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miércoles, 16 de abril de 2014

BOLUDECES XVII: PASOS DE CEBRA ROMANOS

Tienen los italianos fama de conducir a lo loco. No seré yo quién diga que conducen peor que otros (cosa ésta muy relativa), pero sí que lo hacen más rápido (conducir, claro). El tráfico romano es espectacular, no en densidad, que de esto sabemos mucho en Madrid y otras infernales ciudades, sino en el modo en que los vehículos se cruzan, se presionan unos a otros, aceleran, frenan… Insoportable para cualquier prusiano.

Me llamaron especialmente la atención los pasos de cebra, líneas decorativas en la calzada a las que, por supuesto, nadie hace caso. Por ello seguramente, el ayuntamiento no malgasta pintura en ellos, como ilustra la colección de fotografías que adjunto. Me gusta especialmente uno, muy cerca de la Ciudad del Vaticano, en el que se distingue perfectamente que ha sido “pintado” en tres fases, seguramente por la elevada necesidad presupuestaria.

No obstante lo anterior: Roma. No sé si todos los caminos conducen a ella, espero que no todos los pasos de peatones. Pero ¿cómo he podido estar tantos años sin ir a Roma?









8 comentarios:

  1. Recuerdo esos lánguidos pasos. Casi virtuales.

    Y que alguien me dijo, o lo leí en alguna guía, que los romanos no paran si el peatón no hace ademán de cruzarlos.

    Pero es cierto que paraban cuando dabas el paso en el paso.

    Ya lo escribió Alberti: “Roma, peligro para caminantes”.

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  2. No sé si lánguidos, pero peligrosos un rato largo.

    Es cierto lo que dices, pero aún así: lo empiezas a cruzar y los vehículos te sortean. De las motos ni hablamos, pasan rozándote los bigotes. De todos modos, funciona algo parecido a lo que aquí sucede: mirada a los ojos y gesto decidido. Y piernas en buen estado, por si las moscas.

    Debe ser que con las cuadrigas ya pasaba esto.

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  3. Crioso... Lo tendré en cuenta cuando visite Roma, aunque yo la verdad es que nunca me fío de los pasos de cebra, ni siquiera de los españoles
    ¡Feliz Semana Santa!!!

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  4. De los romanos debes fiarte menos aún. Aquí aún hay gente que para. En Roma... otra cosa.

    Y no dejes de visitar esa ciudad. El espectáculo está en la calle, te lo vas encontrando. Y no me refiero a los pasos de peatones sino a la arquitectura y a las ruinas omnipresentes. Si a eso añades amabilidad, ningún problema idiomático y buen clima, pues no hay excusa. Es uno de los sitios a los que sé que volveré.

    Lo de la Semana Santa es otra historia. Es el momento en que la ansiedad me busca. Pero no voy a dejar que me encuentre, de modo que me voy al campo a pasear en media hora. Felices vacaciones para ti.

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  5. En Malta también tienes que mirarles a los ojos como si fueras a fulminarles si no paran, a pesar de que, en general, es un lugar donde las prisas no están muy presentes. Pero allí el peligro se multiplica por el hecho de que, los británicos, como buenos colonos, les dejaron la típica costumbre de conducir por el carril izquierdo simplemente por llevar la contraria. Y como los que vivimos en "la periferia del mundo" solemos mirar al lado contrario del que deberíamos, para que no nos atropellen al menos, casi fui embestida por un taxi. En fin, aún estoy recuperando el aliento, y el taxista también, creo.

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    1. Conozco Malta y también lo que dices. El país europeo con más accidentes de tráfico. No me extraña visto lo visto. Por ejemplo: vehículo que para hablar por móivil y apaga la luces tras detenerse por la noche... en el carril de aceleración. Grupo de monjitas que se incorpora a la "autopista"... sin tener en cuenta esa hermosa señal en la que pone "Stop". Y así hasta el infinito.

      Alquilamos un coche. No sé cómo el conductor no se quedó allí infartado. Eso sí, chumberas se comió unas cuantas. Menos mal que le cogió pronto el tranquillo a las rotondas a izquierdas.

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  6. Jajaja. Me he reído mucho con este post. ¡Sobre todo porque has hecho que vea que no soy la única rarita que se fija en este tipo de cosas en las ciudades! Jajaja. ¡Qué envidia de viaje!

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    1. Ahora yo también me río, pero cuando había que cruzar a las bravas no era cosa de risa.

      La mitad de las fotos que hago en los viajes son cositas así. Ya ves.

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