Pues no, un buen año no ha sido. No para mí, desde luego, sino para todos. En todos lados.
Este 2020 hemos tomado consciencia de la fragilidad de la
existencia y de la importancia de lo colectivo, de que no es fácil ni posible vivir
solo, de que nuestras decisiones afectan y mucho a los demás. Lo sabíamos, desde
luego, pero saber no es siempre ser consciente de algo. Ha sido duro. Recuerdo
las horas mirando por la ventana, contando los coches aparcados en mi calle: 73;
por la tarde los volvía a contar: 73. Recuerdo las primeras salidas a la calle
tras el confinamiento como el preso que coge un permiso. Recuerdo la ansiedad
de las primeras compras en el supermercado. Recuerdo las cifras de fallecidos
en el telediario: dejé de verlo.
Pese a lo que puede pensarse, no he leído mucho (ver post
anterior). Para leer hace falta un estado de estabilidad emocional y de sosiego
que me ha costado tener.
He trabajado muchísimo. Y mal. Lo de la enseñanza online
es un timo, aunque sé que a algunos les ha permitido rascarse la entrepierna a
dos manos. Algunos. También me pregunto si esos padres y teóricos de la
educación (hablan de oídas) que sostienen que la escuela mata la creatividad se
han encontrado a unos hijos creativos (estoy esperando sus obras) o un trabajo
de educación ingente con unos hijos que ofrecen enorme resistencia porque lo
atractivo son las pantallas. Algunos agradecen nuestra labor y me han hecho
soltar alguna lagrimilla; otros, al contrario, viven del resentimiento
cani/choni. Me siento lejos de ellos y no sé si podré hacer mucho por sus
hijos; o sí: remar contra esos padres que les están llevando al precipicio del
bienestar vacío e ignorante. Porque son los hijos los que tienen derecho a la
educación, a una buena formación: esto no es negociable.
El blog ha estado descuidado, no tengo tantas ganas de
escribir. 27 entradas. También es cierto que estoy en otros proyectos y que por fin he
terminado un libro de relatos con el que he bregado muchos años. Pero lo bueno
de un blog es que tú marcas tiempos y temas.
Y, como leí en un artículo al comienzo del confinamiento, “Éramos
felices y no lo sabíamos” (al final el enlace). Ese es el propósito del año
próximo: ser feliz y ser consciente de esa felicidad tan provisional, casi
anecdótica e irrelevante para el universo. Naturalmente, lo mismo deseo a los
que os pasáis por aquí, a menudo o de vez en cuando. Gracias y feliz año 2021.
Ojalá lo sea.
https://elpais.com/sociedad/2020-03-18/eramos-felices-y-no-lo-sabiamos.html
Música de Luisa Sobral y Salvador Sobral:
https://www.youtube.com/watch?v=ralkNHVuyH4
Procedencia de las imágenes:
https://www.facebook.com/milindriskis/photos/a.121574491342774/1677037825796425/?type=3
https://www.vozpopuli.com/altavoz/cultura/cines-cierre-futuro_0_1398461212.html
Llevo alejado de la enseñanza ya unos cuantos años pero todo cuanto dices sobre algunos padres, no pocos alumnos y también ciertos compañeros lo entiendo a la perfección. Lo de la enseñanza a distancia ha debido de ser bastante duro, estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de que hayas concluido el proyecto de escribir un libro de relatos. Ya darás la manera de conseguirlo para leerlo.
Y también coincido contigo en el deseo de recuperar esa felicidad de la que no éramos conscientes. Nada se valora hasta que lo perdemos, qué gran verdad es.
Te deseo una buena salida de año y una enormemente feliz entrada en 2021, el Año de la esperanza.
Un abrazo
Yo llevo en esto tantos años que puedo nombrar varias leyes educativas. Lo que más echo de menos del pasado es la confianza que se tenía en nosotros (ahora todo genera mucho papeleo) y la curiosidad de muchos alumnos. Las tornas se han cambiado, lucho contra demasiados elementos y estoy cansado, aunque no tiro la toalla.
EliminarDebemos recobrar la felicidad y, como decía Kant, ser dignos de ella.
Respecto al libro de relatos, ya está a la venta en Amazon. He intentado enviártelo, pero no encuentro ningún correo en tu página. Perdona si aquí no lo publicito, aquí escribo con pseudónimo y el libro lo he firmado con mi nombre. Si lo quieres, envíame un correo. A Juan Carlos y a Marian si he podido remitírselo.
También deseo un excelente año para ti y que nos sigamos leyendo. Un abrazo.
Estupendo artículo. Espero que podamos leer pronto tu libro.
ResponderEliminarQue tengas buen fin de año y mejor inicio del que viene.
Un abrazo.
Una delicia, sí. Lo releo y es aún mejor. Espero que el próximo año sea bueno también para ti y que sigamos escribiendo y leyendo. Un abrazo.
EliminarBueno bueno, que calladito te tenías lo del libro de relatos, y la verdad es que es una grata sorpresa, te digo como a Juan Carlos ya nos dirás de qué manera conseguirlo, porque me dejas con mucha curiosidad (y eso que no me suelen apetecer los relatos, prefiero la novela). Te deseo mucha suerte con ella.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente tu desánimo respecto al tema de tu trabajo, los profes sois los que peor lo habéis pasado con esta maldita pandemia (algunos, claro, los que no os rascáis la entrepierna a dos manos, jeje), pero es gratificante saber que aún quedan docentes cuya misión es la buena enseñanza y educación.
Te deseo un buen año, al menos bastante mejor que este
¡Muchos besos Atticus y Feliz año!!!
Bueno, no tanto. Como digo más abajo, algunos los he publicado aquí. Espero no decepcionar (demasiado).
EliminarYo también soy lector de novelas, pero algunos relatos son más que soberbios: Borges, Cortázar, Munro...
No sé si me explico bien respecto al trabajo: estoy harto, agotado, roto. Pero cuando entro a clase lo hago siempre con el máximo respeto y la máxima intensidad. No soy el mejor profesor, pero soy honrado y ofrezco racionalidad a mis alumnos y no humo. Ahora bien, mi salud (física y mental) se resiente. No sé cuánto aguantaré.
En cualquier caso, feliz año también para ti y ojalá que sea mejor que este. En principio parece fácil. Muchos besos también para ti que sigues fiel a este modesto blog.
Por motivos de salud estuve alejada de la enseñanza durante el confinamiento, pero sí viví las evaluaciones finales. La enseñanza online ha hecho mucho daño porque, no todos los docentes lo hacían, se regalaban los aprobados. Esas consecuencias las estoy sufriendo en mis carnes este año.
ResponderEliminarOjalá, como dices, 2021 sea mejor que 2020. Esta pandemia nos está enseñando a valorar lo imprescindible ( bueno, hay gente que no aprende); y, ojalá no volvamos a vivir una situación igual.
Te deseo todo lo mejor, Atticus, y ya sabes que ese libro tiene hueco en mi blog.
Es más complejo de lo que dices. Algunos docentes practicaron el escaqueo, pero los más dieron de sí todo lo que pudieron y mucho más. Aun así, las instrucciones eran no suspender más que a los ausentes, de modo que me sentí como Sísifo. Y obviamente este año se está pagando esa ignorancia con la que pasaron tantos de curso. A la administración le importó más el "acompañamiento emocional" que el conocimiento. Y, por supuesto, el bienestar del profesorado le trae al pairo. Los que sois jóvenes deberíais ir buscando otro acomodo profesional, digo esto con enorme dolor.
EliminarConfío poco en la especie humana y en su capacidad de aprendizaje: ha llegado el resentimiento, el odio y la sinrazón. No obstante, hay que ser agradecidos con los sanitarios y con los científicos que han hecho posible la vacuna. También con los que nos siguieron vendiendo comida, con los camioneros que la llevaron, con los que la producían... Hay muchos "invisibles" imprescindibles.
Un abrazo y feliz año.
Para todos. Estoy tramitando el Registro de la Propiedad Intelectual. Creo que, una vez hecho eso, lo colgaré en Amazon a ver qué tal va. Veo que hay posibilidad de ebook o de libro en tapa blanda. Cuando esté disponible os envío un ejemplar si me facilitáis un correo electrónico (hay uno mío a la derecha). No esperéis encontrar a Borges y sí cuatro o cinco relatos que ya publiqué aquí. Por supuesto, que cada cual haga lo que le parezca, ni espero publicidad ni palabras de elogio. Eso sí, por favor, si escribís sobre él que sea tras la lectura, comprendo que la publicidad se paga y no debe ser el caso, no escribo para hacerme rico. No obstante, si alguien sabe de alguna editorial que lo quiera publicar, digo en serio esto de que estudio ofertas, pero no de editoriales que en realidad no son tales, sino tiendas en las que el autor paga por ver su libro y obtener un número de ejemplares. A mí, para esto, me basta con el PC y la impresora.
ResponderEliminar¡Hola de nuevo!! Yo, además de leerlo (aunque no te prometo nada, ya sabes que a la primera abandono, y si abandono, no reseño, por supuesto, pero sí me gustaría probar) te ofrezco si te apetece la idea, ponerlo en el catálogo de mi biblioteca, en la que trabajo. Podría ponerlo en la sección de novedades. Pero vamos, que si la idea no te atrae, ningún problema
EliminarBesos!!!
Intentaré hacértelo llegar. Aún no tengo ejemplares. Gracias.
EliminarÉramos felices y no lo sabíamos.
ResponderEliminarEs el 2020 el año más extraño que hemos vivido y la realidad ha superado la ficción, ¿quién nos lo iba a decir?
También hemos aprendido que nos necesitamos.
Coincido en que hemos trabajado mal. Con la enseñanza virtual se ha vuelto a comprobar un principio que a veces olvidamos, si un alumno no quiere aprender, ya puede tener los mejores medios o los mejores profesores, que no lo va a hacer. Yo estoy convencido de que, a distancia y con voluntad por parte de todos, se hubiera podido salvar el curso. Hubiéramos podido encontrar un camino totalmente equivalente a la presencialidad, pero faltaban las ganas de hacerlo...
En fin, espero no equivocarme, pero pienso que poco a poco iremos saliendo de esto. Ahora solo queda valorar más lo que teníamos y “defender la felicidad” con uñas y dientes.
Un abrazo y feliz año 2021 para ti también. Cuídate.
Extraño, terrible, desasosegador... No tenemos con qué comparar. Y aún estamos en ello, espero que la vacuna nos encamine a la salida.
EliminarSiempre nos hemos necesitado. Los del mercado que se regula solo no sé si han aprendido.
Lo de educación online temo que necesita mucho más de lo que hemos tenido y ofrecido. Y sigo pensando que nada como la presencialidad. Lo otro se llama pantallas... o libros.
Un abrazo, Miguel, feliz 2001. Cuídate tú también.
Me quedo con lo que hemos sufrido, no por masoquismo ni nada por el estilo. Le preguntaban a un maestro hindú -del que fatalmente no recuerdo el nombre aunque quede bien citarlo- qué era lo que necesitaba el mundo para aprender y progresar, a lo que él contestó: mucho sufrimiento.
ResponderEliminarEn la tradición cristiana tenemos el mismo ejemplo en el conocido motete "¡O, celestial medicina!" de Francisco Guerrero, pieza que canté en coro en varias ocasiones. Siempre me acuerdo de una estrofa que la vida me ha repetido veces y veces, a veces susurrando, a veces gritando. Decía así: "...acertado errar, dichoso enfermar que tuvo tal medio para sanar...".
En definitiva, que la dificultad cincela el alma. Nadie la queremos, pero nos es necesaria. Es la joya que trae el dolor consigo.
Un abrazo y que paséis unas buenas fiestas.
El sufrimiento es una enseñanza de vida, claro que sí. Pero tampoco hay que pasarse. Se atribuye a Buda que para saber vencer hay que ejercitarse en la derrota. Insisto: la vida es una sucesión de gozo y dolor, como bien explicaba Nietzsche, ni es un valle de lágrimas ni un circo a tiempo completo. Conviene ser moderado en el padecimiento y, cuando es inevitable, aprender de él. Aprender, esa es la clave. Y temo que como sociedad no hemos aprendido, al contrario, volvemos al duelo a garrotazos, tal como Goya lo pintó.
EliminarUn abrazo y que descanses, que nos espera trabajo intenso a la vuelta. Feliz salida de ese año mojón.