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domingo, 8 de octubre de 2023

BIBLIOTECAS (ALGO MÁS)

Hace poco escuché una entrevista a Antonio Muñoz Molina, a partir de su último y maravilloso libro, No te veré morir, pero no solo habló de él, sino de una serie de cuestiones en estupenda armonía con Laura Fernández. Vi otras entrevistas más bien lamentables, en la que el autor intentaba dar empaque en sus respuestas a una serie de preguntas chorras, tales como «¿El amor todo lo puede?». No insistiré mucho en el autor, al que ya dediqué hace tiempo un post (abajo el enlace).

Me interesó mucho su reivindicación de las bibliotecas públicas. Es bien sabido que nació en Úbeda, en una familia campesina, habla de ello en varias de sus novelas. En su casa apenas había libros, como en las de muchos españoles de la época (mejor no romantizar el pasado). Cuenta que llevó a sus hijos, aún niños, a una biblioteca, a hacerse el carnet, y alucinaban con el hecho de que pudieran llevarse a casa libro gratis.

Efectivamente, no prestamos atención a eso. En mi casa sí había libros, bastantes menos de los que tengo yo ahora en la mía, más de medio siglo después de haber aprendido a leer. Mis padres compraban libros y tebeos, bendito Ibáñez, bendita Enid Blyton, benditos comics del Príncipe Valiente… Luego llegaron Hesse, Hemingway, Neruda y di el salto. La verdad es que apenas vagabundeé por eso que se llama literatura juvenil. Para mí todo fue natural, paso a paso, sin planificar. De hecho, sigo siendo errático en mis lecturas; salvo los imperativos laborales, leo lo que me apetece y cuando el azar o el capricho me indican un título.

Entre todo aquello a lo que he llegado tarde están algunos autores y libros, que he leído de adulto con gran placer: Frankenstein, Drácula, Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo

También debo confesar que algunos clásicos se me han atragantado: 29 páginas del Ulises me miran con reproche desde la estantería. Abandoné El idiota. Moby Dick se me hizo tan largo que hacia la mitad lo devolví a su balda, aunque la traducción era tan cochambrosa que no pude seguir leyendo. Tampoco me he puesto con Proust, ni con los tochos de Thomas Mann.

Ya dije que lo mío no es el orden ni el canon.

En cambio, trasteo mucho por la magnífica biblioteca de la ciudad en que vivo, me llevo muchos libros y hojeo todo lo que puedo. De ese modo he descubierto autores y libros sensacionales. Gratis.  

Debo decir que estuve mucho tiempo sin pisar ninguna biblioteca. Con 18 años comencé a dar clases particulares y con el dinero que me pagaban compraba libros. Acumulé unos cuantos cientos. Luego llegaron las mudanzas, los problemas de espacio y retorné a la biblioteca; también me compré un e-reader, del que hago uso frecuente. Me sigue gustando el papel, ha sido mi educación literaria, pero desde luego no soy un romántico de la celulosa. Soy tan poco romántico que de vez en cuando hago purga en mis estanterías y llevo a la biblioteca alguno, o los ofrezco a amigos y familiares.

Estaba escuchando a Antonio Muñoz Molina y pensé que en esa ola de privatizaciones (escuela, sanidad, pensiones…) aún no ha llegado el turno a las bibliotecas. Lo escribiré en voz baja, no vaya a ser que alguno se le ocurra…

Y a ver si me atrevo con En busca del tiempo perdido. Para el Ulises creo que no estoy preparado.

 

 

https://nomadassquare.blogspot.com/2013/01/antonio-munoz-molina.html

 

 

Procedencia de las imágenes:

https://www.comunidadbaratz.com/blog/algunas-razones-favor-de-la-necesidad-de-las-bibliotecas-publicas/

https://www.casadellibro.com/libro-en-busca-del-tiempo-perdido/9788466360999/12777961?campaignid=16502813214&adgroupid&feeditemid&targetid&matchtype&network=x&device=c&devicemodel&ifmobile%3A%5Bmobile%5D&ifnotmobile%3A%5Bnotmobile%5D=%5Bnotmobile%5D&ifsearch%3A%5Bsearch%5D&ifcontent%3A%5Bdisplay%5D&creative&keyword&placement&target&adposition&gclid=Cj0KCQjwpompBhDZARIsAFD_Fp9f6vjHeKEPNMuKXDttvTd97C_CpU8pNtlmzUJ5gyizbMw9wN6CDNgaAmktEALw_wcB

 

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. ¡Hola Atticus!
    pues sí, no lo digas demasiado alto, no sea que a alguien de los que todo lo privatizan se le encienda la bombilla y lo fastidie, porque tengo claro que las Bibliotecas públicas son un auténtico tesoro que muchas personas (como tú) y familias enteras aprovechan al máximo. Sin ir mas lejos te cuento que ayer (mi biblioteca abre también fines de semana y de vez en cuando me cae alguno) vino una madre superlectora con cuatro hijos de distintas edades, desde el que acaba de empezar a leer, hasta el que ya andaba por el lado de la lectura juvenil (esa que tú te saltaste, jeje) y oye, me tiré con ellos mas de una hora porque me pidió recomendación para todos, magnífico, y charlando con la madre me decía cuanto valora ella la existencia de las biblios públicas, ya que sin ellas sus hijos no podrían leer tanto como lo hacen, ella no podría ni gastarse tanto dinero en libros, ni acumular tantos en casa.
    Los escritores en general suelen reivindicar las bibliotecas, normal, lo contrario sería tirar piedras sobre su propio tejado, no sabía que Muñoz Molina lo había hecho en una entrevista.
    A mí mis padres también me compraban libros desde muy pequeña, luego me hice mi primer carné de biblioteca en la del colegio, pero se me quedó corta, era pequeña y creo que lo leí todo. Y de siempre he sido un auténtico "ratón de biblioteca" (mi madre así me llamaba), tanto para estudiar la carrera como para hacer buen uso del préstamo de libros.
    A mi también me encanta seguir leyendo en papel, y también leo mucho en ebook, por cuestiones de comodidad para el blog sobre todo, pero tampoco me considero romántica de la celulosa, soy de la opinión que el papel y lo electrónico tienen que convivir y complementarse.
    Respecto a lo de leer clásicos..., pues lo hice de jovencita mas por obligación que por devoción, aunque algunos los disfruté mucho, claro, pero ahora sinceramente no me apetecen nada de nada, prefiero ir descubriendo nuevos autores, nuevos estilos y además me he vuelto demasiado complicada a la hora de conseguir engancharme a algo, así que como tú, leo lo que me apetece y lo que considero que puedo conseguir terminar, que no es tarea fácil a estas alturas.
    Besos

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    1. No apreciamos lo que tenemos, ni la sanidad pública, ni la educación pública, ni las playas al alcance de todos, el monte... las bibliotecas. Sí, mejor nos callamos, que uno ha viajado y ha visto la desigualdad que hace imposible que la gente menos pudiente tenga acceso a una buena educación o a una sanidad con garantías. Como soy del sector educativo, sé que que el mejor modo de que la gente se vaya a la educación privada es quitando medios a la pública, haciéndola de mínimos. Un asco.
      Sé también que en algunos países las bibliotecas son de pago. Guardaré silencio, por si acaso.

      Estoy repasando la maravillosa entrevista a Muñoz Molina. Te recomiendo que la escuches entera. Si quieres ir directamente a lo de las bibliotecas, está en el minuto 70. Te gustará. A mí este hombre me parece sabio y sensato. Y escribe como a mí me gustaría. El enlace al final.

      Bueno, lo de los clásicos cuando sea mayor. Más mayor. O en otra vida. En esta llego a lo que puedo.

      Besos.

      https://www.youtube.com/watch?v=voaXVuZbavM



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