Cuando alguien de otro país me pide alguna referencia literaria actual española, le doy siempre el nombre de Antonio Muñoz Molina (del Quijote andamos un poco saturados). Como ya he dicho otras veces, sólo soy un lector, y nada fiel por cierto. Pero AMM es un novelista que nunca me ha defraudado.
No he leído todos sus libros, pero casi. Entre los primeros por cuyas páginas transcurrí están Beltenebros y El invierno en Lisboa, de los que conservo el recuerdo de un ambiente, de un “aire” (no sé describirlo mejor): tengo en el fondo de mi alma literaria el poso de una sensación más que una historia, aunque recuerdo plenamente la del error fatal y no rectificado de Beltenebros. Ya me pareció cuando lo leía que había mucha afinidad de su autor por la causa de la justicia y una gran aversión por todas las variantes del fundamentalismo. Por cierto, dirigió una estupenda versión Pilar Miró basada en éste libro, y también hay otra (olvidable) de El invierno en Lisboa, de José A. Zorrilla.
Creo que después me puse con El jinete polaco, tocho ganador del Planeta, muy denso en su estructura formal, difícil de leer para perezosos. Cuenta una historia, varias, a lo largo de muchos años, que confluyen al final y encuentran unidad en el cuadro que da título al libro. En mi opinión está emparentado con La noche de los tiempos, el último suyo si no estoy mal informado, en el que el protagonista es un hombre que procede del mundo obrero pero que se convierte en importante arquitecto y emparenta con la alta sociedad madrileña; es la metáfora de una España en la que no se podía (¿no se puede?) estar más que sectariamente posicionado. Porque sus personajes me resultan complejos, en perpetuo tránsito del blanco al negro y sus infinitas gamas de grises, humanos (demasiado), miserables y héroes, atrapados en un destino del que quieren salir y lo consiguen sólo a veces, temerosos de decisiones que nunca van a ser las ideales ni las justas porque ni ellos ni el mundo en que viven son perfectos.
También me gusta su finísimo sentido del humor, muy logrado en Los misterios de Madrid y El dueño del secreto, con personajes que aparecen (creo que por primera vez) en El jinete polaco. No sé si incluir aquí su agridulce Ardor guerrero, que entendemos en su tragicomedia los que hemos pasado por el servicio a la patria. AMM juega con los tópicos personajes y arquetipos de su generación, con los que llamaban a los padres por su nombre de pila, con los profesores dogmáticos de uno u otro signo, con los que iban a cambiar el mundo, esos revolucionarios de salón y café que finalmente casaron con fortuna y regentan empresas. La historia reciente de España, claro.
He temblado de espanto con Plenilunio. Nadie, de los autores que he leído, se ha metido en la piel de un asesino para contar sus crímenes como AMM en algunos capítulos de ese importantísimo libro, en el que me toca especialmente el corazón la historia del comisario venido del Norte que traba una relación sentimental con la maestra. Personajes inolvidables. En la película que hizo Imanol Uribe (injustamente tratada, me parece), AMM hace un cameo interpretando al conserje del colegio en el que da clase la maestra.
Las historias entrelazadas de Sefarad me conmovieron, las de los personajes imaginarios, las de los reales, y las que mezclan los unos con los otros. Si me preguntaran quién protagoniza el libro, no sabría decir: un tipo de personas que han perdido en los avatares de la Historia, pero que no se han rendido.
También es rara avis Ventanas de Manhattan, que no es exactamente una novela, ni un libro de viajes, ni un ensayo, pero es todo eso y mucho más. Recomiendo leerlo antes de ir a Nueva York y también después.
No son libros menores Beatus Ille, El viento de la luna, El Robinson urbano, Pura alegría…. Probablemente no son sus obras cumbres, pero es que hablamos de AMM…
Me agrada especialmente el AMM articulista, el que escribía en El País Semanal, el que de vez en cuanto regala un sesudo artículo en el periódico, nada que ver con banalidades bien remuneradas. Sigo su magnífico blog casi diario (“Escrito en un instante”), en el que reflexiona serena y racionalmente sobre política, música, literatura… O cuenta una escena en el metro o en el parque, un trozo de vida, una ocasión para la literatura.
Tráiler de Plenilunio: http://www.youtube.com/watch?v=9AXzW5JfJcA
Página oficial: http://antoniomuñozmolina.es/
No he leído todos sus libros, pero casi. Entre los primeros por cuyas páginas transcurrí están Beltenebros y El invierno en Lisboa, de los que conservo el recuerdo de un ambiente, de un “aire” (no sé describirlo mejor): tengo en el fondo de mi alma literaria el poso de una sensación más que una historia, aunque recuerdo plenamente la del error fatal y no rectificado de Beltenebros. Ya me pareció cuando lo leía que había mucha afinidad de su autor por la causa de la justicia y una gran aversión por todas las variantes del fundamentalismo. Por cierto, dirigió una estupenda versión Pilar Miró basada en éste libro, y también hay otra (olvidable) de El invierno en Lisboa, de José A. Zorrilla.
Creo que después me puse con El jinete polaco, tocho ganador del Planeta, muy denso en su estructura formal, difícil de leer para perezosos. Cuenta una historia, varias, a lo largo de muchos años, que confluyen al final y encuentran unidad en el cuadro que da título al libro. En mi opinión está emparentado con La noche de los tiempos, el último suyo si no estoy mal informado, en el que el protagonista es un hombre que procede del mundo obrero pero que se convierte en importante arquitecto y emparenta con la alta sociedad madrileña; es la metáfora de una España en la que no se podía (¿no se puede?) estar más que sectariamente posicionado. Porque sus personajes me resultan complejos, en perpetuo tránsito del blanco al negro y sus infinitas gamas de grises, humanos (demasiado), miserables y héroes, atrapados en un destino del que quieren salir y lo consiguen sólo a veces, temerosos de decisiones que nunca van a ser las ideales ni las justas porque ni ellos ni el mundo en que viven son perfectos.
También me gusta su finísimo sentido del humor, muy logrado en Los misterios de Madrid y El dueño del secreto, con personajes que aparecen (creo que por primera vez) en El jinete polaco. No sé si incluir aquí su agridulce Ardor guerrero, que entendemos en su tragicomedia los que hemos pasado por el servicio a la patria. AMM juega con los tópicos personajes y arquetipos de su generación, con los que llamaban a los padres por su nombre de pila, con los profesores dogmáticos de uno u otro signo, con los que iban a cambiar el mundo, esos revolucionarios de salón y café que finalmente casaron con fortuna y regentan empresas. La historia reciente de España, claro.
He temblado de espanto con Plenilunio. Nadie, de los autores que he leído, se ha metido en la piel de un asesino para contar sus crímenes como AMM en algunos capítulos de ese importantísimo libro, en el que me toca especialmente el corazón la historia del comisario venido del Norte que traba una relación sentimental con la maestra. Personajes inolvidables. En la película que hizo Imanol Uribe (injustamente tratada, me parece), AMM hace un cameo interpretando al conserje del colegio en el que da clase la maestra.
Las historias entrelazadas de Sefarad me conmovieron, las de los personajes imaginarios, las de los reales, y las que mezclan los unos con los otros. Si me preguntaran quién protagoniza el libro, no sabría decir: un tipo de personas que han perdido en los avatares de la Historia, pero que no se han rendido.
También es rara avis Ventanas de Manhattan, que no es exactamente una novela, ni un libro de viajes, ni un ensayo, pero es todo eso y mucho más. Recomiendo leerlo antes de ir a Nueva York y también después.
No son libros menores Beatus Ille, El viento de la luna, El Robinson urbano, Pura alegría…. Probablemente no son sus obras cumbres, pero es que hablamos de AMM…
Me agrada especialmente el AMM articulista, el que escribía en El País Semanal, el que de vez en cuanto regala un sesudo artículo en el periódico, nada que ver con banalidades bien remuneradas. Sigo su magnífico blog casi diario (“Escrito en un instante”), en el que reflexiona serena y racionalmente sobre política, música, literatura… O cuenta una escena en el metro o en el parque, un trozo de vida, una ocasión para la literatura.
Tráiler de Plenilunio: http://www.youtube.com/watch?v=9AXzW5JfJcA
Página oficial: http://antoniomuñozmolina.es/
No me he leído nada de Muñoz Molina, pero no es la primera referencia que oigo de " Plenilunio"
ResponderEliminarMe hablaron de él, y si no me equivocó es novela detectivesca. Tendré que hacer por leerlo.
Te equivocas. Define "novela detectivesca". Es cierto que hay un policía, y también que debe resolver unos crímenes. Pero yo nunca diría que es eso. Al menos no tuve en ningún momento esa sensación. De todos modos, la buena novela detectivesca es mucho más que la resolución de un enigma (para eso ya están los acertijos lógicos o los sudokus).
EliminarCon Muñoz Molina tienes un filón. Es bueno.
Me encanta Muñoz Molina. Mi favorita es "El jinete polaco". "El otoño en Lisboa", la primera que leí y "Beltenebros", la última. Ahora leo poco, pero lo retomaré. Sigo sus artículos: siempre me parece interesante lo que dice. Y, como persona, imagino que debe ser un encanto.
ResponderEliminarUf. Yo no sabría decir cuál es mi favorita. Desde luego, las tres que citas, pero como ya he dicho, no me decepciona. Me gusta su cuidado por el lenguaje, sus historias complejas pero no alambicadas, sus personajes. Y su honradez: siempre tengo esa sensación con su literatura, la de que es un autor que prepara lo que escribe, que busca la verdad y la buena forma. En sus artículos más aún. Este verano estuve en el Smoke (como ya dije) porque en un libro de Elvira Lindo lo recomendaba, y decía que a Antonio (su santo) le gustaba muchísimo. En muchos de sus libros aparece el jazz; es protagonista en "El invierno en Lisboa".
EliminarY, aunque esto tiene mucho de prejuicio y de primera impresión, tiene cara de buen tipo, de alguien de fiar.
Si le llama "su santo" por algo será. O eso, o es que ella es muy, pero que muy, muy mala (que supongo que no), jejeje :-) No me cabe ninguna duda de que con este post has animado a todo aquel que no haya leído nada suyo a hacerlo. ¡Si fuera AMM, te dejaría un comentario de gratitud gigante!
ResponderEliminarEmpezó a llamarle así en la serie de "Tinto de verano". Yo al principio ni sabía que eran pareja.
EliminarY no sé si he animado a alguien. A AMM se lo suficientemente. Simplemente son palabras de lector agradecido. Y debe estar harto de pelotas que le dicen lo bien que escribe, además de que siempre es improbable que se pase por aquí. Lo que si que recomiendo es que os paséis por su página web.
Darte toda la razón en las definiciones que haces de las películas "Beltenebros" y "El invierno en Lisboa". Sobretodo ésta última merecía un puntapié de AMM al director. No he leído mucho más, creo que de ahí di un salto a "Ventanas de Manhattan".
ResponderEliminarBueno, no tanto, pero insustancial, oscura, sin gancho... sí que era.
Eliminar"Ventanas de Manhattan" volví a leerla tras volver de Nueva York. Con rabia a veces, porque él sabía explicar lo que yo sólo intuía.
Me deslumbró en su momento ‘El invierno en Lisboa’. Me gustó ‘Ardor guerrero’ y consideré que a todo lo que leí después le sobran dos tercios. Sefarad me decepcionó. Hubiera preferido no leer ‘Plenilunio’, pero “Los misterios de Madrid’ me hizo gracia.
ResponderEliminarY las otras…, bueno, no veo razones para seguir leyéndolo pero estoy dispuesto a considerar recomendaciones. No conozco su blog pero sus artículos casi siempre me gustaron. Puede ser un futuro Nobel de Literatura si no se lo pisa Marías.
No sé qué decirte. A mí me pasa casi lo contrario. Me meto entre pecho y espalda sus libros de 600 páginas y me quedo con ganas de más. Me pasó especialmente con "La noche de los tiempos": creo que aún hay más historia de la que el libro cuenta. ¿Por qué te decepcionó "Sefarad"? ¿Por qué hubieras preferido no leer "Plenilunio", por el tema?
EliminarMenos mal que coincidimos en los artículos. Y mira su blog: te gustará.
Lo del Nobel... los caminos de la Academia Sueca son inescrutables.
Marías me gusta muchísimo. Pero no siempre. Su estilo es más reconocible y personal. Pero no puedo con las espaldas negras por tanto tiempo entre fiebre y lanza...
"Sefarad" fue un intento por hacer otro tipo de narrativa, quizás algo cercano a lo que el cine viene haciendo desde el "Prêt-à-porter" y "Vidas cruzadas" (magistrales) de Robert Altman. Y lo vi fallido.
EliminarDe "El jinete polaco" me gustó mucho todo ese torrente de sinceridad acerca de su vida, pero a la novela le sobraba un saco de palabras. En cuanto a "Plenilunio"..., yo tenía en ese momento hija en la edad de las víctimas.
Si no le dan a Juan Goytisolo un Nobel, me da que se lo disputan estos dos. Creo que gana por algún cuerpo Marías (no por su literatura sino por su proyección internacional). Bueno, todo esto es un suponer y un me parece, verborrea de tertulia etilicoontológica.
Qué curioso. A mí lo que me gustó precisamente de "Sefarad" es lo que a ti te parece fallido. Coincido con "Vidas cruzadas", pero no con "Prêt-à-porter", que, creo, extendió innecesariamente la fórmula. Agradable sin más.
EliminarHe leído "El jinete polaco" un par de veces; la primera me costó algo (más o menos hasta la mitad); la segunda lo disfruté párrafo a párrafo (y son un rato largos algunos), pero la relectura fue aún mejor que la lectura. Gustos. Yo no le quitaría nada.
Lo de "Plenilunio" lo entiendo perfectamente. A menudo es un libro sobre el espanto y eso de que una imagen vale más que mil palabras... No se me ocurren imágenes más impactantes que el frío relato del asesino de niñas. Pero insisto en los dos temas "secundarios": el sentimiento de culpa del policía que viene del norte con una mujer que no ha podido resistir tanta presión, y la relación con la maestra, que aún acentúa ese sentimiento de culpa, a la vez que libera una opresión que necesitaba salir. He de decir que, tras ver la película, el actor Miguel Ángel Solá será siempre la cara del comisario que necesita entender todo lo que ocurre sin conseguirlo.
Goytisolo no me pone, lo siento; supongo que te refieres a Juan. Cualquiera de los otros me gusta más. Pero no te preocupes por los premios suecos, ¿el de este año era un tal Moya?
Pues Atticus, hace tiempo intenté estrenarme con este autor y Plenilunio. Mira que lo intenté y lo intenté pero al final lo abandoné. Quizás no era su momento
ResponderEliminarBesos
Bueno, no problem. Hay muchos libros. De Muñoz Molina y de otros. Yo lo intentaría con algún otro título. Hablamos de literatura con mayúsculas. Te digo lo que a Lady Aliena: tienes un filón.
EliminarMagnífico post este que has escrito sobre Antonio Muñoz Molina. Creo que has sabido sacar lo esencial de cada una de sus novelas. Como tú bien dices, a mí también algunas de sus obra me han divertido; otras me han emocionado; en otras, he sentido excesiva densidad. Pero, en general, es un autor al que sigo con mucho agrado, también en sus artículos (estupendo el último sobre John Elliott).
ResponderEliminarUna vez fui a la presentación de un libro suyo. Me pareció un tipo tímido, nada presuntuoso, abrumado por tanta gente que tenía interés en leer sus escritos. Es un tipo con el que tú o yo podríamos pasear por Madrid o por Manhattan y seguro que no nos daba la brasa sobre los libros que ha escrito o los sitios en los que ha estado (por cierto, las Ventanas de Manhattan lo he releído a trozos un montón de veces; me sé de memoria las historias de mucha gente que ahí aparece). También te recomiendo el "Diario del Nautilus", una delicia.
Conozco el "Diario del Nautilus", y algún otro menos conocido como ese cuento largo que es "En ausencia de Blanca". Yo tengo la misma impresión de él que tú: un tipo cercano, que no da demasiada importancia a lo que hace, pero que se toma en serio a sus lectores y no los mira por encima del hombro. Ese artículo que nombras no lo he leído, sorry. Uno no llega a todo.
EliminarPero lo de excesiva densidad... Yo lo dejaría en densidad. Excesiva densidad tiene Hegel y la peli que he visto este finde: "El árbol de la vida"; de dos horas y media le sobran dos.