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lunes, 25 de julio de 2011

CINCO PÁRRAFOS CANTÁBRICOS


He visto mujeres cuya sonrisa disuelve el orbayu.

He cerrado los ojos para que nada perturbase la cadencia del pretérito indefinido, ese tiempo melancólico que niega las haches y apuntala dulcemente lo que ocurrió. Ese tiempo peculiar que esconde y revela, que no dice o que dice lo que ya no es, con recato, como un secreto mal guardado.

Me he detenido a medir el silencio con palabras. Qué inútil pasatiempo, qué delicia. Cómo impedir esa invasión, tanto exceso, esa despaciosa sucesión de praos y de montañas que desafían lo concebible.

Hace frío, el maíz se seca en los hórreos. En un limonero, sus frutos buscan el color que mejor armonice. Más allá de las bahías, alguien vive estos días lentos.

Quién soy, qué hago aquí, cómo entender.

8 comentarios:

  1. Volver de un viaje es también traer emociones, como éstas que nos transmites aquí.
    Es curioso que en mi tierra, que está justo en la otra punta del mapa de nuestro país y además es una isla, el pretérito indefinido se use igual,como tan bien describes.
    Me gusta eso de medir el silencio con palabras.

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  2. Qué hermosa expresión, ¿verdad? Pretérito (que lo es) e indefinido (que lo es más aún).

    Y lo que hacemos las personas es precisamente eso: medir (torpemente) el silencio con palabras.

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  3. Hola!
    Espero que haya ido genial el viaje, la foto es muy bonita y me encanta tu forma de describir la tranquilidad y el acento del norte. Tendrías que haber grabado un corto lento, jejeje. Te dejo unas recomendaciones de pelis por si te interesa: http://contrapicadofilms.blogspot.com/2011/07/recomendaciones-veraniegas.html
    Nos vemos!

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  4. Viaje lento y parsimonioso. Sin horas. Me gusta ir a sitios en los que ya he estado precisamente por eso: porque has dejado de ser el turista que tiene que fichar en todos y cada uno de los hitos turísticos o preciosísimos de cada lugar y puedes pasar de muchos de ellos para detenerte a mirar un limón o saborear unes fabes con almejas.

    Lo del corto lento, se andará. Lo malo son los largos lentos. Uf.

    Respecto al acento, espero que no se me enfaden, porque hay gente muy susceptible al respecto. Y no estoy diciendo que hablen mal, al contrario. En primer lugar porque el idioma es de los hablantes y no de las academias más o menos reales. En segundo lugar porque hay muchos modos de hablar bien el castellano (no tantos de escribirlo). Y el acento es esa peculiaridad lingüística que no hay que perder. He de decir, en honor a la verdad, que el acento siempre va asociado a personas, y casi todas las que conozco con ese acento me gustan y me siento bien con ellas. Así que espero que no me lo tomen a mal, sino al contrario.

    Y me voy corriendo a ver esas recomendaciones...

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  5. La foto es super chula. Sí, hace frío en el norte. Se aproxima agosto, frio al rostro. qué decir de los pasatiempos que propones? El silencio, las palabras silenciosas, a vexes son los mejores pasatiempos. Tumbarte en un prao, cerrar los ojos y esperar que el tiempo pase respirando olor a flores y naturaleza.
    No digamos un buen libro. Te propongo: La Lápida tempñaria de Eslava Galán. Otro buen pasatiempo; y cuando se te cansen los ojos de leer, los cierras y te sumerges en pensamientos y olores. De las palabras silenciosas de las que hablo es ésto; un buen libro. Saludos,Atticus.

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  6. A ver, Rachel, que desde que te fuiste al otro lado estabas ausente de esto y has vuelto muy profunda.

    Lo primero, la foto. Lo lamento, pero es sólo una ilustración, y no de este viaje, sino de otro que hice a los mismos lugares (casi) hace un par de años. Es de lago de Enol, junto a Covadonga. Las de este años ni son muchas ni muy buenas (perezoso hasta en eso). Gracias en todo caso.

    Como ya he dicho, fui a cerrar los ojos, incluso me quede dormido bajo la lluvia en Cimadevilla, en Gijón, con el Cantábrico a mis pies. Que el tiempo pase y colonice el alma de sosiego.

    A Eslava Galán lo conozco de otros (estupendos) libros. El tema me pone poco, creo que estoy saturado, pero la competencia de Eslava me merece crédito, así que apunto. Porque cuando leo me pasa eso. A veces cierro la página y me quedo mirando a la nada, embobado, bocabadat, segùn dicen por aquí en la zona mediterránea, y dejo vagar el pensamiento.

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  7. El orbayu, como todo el mundo sabe, es esa lluvia finísima (que en otros lugares lleva el ofensivo nombre de calabobos). Pese a su frecuencia, la gente del norte sale a la calle, y pasea. Por alguna extraña asociación me fijé en la sonrisa de alguna de sus mujeres: hermosa; tanto que a su alrededor se formaba un espacio de luz que casi impedía notar esa lluvia. Había muchas. O será que me gustaron sus sonrisas. O será que necesitaba de ellas.

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