un anuncio: http://artonline.jp/nonsites/rome.html

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    1. Exacto. Perspicacia poética y narrativa se llama eso. Él quisiera saber algo que ya no puede saber: si 20 años después ella aún recuerda, aún anhela, o si el tiempo ha pasado disolviendo la memoria.

      Me alegro de que te dijes en el mecanismo de la historia. En ese viaje, como en otros, hago muchas fotos extrañas. La mayor parte de ellas no tienen demasiado interés y me deshago de ellas. Otras no. Los que vienen conmigo me embroman, pero les digo que en realidad lo que hago es comenzar a escribir. Luego a veces sucede y otras veces no. Miraré ese link.

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  11. Simplemente delicioso. Gracias por compartirlo.

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    1. Nada, mujer, tú que me lees con buenos oídos. Pero muchas gracias, rebienvenida. Y cuida ese insomnio.

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