No me busquéis en los lagos de imposible sonido
que turban la música atribuida a la noche:
hoy escribo palabras descoloridas
en calles con nombres de maletas y de ríos.
No me complazco en aromas ni en historias.
No habito los labios del sueño.
Me pesan las páginas de papel quebradizo
de los libros que no leo.
Estás enigmático últimamente, Atticus. Pero me gusta el poema: "hoy escribo palabras descoloridas / en calles con nombres de maletas y de ríos". Una vez leí un poema (de Sabina, creo) que decía que él escribía para matar las tardes, para no ir arrastrando maletas... Está bien, ¿no? ¿Para qué vas a ir de aquí para allá buscando cosas con la maleta a cuestas? Casi es mejor escribir que no vas a ir, o que ya has ido.
ResponderEliminarY a mí también me pesan las páginas de los libros que no leo. Cada vez que me preguntan qué libro estoy leyendo, pienso en los libros que dejo de leer e imagino que son tan importantes o más que lo que leo. Entonces, haciendo una elemental analogía, pienso en las cosas que no he hecho e imagino que son más importantes que las que he hecho. Entonces es cuando de verdad me vengo abajo y me voy a dormir. Me pongo la radio y me quedo frito con José Ramón de la Morena. Mañana será otro día.
Poema precioso y triste.A mí me gusta especialmente lo de "no habito los labios del sueño".
ResponderEliminarHoy comparto ese sentir. También me voy a dormir.Es invierno en el corazón, y hace más frío que nunca.Pero mañana saldrá el sol, seguro.Nihil obstat.
Escribo palabras descoloridas porque no todos los días tiene uno una pluma con fluidez luminosa. No es enigma, Signos, forma parte de dos o tres poemillas que escribí hace unas semanas, cuando la razón me acompañaba poco y las palabras vagaban sin rumbo por el laberinto sentimental.
ResponderEliminarMe gusta la palabra "maletas". En canciones, en poemas. Me gusta hacer la maleta.
Lo de los libros... me pasa un poco al contrario. Dejo de leer con facilidad, me hastío de la estulticia que se escribe. Y también me abismo en lo que me gusta como un toxicómano. En unos minutos me marcho con Camilla Läckberg a la cama, una sueca preciosa. Mejor que José Ramón de la Morena, no lo dudes.
Lo que no he hecho también me pesa, pero intento hacer. A veces no me dejan.
Gracias Elena, pero es tosco y elemental. Aunque lo que más me gusta es eso: no habito los labios del sueño, ya no, y lo siento. Como decía en el párrafo anterior, no me dejan. Ojalá, como dices, mañana salga el sol y haya ojos brillantes y algo que aprender. Ojalá me avergüence de haber escrito esto, de ser tan débil. Ojalá vuelvas y escribas que se acabó el frío en el corazón.
A mí me produce igual extrañeza una maleta vacía que una página en blanco. Si te das cuenta, hay alguna similitud: se rellena una página (¿dónde coloco esta palabra?), se rellena una maleta (¿dónde puñetas meto los calcetines de media?).
ResponderEliminarIgual, si supiéramos organizar el interior de una maleta y escribir bien una hoja en blanco sabríamos colocar mejor nuestros pensamientos en nuestra cabeza.
Bueno, lo dejo aquí porque, a estas horas y en soledad, a una las neuronas le funcionan bajo mínimos.
Un saludo y ¡¡feliz vuelta!!
yoyatengonick
Sí, es verdad. Por eso hay autores de grandes maletas, de baúles (¿lleva acento, Signos, con la nueva o con la vieja ortografía?), de pesados párrafos o de versos interminables. Nos lastran con sus frases interminables, pues no saben salir de viaje sin siete pantalones, diez o doce calcetines y un buen abrigo de lana por si se hielan las Canarias. Al contrario, otros van con su equipaje de mano, ligeros pero con poco con elegantes, cada prenda/palabra está en sus sitio, limitados pero infinitos.
ResponderEliminarDe todos modos, lo de la hoja en blanco tiene más dificultad, y colocar los pensamientos en orden... eso es tarea de titanes.
...¡y salió el sol!!!!!!
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=U6tV11acSRk
La página en blanco puede ser la vida de cada uno. Sólo tenemos que llenarla con nuestras acciones y pensamientos. Unas veces saldrá una buena novela, otras, una no tan buena. Me ha gustado, Atticus, lo que dices de las páginas de los libros que no has leído. Pues habrá que leer esos libros para ver qué se esconde tras sus páginas; y si están vacías, habrá que llenarlas dejándonos llevar por los derroteros por los que la vida nos lleve. Al final, cuando terminemos de leer, veremos que hay más páginas interesantes que páginas aburridas y tristes.
ResponderEliminarbesos
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ResponderEliminaren el obscuro fondo del lago el monstruo es una ninfa derramada que susurra tu nombre
es la que siempre habitó en tus sueños y era en los labios, precisamente en ellos, tú lo sabes bien, donde posaba, delicadamente, los suyos y su deseo
así que, querido amigo, quema tus libros y parte
y no me digas que no te busque en esos lagos silenciosos, porque es ahí, ahí donde espero que te halles hasta el principio de los tiempos
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No estoy tan seguro, Rachel, que del hecho de escribir siempre salgan buenos pensamientos o buenas historias. Soy de los que cree que el artefacto más necesario de un escritor es la papelera.
ResponderEliminarPero la vida es una página en blanco, sí, y mucho más: páginas y páginas. Todo por hacer. Siempre.
CrisC, me dedicas unas palabras tan maravillosas que no sé qué decir. Excepto gracias, aunque este noqueado por esos comentarios.
ResponderEliminarMe pongo ahora mismo a quemar libros y a buscar la ninfa. Eso sí, ¿podría ella poner algo de su parte y dar señales de vida, salir a la superficie y decir algo?
:-) nihil obstat...
ResponderEliminar¡Haz caso a CrisC y ve a ese lago y encuentra a la ninfa! (según leía el comentario de CrisC me vino a la cabeza la Dama del Lago de Excalibur y cómo la pintaba Edward Burne-Jones)
¡Encuéntrala! O... te mandaré al hombre de micolor para evitar más descoloridos... jajaja :-)
www.youtube.com/watch?v=kf1omEJCQzE
Oye, niña, a mí me vino a la cabeza la misma imagen. Eso sí, yo la prefiero un poco más en la superficie, menos "espiritual", si es ésa la palabra.
ResponderEliminarManda a ese hombre, igual me gusta más.