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domingo, 28 de julio de 2024

LOGOKUPAS

El palabro en cuestión lo acabo de inventar. Pero creo que se entiende bien.

La conversación es un bien preciado, algo que valoro sobremanera. Hablo de conversación en sentido genuino, diálogo en el que los intervinientes tienen algo que aportar y/o aprender. No es lo habitual: en muchos casos permanezco callado y solo respondo con monosílabos (y huyo en cuanto puedo) de esos intercambios verbales en los que no se cumplen esas condiciones que mencionaba antes.

Esos tipos (y tipas) no escuchan. Creo que es uno de lo principales problemas.

En algún caso se trata de machoalfismo (también hay variante femenina): ese que todo lo sabe, de lo suyo y de lo tuyo, de astronomía, de montar muebles y de la reproducción de los caimanes en los afluentes del Duero. Deberían poner una universidad o fundar una escuela con prosélitos. Saturan.

Otro caso es el del fundamentalista sectario, en sus variantes política y religiosa. Ellos saben la verdad, son la solución, el bien y la única posibilidad. Son peligrosos, además de enormemente plastas. No hay modo de hablar con ellos de otra cosa que no sea su tema, su obsesión. Por supuesto, tú estás equivocado porque tienes opinión, mientras que ellos tienen todas las certezas. Iluminados, conspiranoicos. Hay que evitarlos.

Una variante curiosa de esos logokupas es la de aquellas personas que no hacen pausas, que casi no respiran al hablar. Tienen esa rara cualidad, igual toman aire por las orejas. Por eso, como no hay espacio entre una frase y otra, es imposible intervenir. Lo suyo es un monólogo explosivo, una catarata, una ametralladora de frases. Tú solo eres un despreciable decorado.

Otra variante deleznable son los cotillas y enmedadores. Hace poco leí un tuit en el que alguien decía que si estás en una conversación en la que se está poniendo a caldo a alguien ausente, si te marchas el objeto del escarnio serás inmediatamente tú. A estas alturas de mi vida esto me importa una higa  y más viviendo de esta gente que se dedica a hablar mal de alguien porque no son capaces de hablar bien de nada. Triste existencia la suya.

No obstante, he aprendido a tolerar a un grupo de personas que repiten machaconamente unas historias del pasado que tan solo interesan a ellos en su evocación infinita. Normalmente son gente mayor (ay: yo cada vez más) y se les debe perdonar y escuchar como si fuera la primera vez que te lo cuentan. La soledad suele ser su compañera cotidiana. Tampoco escuchan más que a sus recuerdos y te pueden preguntar lo que les acabas de decir, pero no importa, en este caso no.

Podría seguir. Dicen algunos que me conocen que soy un poco misantrópico. Creo que no es del todo cierto (algo sí): simplemente huyo de esos logokupas porque prefiero la compañía de un buen libro.

El primer signo de respeto hacia el otro es la escucha activa y de eso hay poco. No digo que me escuchen, a menudo no tengo nada que decir y sí mucho que aprender, sino que no se debe monopolizar groseramente la conversación; si hay alguien al otro lado es un interlocutor digno de atención y de palabra. Casi mejor que se compren un espejo, que se vayan a predicar o que, como hacen en Londres, alquilen un Speaking Corner.



Procedencia de la imagen:
https://es.dreamstime.com/illustration/conversaci%C3%B3n.html

lunes, 22 de julio de 2024

MIOPÍA

El miope está enclavado raramente en el mundo, desinstalado, balbuceante en su sentimentalidad o en su sensitividad neblinosa. nada es nítido, solo hay geometrías irrelevantes, tipos gráficos bipolares.

Conversa con letraheridos torpes, tiene propiedades y bolsillos como cajones desfondados.

Las lentes no son necesarias. Besan de menos, dilapidan y confunden.

Ahora que he puesto por fin las gafas en su lugar, salgo de la caverna y el mundo sigue equívoco y promiscuo. Perplejo en la calle, espero que el día siguiente sea distinto. Sé que no. Cruzo el umbral.



Procedencia de la imagen:

https://www.lentesdecontacto365.es/blog/miopia-magma


jueves, 18 de julio de 2024

SOBRE NIETZSCHE


Nietzsche nunca espera al final.

Nunca es moderador.

La voluntad de poder es un imperativo de intensificación de la vida.

Ramiro de Maeztu lee a Nietzsche en 1898 y dice: “Hay que ir a Berlín”.

Hay que liberarlo de la posmodernidad de sus intérpretes. Demasiados Nietzsches. Imposible.

¿Fue un ilustrado? Queremos creerlo. Y que resuciten Derrida y Deleuze para fustigarnos.



Procedencia de la imagen:

https://es.wikipedia.org/wiki/Retrato_de_Friedrich_Nietzsche


jueves, 11 de julio de 2024

GRITOS Y POCOS SUSURROS



No sé yo si, como quería Platón, la virtud puede enseñarse. Es posible que sí, quiero creerlo. No obstante, algunos ciudadanos lo ponen difícil. Especialmente los gritones, los ruidosos, los que, tal día como hoy, pasan en moto bajo mi ventana, se detienen y empiezan a petardear un buen rato, debe ser que están enfadados por levantarse a las cinco (eran las cinco) y lo tenemos que pagar los demás. Lo mismo digo de los que volvían de su juerga del miércoles pasadas las dos con coche ruidoso y música a todo trapo. Qué decir del que decide tirar las botellas al contenedor (loable acto)... antes de irse a trabajar, así como a las seis de la mañana.

El martes hubo explosión de júbilo por la victoria española frente a la selección francesa de fútbol. Nada que objetar, salvo que siempre es mucho ruido, demasiado, demasiado tiempo. Un chaval gritó: “¡Arriba España!”. Prefiero suponer que sin saber lo que decía. Estuve a punto de gritar yo también que un poco más arriba está Francia, y algo más Reino Unido. Pero para qué.

Y aquí estoy, muerto de cansancio y sin posibilidad de siesta (recados inaplazables).

Ay, ciudadanos, vecinos. ¿Es mucho pedir algo más de sosiego? Porque lo de respeto y pensar en los demás lo doy por perdido. Hace mucho tiempo.