
Pero la joya del año es La
estepa infinita, de Esther Hautzig. Ya hablé de ella.
Me merezco un tirón de orejas por afirmar que Libertad es el mejor libro que he leído
en 2012. Debo decir también que lo leí junto con mis compañeros del club de
lectura de la Biblioteca de la ciudad en la que vivo. Hemos terminado, hemos
discutido vehementemente. Y creo que casi todos hemos coincidido en sus
virtudes, en sus descosidos y en su catastrófico final. Porque el texto de
Franzen atrapa, está bien escrito, es muy complejo y ambicioso, pero hay muchas
cosas que no se pueden pasar por alto.
En primer lugar, es una novela estadounidense, con muchas
referencias internas que tal vez a nosotros nos son un tanto opacas. Si esto se
combina con unos actos y decisiones de los personajes más que discutibles y muy
a menudo indignantes, a veces resulta difícil seguir la lógica de la acción. No
siempre nos gusta lo que hacen; es más, muy a menudo no lo entendemos. Algunos
de los lectores decían que habían tenido que dejar el libro, “castigarlo” por
las tonterías o las decisiones equivocadas de sus personajes. Esto, para mí, no
es necesariamente un defecto, que no comprendamos no quiere decir que hagan mal. Los personajes son muchos y
muy distintos, incluso demasiados, por lo que algunos simplemente son dibujados
y carecen de desarrollo (pienso en Connie, en los padres de Patty y de Walter,
en su hija, sus vecinos…). Probablemente necesitaría 400 páginas más que añadir
a sus 667. En realidad hay varias novelas, una especie de saga familiar y alrededores a lo largo de la última mitad del siglo
XX.
Uno de los núcleos del libro es la torpe búsqueda de la
felicidad y el sentido de la existencia que hacen sus dos protagonistas, Patty
y Walter. Reconozco que no acabo de asimilar la psicología de Patty y que, tras
unos días de reflexión, sigo sin entender sus reacciones ante lo que le va
pasando en la vida. Mucho menos al final, que no puedo contar sin destrozar el
libro. Pero anticipo -y es una opinión que compartimos creo que todos- que me
parece una cagada (con perdón), impropia de la complejidad de la novela.
Libertad no es
un libro que pase de largo. Seguramente, repito lo dicho al principio, no es el
mejor libro de 2012, pero vale la pena. Por cierto, no fuimos capaces de dar
una explicación a su título.