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viernes, 30 de junio de 2023

UN POEMA DE BENJAMÍN PRADO

Hace poco estuve en un recital de poesía. Uno de los que leyó fue Benjamín Prado. Recuerdo dos poemas con especial conmoción. Buscando en Internet encontré uno de ellos, que incluyo más abajo, así como el enlace al artículo de periódico en el que lo publicó.

Dentro de nada, horas, algunos, muchos, empiezan sus vacaciones. Merecidísimas siempre. Otros aún tienen que esperar: paciencia. Todos nosotros comenzamos de nuevo la cuenta atrás hacia unas elecciones calurosas. Toca pensar. Quien siga esta cuenta tendrá claro al menos a quien no votaré en ningún caso.

Pero lo que no consiento a algunos de esos salvapatrias es que se apoderen de los símbolos y las esencias del lugar en el que habito, este país imperfecto y maravilloso, que es también el mío. No es preciso que agiten delante de mí la bandera, excusa perfecta para darnos a algunos con el palo en la cabeza. Sin duda, uno de los objetivos próximos es ahondar en la convivencia, el respeto, el entendimiento, la escucha activa… Nos sobran voceadores y faltan argumentos.

Igual soy mal español. Según ellos, seguro. Lo que yo creo es que hay muchos modos de ser español, incluso de sentirse español. Conviene que el traje sea ancho para que quepamos todos y que las costuras democráticas no cedan.

Benjamín Prado lo dice mejor:

 

PAÍS

 

 

En mi hermoso país hay treinta y cuatro ríos,

tres mares y un océano, 

más de ocho mil ciudades

y menos de cincuenta millones de personas;

 

se hablan seis idiomas y hay cinco fronteras, 

once islas, trescientos días de sol al año

y casi la mitad

de sus quinientos mil kilómetros cuadrados

la ocupan las montañas.

 

Mi país lo visitan en un año normal

alrededor de cien millones de extranjeros

y muy pocos se marchan sin ganas de volver.

A otros paraísos

sólo puedes llegar siguiendo a la serpiente;

al nuestro, 

basta un vuelo 

de línea regular.

 

En mi país hay gente de derechas e izquierdas,

que, por lo general, 

como dice Machado, 

es, en el buen sentido de la palabra, buena

y cuatro indeseables que nos roban,

que se lo quitan todo a las que no lo tienen,

los que oyen en las puertas que les cierran

batir las alas de un dragón 

y saben

que en una sola lágrima cabe una tempestad.

 

No siempre los que ondean las banderas

son los mismos que lloran si arden nuestros bosques,

sufren al ver las casas que derribó un volcán

o, en los años de plomo, 

sentían que las balas que mataban a otros, 

a ellos 

les partían 

en dos 

el corazón.

 

En mi país no hay grandes yacimientos de gas

ni pozos de petróleo, ni minas de diamantes…

pero el oro 

crece en los olivos,

y las obras de arte hierven en las cocinas.

Lorca inventó la luna, Cervantes las novelas,

Velázquez el azul y Goya el miedo.

 

Sé que también nos sigue esa leyenda negra

que dice que aquí mandan la pereza y la envidia, 

que vivimos al borde de otra guerra civil…

Pero lo que yo veo 

es a mujeres y hombres

que se ganan 

con sus manos el pan 

y no sueltan la tuya cuando vas a caer.

 

Mi hermoso país se llama España 

y es la capital de la alegría.

 


https://www.infolibre.es/opinion/columnas/que-ven-mis-ojos/sanchez-espana_129_1515296.html

 

 

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