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domingo, 18 de agosto de 2024

'ESCLAVOS DEL DESEO'

En inglés se titula Transient Desires, es decir, Deseos transitorios, si mi lamentable inglés no yerra. Ignoro las razones de esa traducción/traición, creo que es un error que no refleja el contenido.

Me ha costado leer este libro. Mejor dicho, tenía reservas porque los últimos de la autora no me habían atrapado en absoluto, como si tirase de oficio y poco más, eran banales y prescindibles. Pero me equivocaba: Esclavos del deseo está en la línea de las mejores novelas de Donna Leon, como sus primeras narraciones.

No quiero destripar nada. Va de deseos sí, pero sobre todo es un texto sobre la suciedad humana, sobre la maldad y la codicia. Esa codicia que no repara en que con las personas no todo vale, que somos fines y no medios, como diría Kant.

Allá que va el bueno de Guido Brunetti, un tipo bien asentado en la realidad, pero que lee a Tácito y a otros clásicos y comprueba lo poco que ha cambiado la condición humana. Brunetti quiere el bien, pero sabe que es una delgada lámina, frágil y siempre amenazada. Y aún así persevera, con ese punto de obsesión por la justicia y también por la piedad ante el sufrimiento ajeno.

Recomiendo también alguna escena hogareña, especialmente dos. En una Raffi le habla de un profesor empeñado en que la realidad se ajuste a sus mentirosas creencias sobre el pasado supuestamente glorioso de Italia. En la otra Chiara se queja porque en el instituto no les dejan utilizar el móvil siempre, y dice que eso es tratarlos como esclavos; en este momento hay que dejar de leer, recordar las páginas precedentes y pensar.

También es un libro sobre el amor. No digo más.

 

PD: Leo mi reflexión y me doy cuenta de que no he contado de qué va, como hacen casi todos los que reseñan libros en los blogs. Ya, es que yo no hago reseñas, de manera que leedlo si os apetece. O leed la contraportada, ahí está la sinopsis.


Procedencia de la imagen:

https://www.amazon.es/Esclavos-del-deseo-Biblioteca-Formentor/dp/8432238686

viernes, 9 de agosto de 2024

'ELOGIO DE LAS MANOS'

“Para escribir, mejor o peor, solo hace falta querer hacerlo”
Jesús Carrasco


Elogio de las manos me ha encantado. Ni sabía que Carrasco había escrito un nuevo libro hasta que escuché una entrevista con el, creo recordad que en RNE. Escucharlo fue un placer y leerlo... aún más.

Es el tercer libro suyo que pasa por mis manos. Me falta La tierra que pisamos, que haré mío esta misma mañana si lo tienen en la biblioteca cuando devuelva este.

Comencé por Intemperie, no sé si por azar o si alguien me habló de él. Me pareció soberbio y me extrañó que alguien que escribe tan bien no tuviera más obra publicada. Lo recomiendo vivamente, me pareció una síntesis entre Miguel Delibes y Cormac McCarthy. Es un libro áspero, rural, terrible en su temática. No creo que lo relea por esto último, pero desde luego, como La carretera, de McCarthy, excelente.

También disfruté con Llévame a casa, historia familiar de afectos, desafectos, expectativas, pérdida, crepúsculos... Duro, pero no terrible. Nos reconocemos en la historia.

Y en tres días, aprovechando el intenso calor que nos recluye en casa, he leído Elogio de las manos. ¿Es una novela? No, exactamente no. Dicen que pertenece a la autoficción, no sé cuanto hay de realidad y cuanto de invención. Y, la verdad, no me importa.

Le han dado el Premio  Biblioteca Breve, que cuenta entre los agasajados con enormes títulos y otros que no tanto, incluso algunos sonrojantes. Pero este lo merece, claro que sí. La historia, si se puede llamar así, es la de la familia del autor, a la que prestan una casa en el sur que será derribada pronto, para que hagan uso de ella a la espera de su demolición. Pero pasan diez años y ellos van habitándola, cambiando, sus hijas van creciendo y los mayores envejeciendo, conocen a gente del pueblo... Y trabajan en ella, trabajan manualmente, hacen lo que saben y lo que no. Y esta es la historia, ese elogio del trabajo manual, del admirable trabajo bien hecho de quien sabe su oficio y lo ejerce.

Carrasco nos habla de su padre, ese maestro que indujo a sus hijos a utilizar las manos, de Bones y su caballo Pérez, de su cuñado, de Anaïs... Y, de paso, cuenta historias de generosidad como la de Mayoyi y la convivencia con los animales, algo más que mascotas.

No sé explicarlo mejor. A mí Carrasco me interesa escriba lo que escriba, siento que lo hace para mí, me identifico con el grueso de su narración y con sus digresiones, de modo que este modesto bloguero lo recomienda vivamente, porque, como dice el autor en este libro, me gusta “leer sin notar asperezas”.

 


Procedencia de la imagen:

https://www.casadellibro.com/libro-elogio-de-las-manos/9788432243318/15859986



domingo, 4 de agosto de 2024

CONCLUSIONES DEL MES QUE HA TERMINADO

Aprovechando el verano, pongo orden, reviso y tiro. Encuentro entre papeles viejos un escrito que debe ser de un claustro. Antiquísimo, a juzgar por lo amarillo del papel, aunque no indica fecha; está en una hoja arrancada a una agenda (¿escolar?) y su encabezamiento (de imprenta) dice esto: Conclusiones del mes que ha terminado. Debió ser un mal día y seguramente un mal año. Transcribo lo que escribí allí:

Conclusiones, dicen. Lo que quiero concluir es esto. De una vez. Para siempre. En este primer claustro, tan absurdo y vacío, tan hinchado… Ya es lo normal, lo previsible: otra vez tiempo perdido. Bienvenidos, lee el acta, como siempre. Y qué, nadie hace caso. Dios, otra vez los mismos lugares comunes, la cosmética, solo falta que pidan ovación cerrada, qué bien lo hacemos todo, fetén, chachi piruli, vaya. Me he quitado las gafas, así escucho peor y me evado en la niebla de mi miopía. El diagnóstico de todos estos años me dice que no me fíe. Postureo, somos perros viejos, siempre acuden al comodín de la vocación y el voluntarismo, milagros que maquillan. Tras la trinchera solo está el páramo de la ignorancia y el desdén. Demasiada energía para nada, yo creo que busco un centro de gravedad permanente, otra vida, o tal vez ser nómada, ya que quieren obligarme a hablar un lenguaje que me niego a utilizar y que no comprendo. No sé si esos que dicen lo que dicen lo creen o creen que lo creen, tal vez han de hacerlo porque va en el sueldo, supongo que más alto que el mío, la neolengua se remunera bien. Yo tengo poca fe y escasos motivos para aceptar que con poco se puede hacer mucho. Lo importante no importa, la vida está en otra parte, la verdad no era esto. Me gustaría que leyeran a Platón, lo del mito de la caverna, los prisioneros atados de pies y manos. Eso somos, o quieren. Sapere aude. Se acaba el papel.



Procedencia de la imagen:

https://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/edublog/ceipalcaldediegotrujillorodriguez/?page_id=34