Muchos ya debéis tener
noticias de esta canción porque os la mandé a través del correo electrónico. Yo
la conocí a través de mi amiga Susan.
Hoy es un día áspero y
de malas noticias para mí. Uno de esos días en los que alguna gente me ha dado
a entender (con más o menos cariño) eso de que calladito estoy más guapo, que
no vale la pena protestar. Y deben tener razón. Lo peor es que a mucha gente
exteriorizar les alivia; a mí no, y mi salud vale mucho.
De modo que esta tarde
voy a ir al cine a ver a Gong Li. Y mientras tanto, al tiempo que preparo una
tutoría de entre 27 y 31 alumnos de ESO (Dios nos coja confesados, a ellos, a
mí, y a Jefatura de Estudios: cómo se puede pretender que eso es una tarea bien
hecha, cómo soslayar que lo cuantitativo tiene consecuencias cualitativas),
escucharé una y otra vez este chute de vida, de optimismo, de inconformismo.
Qué voz.
Cierto: esta canción alegra cuerpo y alma. Tener recursos cuando la vida nos trata mal es señal de madurez. Y la música y el cine lo son. Sea lo que sea lo que te haya pasado, seguro que ahora estás mejor :-)
ResponderEliminarBueno, Coe, que a mí la vida me trata estupendamente. Es simplemente un mal día. O un mal modo de vivir un día cualquiera; tal vez no debería haberlo mencionado. Se trataba de la magnífica canción.
EliminarEn todo caso Gong Li y Rinko Kikuchi me hicieron pasar un rato estupendo. Me gustan ellas y me gustó la película: "Shangai". Menos el actor principal, John Cusack, que siempre me parece frío, me transmite muy poco.