Hace muchos años yo era un adolescente. Ese día estaba aún en
un apartamento en la playa. Después de cenar di una caminata por el paseo
marítimo. No había prácticamente nadie y casi todos los bares y restaurantes
habían cerrado. Me desasosegó.
Supongo que sucede a menudo: ciclos nuevos, incertidumbre, comienzo de obligaciones…
Hoy he ido a nadar a mi gimnasio. A las 10:30 había una
persona en sus seis calles. Los vestuarios, lo mismo. Al salir siempre me
despido del empleado de recepción, pese a que nunca me responde.
Mi panadero ha vuelto de sus merecidísimas vacaciones y
vuelvo a comer pan de verdad. Mi agradecimiento cada vez que voy no es una
frase hecha.
En Doce hombres sin piedad uno de los personajes pregunta a Henry Fonda (Número 8) por qué es tan obsequioso. “Tal vez porque usted no lo es”. Genial: la cortesía, la amabilidad, es una obligación moral de quien vive en sociedad. No una debilidad cursi, sino un imperativo categórico que facilita la convivencia.
Hace un calor tolerable, me esperan varias lavadoras, plancha
y una buena limpieza a la casa. Y septiembre no me da pereza.
Procedencia de las imágenes:
https://www.alamy.es/31-dia-de-agosto-texto-de-escritura-a-mano-ultimo-dia-en-la-fecha-calendario-31-de-agosto-un-recordatorio-del-ultimo-dia-fecha-limite-concepto-de-negocio-mes-de-verano-da-image554757766.html
https://www.mubis.es/noticias/doce-hombres-sin-piedad-de-sidney-lumet-anunciada-en-blu-ray
Bienvenido, querida amigo. Se ve que llegas con las pilas recargadas del todo. No te enfades mucho por eso que vuelves a descubrir tras tu alejamiento veraniego de la selva que es la ciudad (ja, ja...)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Bueno, he estado yendo y viniendo de casa. Soy de los que no necesita mucho y el calor lo combato como puedo, pero sobrevivo. Vivo en una ciudad de tamaño mediano, pero lo de conducir bien, respetar al vecino y hacer poco ruido no es lo común. Gracias y otro abrazo para ti.
EliminarMañana empieza un nuevo ciclo para algunos. La pena es que se va a acabar la relativa paz de la ciudad. Ahora que vienen las Fiestas, apaga y vámonos.
ResponderEliminarUn beso.
Para muchos desde luego. Espero que en tu nuevo destino estés a gusto. Y dices bien: aquí la fiesta se entiende como ruido, molestia y suciedad. Nada nuevo bajo el sol. Emigraré si puedo. Un beso.
EliminarSer amable y honesto son virtudes que se enseñan desde casa y que se están perdiendo. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderEliminarNada puedo añadir. Hay que aprenderlas y hay que ejercerlas. Besos.
EliminarSe honesto y amable son virtudes que todos deberíamos tener. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias, Citu, tienes toda la razón. La virtud, lo sabemos desde Platón, se aprende con educación y práctica. Es un imperativo de convivencia. No recuerdo si es la primera vez que te pasas por aquí; si es así, bienvenida o bienvenido. Un beso de vuelta.
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarel verano se acaba, sí, la vuelta a las obligaciones ya está ahí, me alegra saber que no te da pereza el regreso (a mí sí, jeje, aunque todavía me quedan días de disfrute).
Y claro..., comprobar que todo sigue mas o menos igual que lo dejaste, que nuestros conciudadanos siguen igual de incivilizados, pues ya se sabe...,así es por desgracia y entiendo que te fastidie, yo creo que es algo que yo ya tengo asumido.
Me llama la atención lo de que al salir de tu gimnasio siempre te despidas del empleado de recepción, por mucho que nunca te responda, eres mejor persona que yo, te cuento que doy varias oportunidades, dos o tres, pero si veo que sigue sin haber respuesta, termino pasando, ni me molesto
En fin, que me alegro que estés de regreso por aquí
Besos
No sé si te conozco o si has escrito por aquí. En todo caso, gracias.
ResponderEliminarLlevo mal lo de la falta de educación. Supongo que todos cometemos errores y tenemos deslices, pero es que hay muchos y a algunas personas parece que les cuesta dinero saludar. Quedémonos con los otros, que los hay.
Hace dos días estaba con mi pareja en el centro comercial. Le dije que, a la hora de pagar, evitaba dos cajas: una de ellas por su aspereza rozando la grosería; la otra por sus comentarios de menosprecio sobre los profesores. Por cierto, topé con un empleado magnífico, de esos a los que deseas que tengan incremento de sueldo, supongo que en su vida no laboral será así. Insisto: los hay, no me quiero poner cascarrabias a tiempo completo.
Y tengo que planchar.
Besos.
¡Hola de nuevo!
EliminarMe conoces, me conoces, al menos virtualmente, no sé si llegaste a sospechar quién era. Ayer estuve comentando con otro ordenador distinto al de siempre y no me di ni cuenta que dejaba mi comentario como anónima, lo acabo de ver ahora (ya sabes que yo siempre vuelvo a por mi respuesta), de hecho me ocurrió en todos los blogs en los que comenté ayer.
Ayyy, a los empleados magníficos deberían premiarles de alguna manera, por supuesto y a los funcionarios magníficos también, y castigar (económicamente) al menos a los ásperos, groseros y que parecen que te están haciendo un favor por atenderte.
Espero que se te diera bien la plancha, jeje
Mas besos.
Pues no, a veces entra gente una vez, deja un comentario y no vuelve a aparecer.
EliminarPues sí, hay que premiar a los buenos. Con gratitud y con otras cosas menos espirituales.
La plancha ha sido importante, pero he ganado el partido, incluso un mantel tendido lo he planchado húmedo y así guardo ya perfecto.
Me sumo a los besos.