En el post anterior hablaba de lo innecesario, especialmente en el cine. Pensé lo mismo, otro remake que no aporta nada, cuando supe que Coppola estaba rodando una nueva versión de Drácula, el clásico del británico Bram Stoker, que se estrenó en 1992.
Me equivoqué. Aunque es enormemente fiel al libro y la idea sustancial es la misma, aporta una estética, un tratamiento, y un comienzo que las otras no tienen. Ni la primera (Tod Browning y Karl Freund, 1931), en blanco y negro y con Bela Lugosi, ni la segunda (Terence Fisher, 1958), que protagonizó Christopher Lee.
Me gusta especialmente el inicio, que no aparece en el libro, pero que toma de la Historia, pues Vlad Tepes/Drácula fue un defensor de la cristiandad frente al avance del infiel. Esos primeros minutos son desgarradores. Naturalmente, la película también lo es, pues trata de la imposible búsqueda del amor (transida de muerte y soledad) a lo largo de la eternidad.
Me impresiona el desafío a Dios, a dios, contra cuyo hijo arroja la espada.
En absoluto es una película innecesaria.
Eso te iba a decir que esta escena no aparece en la novela. Como te decía antes: es mi lectura actual. Tengo muchas ganas de ver una película que refleje bien la obra de Stoker. Pero eso será cuando acabe el libro. Quién sabe, a lo mejor te hago caso y veo esta versión.
ResponderEliminarGracias por el post.
Que la escena no aparezca en la película carece de importancia. Como todo el mundo debería saber, literatura y cine son dos lenguajes distintos. Y, pese al tópico estúpido, no siempre el libro es mejor. De modo que no me hagas caso si lo que quieres es ver el libro en imágenes.
ResponderEliminarEsta película es muy fiel al libro, salvo esta escena añadida, en mi opinión magistral. Bastante menos fieles son las películas que se rodaron a partir de 1958, siempre con Christopher Lee de protagonista y con un Peter Cushing para quitarse el sombrero; al final se convirtió en una serie en la que no brillaba la calidad. Tengo un excelente recuerdo de la peli en B/N. La veré de nuevo pronto.
Naturalmente, a partir del mito de Drácula se ha escrito mucho y se ha filmado más aún. Hasta la náusea. Casi todo ello es innecesario, banal, y proclive a la estulticia más choni.
Comparto absolutamente lo que dices, Atticus, y totalmente de acuerdo también con lo que escribes en tu comentario en relación al lenguaje utilizado en distintas experiencias artísticas. En esta secuencia concreta creo que la capacidad sugestiva de la música acentúa, hace que vibre todavía con más contundencia la historia narrada y... que permanezca... Creo que tiene la potencia suficiente como para evocar incluso estando con los ojos cerrados dentro de la sala en la que que se proyecte. Lady Aliena, ¡no dudes en verla!
ResponderEliminarLa escena es brutal. Esta noche estaba hablando con una amiga, se la he descrito, y se me han puesto los pelos como escarpias. Lo malo es que no he encontrado un enlace con suficiente calidad y que tuviera toda la escena. No debéis dejar de ver la película, que a nadie le baste un fragmento.
ResponderEliminarPor cierto, la mujer de Drácula es Winona Ryder, y también la muchacha a la que encuentra en Londres. Guapísima. Yo también la buscaría por toda la eternidad.