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viernes, 14 de junio de 2024

SEGUNDA PARTE

El capitán Renault fue requerido tres días después por un superior, que le ordenó ponerse a disposición de una comisión de investigación. Un avión lo trasladó a Francia, donde lo recibió y arrestó un militar alemán. Él ya lo sabía, una intuición poderosa. La amistad con Rick quedaba pospuesta ─¿qué habrá sido de él?─ y le darían agua de Vichy, cualquier botella de agua era de Vichy en aquel lugar. Esperó poco tiempo en una prisión militar, creyó que habría un consejo de guerra. Temió una improbable supervivencia en Auschwitz, en cuyos barracones podría desplegar su máscara de cinismo, tan eficaz en Casablanca.

Abrieron la celda por la mañana. Lo hicieron subir a un coche, que recorrió pocos kilómetros. Fue sacado a empujones y apenas tuvo tiempo de sentir el frío de febrero antes de notar la tierra y la escarcha en su rostro golpeado contra el suelo.  Alguien preguntó a gritos, en un francés con acento consonántico, si sabía lo que hacían en España a los traidores.

Sonó un disparo.



Procedencia de la imagen:

https://www.restalje.com/?ggcid=882602


2 comentarios:

  1. Genial continuación. Siempre me ha llamado la atención el después, el "vivieron felices y comieron perdices" queda demasiado simple. Gracias.

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  2. El capitán es todo un personaje. Efectivamente, ¿qué fue de ellos? Es un ejercicio de imaginación con pocas perdices.

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