Es el nuevo libro de Fernando Aramburu. Lo compré esta Navidades (en tapa dura, es muy gordo) y le ha tocado este mes de mayo. Por fin lo he terminado.
No sé qué decir. Me gusta… y no muchísimo. Tenía varios
elementos a su favor, muy especialmente que se trata de un profesor de
filosofía, como yo. Y hace muchas digresiones sobre la materia que me da de
comer y sobre la vida en el instituto. Reconozco que en eso lo he pasado francamente
bien; su amargura a veces es la mía, aunque su desapego por las clases no lo
comparto. Pero las relaciones con algunos compañeros, con los equipos
directivos, con la administración, con las leyes…, eso lo firmo. Hay también
una indagación muy piadosa, más que amistosa, con su compañera que fallece,
casi su única amistad. Aquí no hay cinismo ni cabreo ninguno. Él piensa que
cuando falte no habrá nadie que sienta su pérdida.
Porque va a morir, lo anuncia en las primeras páginas, ninguna
sorpresa. Ese año que transcurre y que narra la novela como un diario es su
despedida de la vida y también un ajuste de cuentas con ella. Se desprende de
sus propiedades, casi no queda más que un Diógenes que apenas tiene que preocuparse
de su perra y de su hijo, tan distinto a él. No sé si tan distante, esos
vaivenes del afecto paternofilial descolocan y devuelven la fe en la relación.
Porque de relaciones va el libro. Sobre todo, está Patachula,
del que nunca sabemos su verdadero nombre. También Amalia, su exmujer, bisexual
o lesbiana, parece que ni ella lo sabe. Están sus suegros, gente de bien y
orden. Su cuñada, a la que saca poco provecho, desordenada y que viven en los
márgenes. Está su hermano al que nunca quiso y su familia perfecta, golpeada
donde más podía doler. Está su madre maltratada a la que la vida acaba
maltratando con la pérdida de la memoria; su madre que solo se permite una
felicidad madura que sus hijos se empeñan en boicotear. Y su padre, con el que
tiene una relación de amor-odio; es un hombre resentido con su país y con su
existencia, que vuelca su rabia en una familia que, cree él, no está a la
altura. Está una antigua novia, Águeda, con la que nunca pudo tener una
relación sexual normal. Está el tiempo actual y el tiempo de la movida
madrileña.
Está la perra y está la muñeca hinchable. Está el esperpento
de la vida cotidiana, el dolor del fracaso, de la incomprensión, de la incomunicación.
Es una novela crepuscular con sabor conocido. Toni recoge los restos del
naufragio que ha sido su vida y no reconoce las tablas que se le van poniendo a
tiro. No quiere o no sabe. Tal vez ni siquiera desea verlas.
Y están los vencejos, que visitan periódicamente Madrid y
cada ciudad, que retornan eternamente a un río en el que nadie se puede bañar
dos veces. Es el mismo y no.
Ahora que escribo estas líneas me doy cuenta de que me ha
gustado más de lo que creía. Y por eso es preciso escribir, porque la reflexión
amortigua las impresiones emocionales y nos obliga a razonar.
Procedencia de la imagen:
https://www.casadellibro.com/libro-los-vencejos-edicion-tapa-dura/9788411070126/12383968?gclid=Cj0KCQjw1ZeUBhDyARIsAOzAqQJba8bYq_eDZTqJA5U0lxzDcREHzcWmt9UDC0-JzWGvhbT8IqonOmQaAjW3EALw_wcB
¡Hola!
ResponderEliminarme pasa a veces, que cuando recién acabo un libro no me doy cuenta de lo que de verdad me ha gustado, pero empiezo a darle vueltas y vueltas (suelo marear los argumentos en mi cabeza para hacer las reseñas y la cosa va cambiando, es algo que siempre me sorprende, como lo que te ha pasado a ti.
Esta novela seguro que me gustaría y la disfrutaría (me gustó Patria), pero si te soy sincera, como sé de qué va, siempre me ha echado para atras el tema, creo que va a ser triste, aunque no sabía que el protagonista era también profe de filosofía, no me extraña que esa parte la hayas disfrutado tanto y que hayas compartido todo el lado negativo de la burocracia y demás...
Los vencejos te ha gustado, aunque no te haya emocionado, bueno, en conjunto no te ha defraudado, me alegra
Besos
Aún estoy dándole vueltas. Desde luego, otros muchos de Aramburu me han gustado más. Este no tiene mucho que ver con "Patria" ni con otros más o menos cercanos al terrorismo que abundaban en la obra de Aramburu. Es un buen libro, sí, aunque entiendo que a algunos les tire para atrás. No excelente, no una obra maestra, pero tampoco una pérdida de tiempo.
EliminarBesos.