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miércoles, 17 de agosto de 2016

YO, MÍ, ME, CONMIGO


16 comentarios:

  1. Hay gente que es cargante hasta el infinito y más allá. Hay personas que con sólo verlas dan ganas de salir corriendo. Se creen que su vida nos importa. No tienen nada mejor que hacer. Pero es que además, no les escuchas y siguen con la matraca. Dan ganas de decirles:"¿pero no te das cuenta de que te estoy ignorando?". Por desgracia, hay bastantes así.

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    1. Estoy releyendo lo que he escrito y, pese a que siempre repaso mucho (esto lleva escrito más de un mes) me doy cuenta de que me ha salido más agrio el post de lo que pretendía.

      Porque nadie está libre de ser un cargante. Todo depende de para quién y cuánto tiempo. Es más, seguro que quien esto escribe es insoportable para mucha gente porque a veces lo es para sí mismo. Si estamos atentos, todos tenemos algún momento de esos en que, si mirásemos el rostro de los que están cerca, leeríamos con claridad que estamos siendo pedantes o que lo que contamos no tiene el más mínimo interés.

      Me agrandan, sin embargo, esas personas que hacen cosas interesantes, a pequeña escala casi siempre, con modestia, de puntillas, sin alardear. Ésas que pintan bien pero casi esconden sus cuadros. Ésas que escriben como los ángeles pero que no dan importancia a lo que hacen. Ésas que cocinan como si Dios les dictara la receta y no se creen cuatro estrellas michelín.

      Pero insisto, como en la Biblia: el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Me incluyo. Sólo pido a los que lo piensen así que me lo digan sin insultar, sin acritud. Ya sé que sólo soy capaz de pintar paredes, pergeñar algún escrito en este blog y cocinar para la supervivencia.

      Pero entenderé que alguien se cisque en mis muertos.

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    2. Tienes razón. Todos tenemos algo de cargantes. Pero cuando uno lo es siempre, ya es otra cosa. Todos deberíamos escucharnos de vez en cuando y fijarnos un poco en nuestro interlocutor. Mejor nos iría. (Generalizo. No nombro a nadie).

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  2. De pedantes está lleno el mundo y de esos que te miran por encima del hombro porque ellos son lo más..., también. Como tú dices, todos podemos ser cargantes en un momento determinado, pero espero que pedante, yo al menos no lo sea.

    Yo huyo de ellos como de la peste, porque no soporto la prepotencia. No les doy cancha y les corto rápido, a veces incluso raye en la mala educación, pero es que me superan, no puedo con ellos.

    Como esas personas que te dan la chapa, suponiendo el típico vecino que no te conoce de nada y que te cuenta su vida (más o menos del estilo de tu supuesto) o cosas que no te interesan en absoluto, cuando más prisa tienes. Pero bueno, como ya te he contado, soy experta en cortar a tiempo ese tipo de conversaciones
    Besos

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    1. A mí me gustaría, pero no suelo hacerlo. De modo que a veces entro al trapo. Como el del supuesto. E incluso les digo con educación que discrepo en algo o que en una pequeña cosa no tienen razón... Gravísimo error. Ahora sí que estás perdido si haces eso, o sea, como yo.

      De todos modos, más que de prepotencia yo hablaría de vanidad, de ego hiperinflado. No suelen imponerse por la fuerza o elevando la voz, sino con el raca-raca de su interesantísima vida, una y otra vez.

      Alguna vez he intentado cortar, como tu dices. ¡Y se lo toman fatal! No entienden como alguien tiene algo más importante que hacer que escucharlos.

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  3. Ególatras-egocéntricos... ego ego ego... puajjj Para esos seres especiales tengo una mirada glaciar que suele cortarles el rollo con estilete. Pero si no se percatan tengo también una descarga de ironía cruel que no suele fallar.

    Por cierto, lo de la cocina y los vinos me pone directamente de los nervios en los "ego" y los medios de comunicación que parece que ya no pueden vivir sin ponernos a un cocinero (normalmente hombre) en nuestra vida con unas recetas endiabladas.
    Muy buena tu reflexión, me ha hecho sonreír en varios momentos.
    Un abrazo!!

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    1. Estoy aprendiendo. Yo que creía que lo que debía aprender es tolerancia y resulta que lo que hay que aprender es a rechazarlos. Bueno, la tolerancia ni es un bien absoluto ni puede ser infinita.

      Insisto en que la vanidad parcial es un pecadillo perdonable que todos cometemos. Lo malo es el que tiene un único tema de conversación; "Yo y mi circunstancia" (como diría Ortega), es decir, la vanidad a tiempo completo. Eso si que no.

      Lo de los cocineros va por oleadas, supongo. A mí me gustan los programas de cocina, pero no a todas horas, y menos aún los concursos en los que esos divos despellejan sin educación a aspirantes. Me interesa lo otro. Es cierto que casi siempre son hombres (¿micromachismo?). Pero cuando asoma la cabeza la brillante, inteligente y pizpireta Carme Rusalleda, yo me levanto y le hago la ola a la tele.

      Te agradezco el halago. Presentaré el texto al Club de la Comedia. A ver qué.

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  4. Yo suelo desconectar ante conversaciones así porque me ponen de mal humor, aunque no siempre es fácil...
    Gracias por esta indignada pero divertida entrada.
    Abrazo!

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    1. Es casi siempre mi salida. Pero, ingenuo como soy, cuando me preguntan algo, me parece que tienen interés, y caigo en la trampa: pues no, era una excusa para hablar de sí mismos (y mismas).

      De nada. Me ha reñido CrisC por la extensión; había prometido en el anterior algo más breve y mira lo que ha salido. Al menos parece que os ha hecho sonreír a alguna.

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  5. Los hay palizas y dan ganas de meterles unas idem, y los hay que dan pena.

    Conozco algunos (ojalá no me parezca a ellos ni una milésima). Tienen uno o dos temas, tres a lo más (siempre incluyen su trabajo); y te "balasean" con ellos hasta el nanodetalle.

    Pero se resumen en uno principal, "Yo", y uno subsidiario, " soy genial(a)”.

    Su problema es que no hay Patricia, Juan Antonio o Arturo que los tenga en cuenta, ni Manoli o Alejandro que los invite a casa. Es una patología en ambos casos -conmueve y cabrea sin contradicción.

    Uno y otro necesitan hacerse valer ante los otros y ante sí mismo. En fin. Pero a horas de vermut no toleres: ataca, Atticus.

    Mételes en el pescuezo con el tomazo del Molina.

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    1. Mira que eres cruel con mi amigo AMM. A lo mejor el superplasta soy yo con ese escritor que recomiendo a todo el mundo.

      Esto sí, el vermut es el vermut. Me haré intolerante a tiempo parcial, no vaya a ser que.

      Algunos merecen misericordia, por la triste vida que se oculta tras palabras huecas. Pero no puedo evitar que me salten los plomos. En una ocasión cené entre dos tipos que se pasaron el tiempo hablando de los planes de ordenación urbana de sus respectivos pueblos. Tenía que haber fingido un dolor de pierna, como aquél, o un ataque de caspa, o alistarme en los marines por el procedimiento de urgencia.

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    2. Favor, Atticus, unos tíos como ésos son un diamante embrutecido.

      Unos julais así, capaces de hablar de "planes de ordenación urbana" en una cena, son el epítome del palizofrikismo, la quintaesencia del plasta patrio, la piedra filosofal del aburrecadáveres...

      ¡Ah! Qué singulares especímenes, que ejemplares de alimaña verborrágica en peligro de extinción. ¡Haz todo lo posible por conservar su hábitat natural, su territorio de palizocaza, su nicho ecoplastológico!

      Sacrifícate, si es menester (lo es), Atticus, en la pira de la diversidad biológica y dales ocasión, favor, a otros temas de tanta enjundia, e interés humano, como ése de..., ¿cómo era? Ah, sí, los planes de ordenación urbana.

      Por Dios, qué ejemplares de la condición humana. Plis.

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    3. Qué bien lo he pasado releyendo el post. En esta ocasión, también las intervenciones. Y que sepas que no te ha salido "agrio" como decías. El verano os sienta bien:capacidad intelectual,ingenio y sentido del humor, mola. Algún comentarista fluye de tal manera que introducen palabras nuevas -al menos, desconocidas para mi- que confieso. me han cautivado (palizofrikismo, ecoplastológico..). Oye, reivindico ese arte.

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  6. Nada de lo que digo falta a la verdad, CrisC, esa cena existió y yo estaba entre esos dos elementos, y sin poner meter baza. Debí fingir un dolor de pierna.

    Me alegro, Ali, de que te haya gustado y de que no te haya parecido agrio. El verano sienta bien a todo el mundo excepto a esos calvinistas del trabajo.

    Bienvenida, aquí a veces se aprende. No por el dueño de la bitácora, desde luego, sino por los invitados.

    Ah, perdonad la tardanza: he estado por tierras normandas y no tenía acceso fácil a internet.

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  7. No sabes lo que me he reído, nada de agrio. La novela de Muñoz Molina será sobre lecho de selva vírgen con flores de cielo de Birmania, por lo menos ¿no?

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    1. Me alegra lo que me dices. Pero la novela hay que leerla a pelo, sin aditivos, sin emplatar, sin aromas coadyudantes.

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