Ya estamos en la mitad del proceso de concurso oposición. Nadie todavía ha hablado de voluntad ni de esfuerzo. Sólo dos de responsabilidad. El mensaje está errado (y herrado). El medio es el mensaje. La invención de la ley es la invención de la realidad: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Wittgenstein me inspira. Y Nietzsche: el que acuña los conceptos acuña los valores. Y por lo tanto la cosmovisión.Decía Camus que la verdadera destrucción del lenguaje reside en la consigna. Repitamos pues.
Si te interesa el tema de la perversión del lenguaje, no sé si conocerás el libro de Victor Klemperer, maravilloso, sobre la perversión del alemán en favor de la propaganda nazi. Es un diario suyo de aquella época, donde toca bastante este tema. Se llama algo así como La lengua del tercer imperio, no estoy segura del todo. Te lo recomiendo.
ResponderEliminarLo anoto y lo agradezco. Me interesa. El título es correcto. A ver cuando puedo leerlo porque el verano está siendo todo menos descansado.
ResponderEliminarÚltimamente, el lenguaje me resulta casi siempre perverso: tengo que hablar con alguien en quien creer, en quien confiar. Necesito confianza y sencillez, veracidad.
Los totalitarismos empiezan pervirtiendo el lenguaje. Esto impone una tarea a la filosofía.
ResponderEliminarPara eso de la confianza, aquí un amigo.
El lenguaje no es perverso en sí, lo puede pervertir quien lo utiliza. O sea, es problema de la persona, como muy bien percibes en "tengo que hablar con alguien en quien creer, en quien confiar".
ResponderEliminarSospecho que has recibido palos en este aspecto. Yo, muy duros. Me planteé no volver a creer ni a confiar en nadie. Pero eso no es vida, o por lo menos, la que yo deseo. Hay que arriesgarse, el salto al vacío, creer y confiar. Puede salir bien. O puede volver a salir mal. Pero, c'est la vie. Y están los amigos, como dice CrisC.
¡Ufff!¡Ya te queda menos amigo! Sólo un poquito más y habrá terminado "la tortura", seguro que algún opositor también estará deseando finalizar junto a ti. Saluditos desde la costa (no es para darte envidia,no creas). Soy "yo", se me cuelga el pinchito este y, como esto de las nuevas tecnologías no es lo mio no consigo cambiar el nombrecito....
ResponderEliminarNo creas, Teresa. Palos he recibido en ese sentido, como todos, alguno. Pero me refería a otro tipo del lenguaje, al pedagógico, al político.
ResponderEliminarYo, como tú dices, creo que eso no es vida, que hay que confiar y arriesgarse. A mí me ha ido bien, incluso muy bien, confiar en personas con las que me ha parecido que había "feeling": hablar es terapéutico y necesario. A veces te traicionan, pero lo peor es ese silencio espeso y creciente que se te instala en las entrañas.
Tengo una amiga que ha pasado una larga travesía por el desierto del lenguaje. Hace poco me envió un e-mail diciéndome que había recuperado la palabra. Qué gran noticia.
Pues no me das envidia, a mí lo de la costa como que ni fu ni fa. Son demasiados años viviendo por allí. Pero éste tal vez lo necesite, es demasiado trabajo demasiado seguido y tengo ganas de desenchufar.
ResponderEliminarPero seguro que los opositores están más nerviosos y cansados. No soy tan necio como para creerme un ser sufriente, sólo estoy cansado. Y por la tarde vuelvo a un hotel estupendo, me doy un bañito en la piscina y luego me tomo un par de cervezas mientras ceno donde quiero. No, no me quejo. No debo olvidar que fui opositor y que, además, el sistema era más justo.
Sé quién eres, no te creas. Y tú mereces más que yo el descanso.
He venido directa de la piscina a echarle un vistazo a tu blog, tiene buena pinta, cuando nos liberen de la situación de semi-esclavitud en la que nos tienen lo leeré con detenimiento. Me alegro de haberte encontrado en la blogosfera y en la vida, un abrazo, Montse
ResponderEliminarPues eso, que bienvenida a este antro de malpensantes y peorescribientes. Y gracias por tus palabras y el tiempo. Veré tu blog. Otro abrazo.
ResponderEliminarDe gracias nada, como dicen los de La Oreja de Van gogh "la vida es coleccionar pequeños momentos de felicidad" y esta esta tarde-noche lo hemos pasado bien, hemos añadido unos momentos más a la colección de nuestra vida, así que de gracias nada.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=d3S2JjlGjRw.
Hasta la próxima colección de momentos, Montse
Tengo nick, he encontrado uno que me gusta. Espero que pronto tengas tus merecidas vacaciones y confianza, sencillez y veracidad que anhelas.
ResponderEliminarLeí que te gusta Borges (el de las nueces), confieso que nunca he leido nada de él, creo, pero hare propósito de enmienda, jeje. El domingo pasado hicieron un programa sobre él, una entrevista de los setenta si no recuerdo mal. Nos encontraremos por aquí, saludos.
Hermoso nick, sin duda. Aprovecha el subidón.
ResponderEliminarBorges fue un escritor de nueces y pasas (de las gordas, no de las sultanas), pero no escribió en vano ni tan solo una palabra. Lee a Borges, pero advierto que no se parece más que a sí mismo, es autorreferencial, así que no te aseguro que te guste.
Sigo en el exilio, oyendo perversiones, mendacidades y gilipolleces varias. Pero como bien y la cerveza está fresca: esos hechos son incuestionables, no permiten aproximaciones ontolingüísticas recogidas en ningún real decreto. Cof cof, me da la tos.
mmmm comer bien y cerveza fresca, satisfaciendo instintos primarios eh?
ResponderEliminarEstoy buceando en tu blog, buscando otros mares..
Acabo de leer la entrada "para empezar", antes había leído algunas entradas más recientes.
En general me parece impresionante, no es adulación. Me deja sin palabras. Las mías sobran.
Sí, sí, instintos primarios. Básicos. Porque estos tipos ya me han robado tres semanas de vacaciones. Pero sólo hablamos de comer y beber. Para qué presumir.
ResponderEliminarEs adulación, Terrae, lo sé. Esperas que a mi vuelta te invite a unas birras. Lo haré de todos modos. En todo caso, escribir no tiene mérito: lo difícil es hacerlo bien. Y con los amiguetes está a huevo.
Tus palabras nunca sobran. Neverjamais.