Pese a eso, de vez en cuando me acometen problemas de
garganta (la profesión) y también lumbago. Una de las dos bajas laborales que
he tenido (la otra fue un esguince de tobillo) se debió a una lumbalgia aguda
que apenas me permitía moverme de la cama o de un silloncito que inmovilizaba
mi espalda. Hace muchos años de eso y no he vuelto a tener una crisis así,
aunque de cuando en cuando me duele la zona baja de la espalda, como me ha
ocurrido la última semana. He hecho vida más o menos normal, no ha sido nada
grave: puse remedio y alivio con calor, una de esas cremas que yo llamo Logoprofén
(deformación profesional) y algún antiinflamatorio. Estoy casi bien, incluso
hoy he ido pronto a la piscina a nadar (crol, espalda) muy despacito y chorro
de agua en el spa. Muy bien.
Estos días he comprobado que tenemos demasiadas cosas en el
suelo o muy cerca. Ejemplo: hay que poner lavadora y la ropa está en una cesta
sobre el suelo, pido ayuda. Para tender parece que no necesito el auxilio de
nadie, en la terraza hay una mesita sobre la que pongo la ropa y las pinzas,
pero siempre hay alguna que se cae al suelo, también cuando recojo la ropa
seca; ahí decido no pedir ayuda y dejar las pinzas para cuando esté bien del
todo. Lavaplatos: el cesto superior bien, el inferior necesita un ascensor para
que yo no me tenga que doblar; me limito al de arriba. Me traen la compra, la
dejan en la encimera y empiezo a colocar en la nevera: malditos congelados, qué
abajo estáis; y el ticket, que sale volando al suelo. Voy a la ducha: es fácil
y agradable, pero tengo que pedir a alguien que recoja la alfombrilla o dejarla
en el suelo hasta mañana. Podría seguir, menos mal que casi siempre tengo a
alguien cerca que me echa una mano y no me odia demasiado.
También he pensado, debemos pensar, que hay gente para la
cual el dolor o los problemas de movilidad son constantes. Ser pacientes,
empáticos y colaboradores es una obligación moral. Aunque solo sea por egoísmo,
lo que es una pobre razón.
Procedencia de la imagen:
https://www.zaragozadeporte.com/Noticia.asp?id=2986
Vaya, sí que lo siento. Si necesitas ayuda, me lo dices sin problema. Recuerdo cuando me quitaron el carnet y me estuviste llevando a casa desde el insti casi todos los días...
ResponderEliminarEspero que te mejores, un fuerte abrazo.
PD: no te voy a contar mis penas porque seguro que empeoras
PD2: vino, café o agua de la fuente, pendiente. Hay que empezar el curso con fe y como un tiro
Na'. Ya estoy prácticamente bien. Peajes del bipedismo, según dicen Arsuaga y compañía. Peor fue el dentista ayer.
EliminarMe hiciste compañía y así ahorramos combustible. De modo que nada que agradecer.
Quedamos pronto, que hay que empezar el curso con alegría.
Y cuídate. Mucho.
¡Hola!!
ResponderEliminarpues sí, claro, es importante tener empatía con todas las personas que tienen problemas de movilidad, o dolor constante. Sentir dolor de forma continuada debe ser algo horrible. Me alegra que ya estés mejor.
Respecto a todas esas cosas que están abajo y que nos hacen doblar la espalda para llegar a ellas, te lanzo una propuesta que a mi me va bien, en vez de doblar la espada, agacharte haciendo fuerza con las piernas, como si hicieras sentadillas, así la espalda no se fuerza
Un beso!
Mucha, los que tenemos salud lo olvidamos a veces. Me he acordado de lo que le costaba a mi madre entrar en coche. Ya estoy bien, gracias, aunque evito hacer cosas raras. De hecho, he ido al gimnasio un par de veces y solo nadar suave y spa, que es francamente agradable.
EliminarEsa propuesta la practico, a veces parezco una embarazada, pero efectivamente, es una buena idea.
Un beso también para ti y gracias.