Estuve hace poco en un concierto de Ara Malikian. Músico
libanés, si es que eso importa algo. Violinista que igual te pone los pelos de
punta con una interpretación clásica de Bach que recrea una banda sonora. Lo vi
con otros seis músicos en el escenario. Música clásica o moderna, espectáculo, narraciones
que son casi monólogos de humor. Ara Malikian no es explicable, no es
clasificable. Un músico sublime con una especie de chaqué sin mangas, una marea
de pelo y barba, una energía incontenible que hace que todo el mundo, todas las
edades, se asombren de estar ante un despliegue de música… ¿clásica? Y el mayor
asombro se produce al terminar: han pasado 130 minutos, han pasado volando. Qué
delicia, qué maravilla, qué barata es la belleza.
melenuoS, perroflautas, futboleroS, bailongoS...
ResponderEliminaroSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
¡No es barata la belleza, es gratis!
Eso sí, el tío es feo, feo, feo.
Hombre, melenudo y perroflauta sí que es. Feo no lo sé, igual tras el pelo se esconde la belleza.
EliminarY, desde luego, un gran músico.
Lo asocio a algún programa tv de música para niños, pero nunca lo he oído, hasta ahora, parece ser tributario de esos modos de interpretar violín que van desde lo balcánico, húngaro y próximo oriental. Muy divertido. Me ha recordado al violinista en el tejado.
ResponderEliminarDesconozco lo del programa para niños. Pero lo otro... no me parece. Al menos en el repertorio que yo le conozco. Muy divertido, desde luego, ve a verlo en cuanto puedas. De garantía.
EliminarYo lo ví en Brihuega ejecutando solos de violín clásico ante imágenes y videos del universo previamente explicados por un astrónomo y fue una experiencia increíble. Como tu muy bien has apuntado, sentí LA BELLEZA, así en mayúsculas.
ResponderEliminarYo también le he visto otra vez, la primera, pero no con el espectáculo que dices, sino con "Paganini". Además, no sabía de él más que su condición de violinista, de modo que te puedes imaginar: flipé en colores. Belleza. Y Alegría. Si es que son dos cosas distintas.
EliminarLlevaba tiempo queriéndolo ver y oír en directo, y al fin lo conseguí. Y no me defraudó: me pareció genial. La música clásica no tiene por qué ser seria, como nos la suelen pintar en los conciertos de los grandes. Él sí que es grande, ya que toca desde el aria de Bach, hasta música de películas, temas folclóricos o temas propios... salpicados de anécdotas con un humor a veces sarítico...
ResponderEliminar¿Y quién dijo que es feo? Querrás decir que "está" feo con las barbas. Pero busca vídeos suyos sin barba, y parece otro. ¿Y perroflauta? Bueno, puede que empezara como tal, pero ahora ¡le deben llover los contratos!
A mi me puso los pelos de punta, me hizo reír y me emocionó en muchos momentos. ¡No hay muchos artistas que consigan todo eso en su público! Volveré a otro de sus conciertos si se da la ocasión.
Estoy seguro de que reincidirás. El menú es bueno y, además, lo cambia de vez en cuando. Pero el sello Malikian es único. Me gustó esa extraña combinación de clásico, moderno, espectáculo... y casi diría que monólogos de humor. Porque su historia en Alemania es antológica.
EliminarImagino que estará muy solicitado. Lo merece. Lo de feo o no es una bobada sin importancia. Como si eso importase. Como lo de la estética perrofláutica: que haga lo que le parezca, yo seguiré yendo a verlo, escucharlo y a disfrutar siempre que pueda.
A mí no me parece feo, creo que al revés, es un hombre muy atractivo. Tuve ocasión de verle este verano y tuve entradas para verle en el Teatro Real de Madrid y no pude asistir por trabajo :( Ahora, la persona a quien regalé mi entrada se quedó maravillado. Pienso que es fabuloso, es un auténtico torrente de energía, un músico excepcional. ¡Repetiré en sus conciertos tantas veces como pueda! ¡Sensacional!
ResponderEliminarMe congratula que al mujerío no os parezca feo. Entonces es que todos tenemos posibilidades.
EliminarLe hiciste un regalo maravilloso. Es cierto que no para en sus conciertos. Y que se le nota la alegría, el entusiasmo por lo que hace, las ganas. Dicen los que saben más que yo de música que, además, de espectacular, es un músico excepcional. Qué mal ha repartido Dios el talento...